Capítulo 2: Fallen Mighty

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Harry estaba sentado con Ginny en la sala común de Gryffindor, frente a la enorme chimenea, que tenía un fuego rugiente dentro. Draco había bajado a Hogsmeade en una misión secreta, para conseguir una mesa para dos en Fantastic Fondue, el restaurante más nuevo del pueblo mágico, para una cena romántica de San Valentín con Ginny. Mientras Harry repasaba sus deberes de Encantamientos y Ginny su redacción de Transfiguración, su mente empezaba a desviarse lentamente hacia los pensamientos de cierto maestro de Pociones y de cómo lo había utilizado como plantilla para pajearse desde que había empezado el curso, cuando de repente, Ron entró por el agujero del retrato como un murciélago del infierno, con una mirada de asombro.

-¿Ron?- Preguntó Ginny, viendo como su hermano entraba volando en medio de ellos, y casi se tiraba en el sofá al lado de Harry.

-Hasta luego, Gin-, dijo Ron rápidamente, volviéndose para mirar a su mejor amigo. -Amigo, necesito tu ayuda-, dijo, y Harry, a regañadientes, dejó a un lado su ejemplar de El libro estándar de los hechizos - Grado 5, de Miranda Goshawk, y miró a Ron.

-¿Qué es?- preguntó, cruzando los brazos, e intentando ignorar la sonrisa de satisfacción que Ginny le dedicaba desde su ejemplar de Transfiguración Intermedia, que había heredado de Fred y cuando había decidido dejar Hogwarts, ya que Ron había conseguido el ejemplar de George.

-Es Mione-, dijo Ron, y los ojos de Ginny se levantaron inmediatamente.

-¡Por favor, dime que no has tenido otra pelea por las Runas Antiguas!- dijo ella, su libro de texto cayendo de su regazo mientras se lanzaba a ponerse en pie. -Sé muy bien que te gusta usar esa clase como una siesta glorificada, Ronald Weasley, pero significa mucho para Hermione, y otra pelea podría ser nefasta...-

-No, Gin, te juro que no fue así-, dijo Ron rápidamente, lanzando una mirada a Harry mientras su mejor amigo se reía de sus payasadas. -¡No es gracioso! La dejé en la biblioteca revisando su copia del Silabario de Spellman, y todo parecía estar bien...-

-Bueno, ¿entonces cuál es el problema?- preguntó Harry, extendiendo las manos y mirando fijamente a Ron. -No puedo ayudarte si no nos das un poco de información, amigo-.

-No es un problema extremo-, murmuró Ron, raspando con su zapato el suelo alfombrado de la sala común.

-Bueno-, dijo Ginny, resoplando ligeramente mientras se volvía a sentar en la silla que había estado ocupando, -deberías habérnoslo dicho antes de entrar aquí como una manada de hipogrifos-. Siguió hablando para sí misma, tomando su libro de texto y escaneando una sección que probablemente resultaría beneficiosa para su ensayo.

-Quiero invitar a salir a Mione-, dijo entonces Ron, y los ojos de Harry se abrieron de par en par, mientras Ginny dejaba caer su libro por segunda vez.

-¡¿Qué?!- Preguntó Ginny.

-Perdón por la brusquedad-, dijo Ron, levantando las manos, -pero es verdad. He querido invitarla a salir desde todo lo que pasó con Krum en el Baile de Yule la pasada Navidad, pero no sabía cómo hacerlo...-

-Te das cuenta de qué día es, ¿verdad, amigo?- preguntó Harry.

Ron se desinfló visiblemente entonces. -Sí, el día de San Valentín, lo que significa que será demasiado tarde para conseguir una mesa en Madam Puddifoot's, y eso es exactamente lo que Mione se merece...-

Harry suspiró por un momento, odiando el razonamiento que había detrás de su capacidad para hacerlo, antes de sacar su varita y agitarla entonces, y recordó haber pasado el verano pasado en la Madriguera con Ron y Hermione, y haber reído desde el dormitorio de Ron, en medio de un fuego que probablemente no deberían haber conjurado. -Expecto Patronum-, dijo, y Prongs se hizo notar inmediatamente desde la punta de la varita de Harry, envuelto en su típica luz plateada. -Hola, Prongs-, dijo, y el ciervo se inclinó ante él, mientras Ginny le tendía la mano y lo acariciaba, para deleite del ciervo, y Ron se quedaba sentado, con los ojos muy abiertos. -Por favor, entrega un mensaje a Madam Puddifoot de mi parte-, dijo, y el ciervo se inclinó por segunda vez. -Buenas tardes, señora Puddifoot, soy Harry Potter. Si no es mucha molestia, me gustaría hacer una reserva en nombre de mis dos mejores amigos, Ron Weasley y Hermione Granger, para algún momento de esta tarde, si no le parece mal, y si la cafetería puede acomodarlos. Espero su respuesta-.

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