Capítulo 4: Fallen from my Eyes

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Harry bajó a las mazmorras el lunes siguiente con una cierta ligereza en el paso que no había tenido desde que podía recordar. Puede que Severus no lo viera de la misma manera que a él, pero resolvió quitárselo de la cabeza. Estaba entrenando para la guerra que se avecinaba -(no es que no estuvieran en guerra ahora)- y esa tenía que ser la prioridad principal, con el resto de su educación en un cercano segundo lugar. ¿Y qué si el objeto de sus deseos más íntimos no lo quería? Ya había lidiado con el rechazo antes, y no era la última vez que lo encontraría.

Harry le dedicó a Severus una expresión neutra cuando lo dejaron entrar en el aula de pociones, y se dirigió al lugar habitual donde se impartían las clases. Aquel día no hubo ni un solo desplante ni una sola barra, ya que Harry se había tomado realmente a pecho los consejos de Sirius. Por el contrario, Severus había mantenido su palabra, y había permanecido cortés con Harry. Era como si prefiriera esa actitud suya, que era decididamente distinta a la suya, lo que dolía a Harry, aunque no hizo ningún movimiento para expresarle su opinión, pues ¿de qué serviría, realmente?.

-¿Has preparado tu mente, Potter?-, preguntó el hombre.

Harry se giró entonces, con el rostro en forma de máscara, una técnica que había perfeccionado del maestro de pociones que tenía delante. -Sí, señor-, respondió.

-Prepárate-, afirmó Severus, levantando su varita.

Harry se puso de pie como lo haría un soldado ante el hombre -(con la espalda recta, los pies plantados, las piernas sin tambalearse)- y esperó el hechizo que potencialmente invadiría su mente.

-¡Legilimens!- dijo Severus, y Harry sintió inmediatamente el intento de invasión.

Harry se concentró lo mejor que pudo, recordando una reciente conversación que había tenido con Hermione, sobre imaginar literalmente bloques -(o muros)- en su mente, que tenían la capacidad de rodear los recuerdos que no quería que Severus viera. Por supuesto, ahora que tenía todos esos complejos sentimientos por el hombre, habría preferido que no los viera en absoluto. Plantó los muros alrededor de los recuerdos, encerrándolos como una trampa de acero, y sintió como si Severus se retirara inmediatamente de su mente.

-Potter...-

Harry abrió entonces lentamente los ojos, temiendo que el hombre lo regañara. -¿Señor?-, preguntó, con la voz apenas por encima de un susurro.

-Potter, parece que estas lecciones no son una causa perdida después de todo-.

Los ojos de Harry se abrieron de par en par entonces. -¿Qué es lo que estás diciendo?-.

Severus pareció entonces ligeramente molesto por el hecho de que Harry hubiera omitido dirigirse a él correctamente, pero decidió ignorarlo. -Te has resistido a mi intento de penetrar en tu mente-.

Harry negó con la cabeza. -Yo... no entiendo...-

-No, no lo harías, ¿verdad?-, preguntó el hombre con una mueca, presumiblemente por costumbre, y casi inmediatamente negó con la cabeza. -Me disculpo, Potter. Eso fue grosero-.

Harry asintió con fuerza. -No pasa nada-.

-De todos modos, parece que mi intento de penetración en tu mente no tuvo éxito-.

La mandíbula de Harry cayó entonces, los jadeos se formaron y cayeron de sus labios. -Yo... ¿realmente tuve éxito en resistir tus intentos de penetrar en mi mente?-, preguntó.

-Sí, señor-, dijo Severus.

Harry se encontró sonriendo al hombre. -No hay necesidad de llamarme 'señor', profesor-, dijo, y el hombre que tenía delante supo que estaba bromeando.

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