Capítulo 19: Fall Apart

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Harry refunfuñó en voz baja mientras se estiraba en el sofá de la sala común de Gryffindor, en un intento de ponerse cómodo. Él, Ron, Hermione y Draco acababan de terminar sus exámenes finales, mientras que Ginny estaba terminando su último examen de Encantamientos y debía volver a la sala común en menos de una hora. Draco y Ron jugaban al ajedrez de magos al otro lado de la habitación y Hermione, preocupada por Harry, finalmente lo empujó hacia arriba y empezó a apretarle los músculos de la espalda con paciencia.

-¿Has sabido ya algo de él?- susurró Hermione.

Harry negó con la cabeza y apretó los dientes, para evitar el torrente de lágrimas que parecía atormentarle desde hacía varias semanas. -No-, contestó. Malditas hormonas, pensó por enésima vez desde que su embarazo se había revelado.

-¿Cómo te encuentras?-.

Harry suspiró. -Tieso-, admitió, empujándose por fin hacia arriba. -Es tarde. Será mejor que baje a ver a Remus antes de que se me pase-.

Hermione asintió, sacando una botella de acónito de su escondite secreto en el fondo de su baúl en el dormitorio de las chicas de sexto año, y se la entregó a Harry. -Buena suerte-, le dijo, y le estampó un beso en la mejilla.

Harry se obligó a sonreír. -Gracias-, dijo. Saludó a Ron y a Draco con la mano mientras se ponía en pie, se echaba la mochila al hombro y salía de la sala común. De camino hacia Remus, se encontró con Ginny, que lo abrazó y le dijo que su examen de encantamientos había ido bien, y Harry, a su vez, le dijo que Draco la esperaba en la sala común.

Harry entró en el aula de Defensa Contra las Artes Oscuras unos instantes después, y se introdujo en el despacho interior de Remus, antes de dirigirse a las habitaciones interiores del hombre. Faltaban unas horas para que tuviera lugar la transformación, por lo que Harry encontró a Remus recién duchado y sentado junto a la chimenea. Aunque hacía más de un mes que había entrado la primavera, Remus siempre parecía tener frío justo antes de la transformación, por lo que estaba envuelto en una serie de mantas a la llegada de Harry.

-Oh, Harry-, dijo Remus cariñosamente, -debería haber mencionado...-

Harry parpadeó cuando la puerta se cerró automáticamente tras él. -¿Va todo bien?-

-Oh, sí-, le aseguró Remus, asomando una sonrisa a sus labios. -Es que Sirius aceptó sentarse conmigo esta noche. Pareces agotado, así que creo que el plan es bueno-.

Harry tragó saliva y arrastró los pies. -Él no lo sabe, ¿verdad?-.

Remus negó con la cabeza. -No se lo he dicho, así que no lo creo-.

-Pero sabe que estoy agotado...-

-Acabas de terminar los exámenes de fin de curso, Harry-, dijo Remus. -Y, dado que eres el mejor amigo del mejor alumno de tu curso, es comprensible-.

Harry sonrió satisfecho, invitándose a sentarse frente a Remus, y le entregó la botella de matalobo, y se puso una mano en la barriga. -Bueno, los horarios de estudio de Hermione son asesinos, aunque yo opté por no cursar Adivinación ni Astronomía...-

-Menos mal-, dijo Remus, cogiendo la botella. -No las habrías necesitado, dado que a estas alturas ya tengo una idea clara de lo que se te da bien-.

Harry suspiró y se puso rígido por un momento. -Merlín-, murmuró.

-¿Todo bien?-.

Harry suspiró, hundiéndose más en la silla. -Está dando patadas-, explicó.

Remus soltó una risita. -He oído que hacen eso-, contestó, girando el frasco de pociones una y otra vez entre sus manos. -Tonks y yo estuvimos hablando hace un rato...-

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