15

431 60 38
                                    

El ambiente se sentía pesado. Los Kamado estaban preocupados por la reacción del lanzallamas, eran conscientes de lo que podría ocurrir si Kyojuro se enojaba, lo habían presenciado días atrás.

Rui y su familia no planeaban echarse atrás, ni siquiera ante la atemorizante mirada del lanzallamas. Tal era su desesperación por obtener la aprobación de Muzan que no les importaba resultar gravemente heridos.

—No intervengas, Rengoku. Tu lugar está en el más allá.

—Como puedes ver, no estoy muerto. Por lo tanto, mi lugar siempre será al lado de Tanjiro, y lo protegeré siempre.—les gruñó, haciéndoles retroceder.

Kyojuro estaba decidido a atacar a Rui por haber lastimado a Tanjiro en su ausencia, la ira le estaba encegueciendo, dejando lugar a su lado bestial. Antes de que pudiese siquiera atacar, algo, o más bien alguien le lanzó lejos con un potente golpe. Ninguno había visto llegar a Akaza.

—¡Él es mi presa!—le gritó con enojo a los otros dragones. Se le veía exhausto y con severas heridas por su enfrentamiento reciente. Sus ojos coloridos estaban bañados de éxtasis. —No puedo creer que sigas vivo, pero hay que aprovechar eso. ¡Luchemos para siempre, Kyojuro!

—Creí haberte dicho que no. Será mejor que desistas.

—Pero eres especial, y muy fuerte. Eso me gusta.

—No me interesa en lo absoluto. Ahora, muévete.

—Oblígame.

El dragón de ónix reía como desquiciado, todo indicaba que los castigos de Muzan habían terminado por quebrarlo. No parecía reaccionar ante las heridas abiertas y sangrantes que le habían ocasionado antes.

Giyu apareció al lado de los Kamado en cuestión de segundos. Se mostraba ligeramente consternado cuando llegó. Después de todo, Akaza enloqueció durante su pelea y les abandonó para seguir a Kyojuro. —¿Están bien?

—Tomioka, me alegra verte de nuevo.

—No es momento para esto, pero lo mismo digo.—respondió con simpleza el dragón de agua. Veía fijamente a Rui, quien se mostraba exasperado. —¿Los lastimaste?

—¿Y qué si lo hice? Se merecen cualquier tipo de sufrimiento.

Giyu no respondió con palabras, en su lugar, atacó velozmente al dragón de sangre, noqueandolo en un instante. Su familia le veía con terror, por lo que huyeron despavoridos, ignorando a un inconsciente Rui.

—Tienen que irse de aquí, no deben involucrarse en esta pelea.

—Pero queremos hacer algo.—debatió el Kamado mayor.

—Entonces aléjense de todo esto. No deben salir lastimados. —el dragón de agua desvió su mirada taciturna en dirección a Kyojuro luchando contra Akaza. Era consciente del daño que Kyojuro presentaba, sus heridas no habían sanado, pero aún así luchaba con todas sus fuerzas. Su espíritu de camaradería se encendió, debía ayudar a su amigo. —Salgan de aquí, sus amigos les esperan en el límite del bosque, ahí estarán a salvo.

Los Kamado vieron cómo Giyu volaba en dirección a Akaza y rasguñaba parte de su espalda para llamar su atención. El dragón de ónix le vio con rabia al ver que intentaba involucrarse en su lucha contra el lanzallamas.

—Debo ayudarlos.

—Espera, hermano, tenemos que reunirnos con nuestros amigos.

—No pienso abandonar a Kyojuro. Si lo hago de nuevo, nunca me lo perdonaré.—sus ojos se cargaron con una desesperación apremiante. Sabía que su novio y Giyu les hacían tiempo para que pudiesen irse, pero no sentía correcto huir, quería luchar por sus ideales, quería vengar a sus padres —Nezuko, hay tantas cosas que quiero hacer pero tengo miedo, miedo de no ser lo suficientemente fuerte como para luchar por lo que quiero.

Up in Flames -KyoTan-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora