Antes del Inicio

Capítulo 7

Personajes utilizados en esta historia no me pertenecen, créditos a sus respectivos creadores.

Cuando aquella pregunta fue formulada, el silencio invadió los labios del lucifer, no solo los suyos, también los de la Diablesa de la vestimenta infantil y del otro par que tras ellos se encontraban, la valquiria retrocedió también, presa del pánico que significaba llamar la atención de esta persona.

—¿Sucede algo Sirzech lucifer? ¿Por qué no contestas a mi pregunta? —indagó, invitándole con su tono a responder, pero claro, qué idea tenían ellos del significado de un Dios cuando el único que portaba ese título era su enemigo.

—Tal vez pienses que Un dios es aquel que vive de los rezos de su gente, que goza con sacrificios y se regocija con las batallas de los ejércitos que pelean en su nombre, que da esperanza a la gente que escribe poemas y canta con fervor sus hazañas y que ruegan por salvación y piedad —Prosiguió ante el silencio presentado, acertando en las suposiciones de cualquiera en esa sala,porque esa era la idea que muchos tenían, de hecho, esa era la vida que muchos con ese título parecían mantener —Tal vez un Dios sea aquel que tiene suficiente poder para doblegar al resto, tal vez quien genere suficiente temor pueda ser considerado un Deidad, y si así es como piensan; están muy equivocados —continuó y luego ese rojo ojo se abrió, pero ya cualquiera que lo viese no podría saber si se trataba de una retina, pues ese lucero brillaba opacando el negro de la pupila que mantenía en el fondo.

—De hecho, ese fue el error que el pueblo de Odín y el territorio Olímpico cometieron —Como un mal chiste, la poca luz que había en el lugar se opacó aún más y el color que su poder desprendía pintó el firmamento de un tono lúgubre que inspiraba terror, exaltando a todos por aquella declaración que se dio y por aparentemente alterar la realidad de ese lugar con su poder—. Y si eso es ser un Dios, están insultando mi título, mi razón de existir y si tienes esa imagen de mí, tú también me ofendes lucifer —aclaró,señalando con ese brillo que se tornó violeta como el firmamento que bañó las tierras que gobierna.

Destructor - capítulo 7.

—¿Por qué todo se puso tan frío Nya? —susurró esa cuestión la mujer que se asomaba detrás del espaldar del divino sujeto, parecía que el ambiente congelaría todo lo que se albergaba en él, claro que jugaban con algo que desconocían y eso mismo era lo que llevó a la perdición a muchos mundos y posiblemente este no sería diferente a ellos.

—¡Creación y destrucción! —una voz se alzó en lo más alejado del extenso fondo—. No hay más títulos que deba llevar un Dios —la respuesta no vino de los labios de alguno de los cuatro que encaraban al extraño, si no de una persona distinta—. El destructor, más que un título, podría ser un nombre —siguió hablando, pronto la figura del antiguo demonio se mostró, uno que en sus facciones podía verse que incluso el paso del tiempo había afectado su longevidad.

—Qué respuesta tan oportuna...—Comentó casi con un tono animado podría decirse —Pareces relacionado con ese término, algo curioso, porque muy pocos deben recordarlo en estos alrededores—Con suave voz habló, 

—Mephisto-sama... —con asombro mencionaron su nombre, nadie supo cuando llegó, pero aún así su voz irrumpió para contestar.

—Hace cuatro mil años, alguien dijo ser la dueña de ese otro título, advirtió al antiguo lucifer del juicio del destructor —Comentó seriamente —No mucho después se habló de la desgracia que acobijó el reino de odín y los territorios del olimpo, pero tanto la dama como su advertencia no volvieron a aparecer en estas tierras —Su voz trataba al mismo tiempo de advertir y al mismo tiempo de buscar respuestas.

—¿Así que labriel también planeaba traerme aquí?, qué molesto —esa inesperada declaración salió de la boca del destructor de forma suave pero perceptible a los oídos de los demonios y luego de eso extendió sus manos hacía las familias y líderes que habían llegado.—Un gusto, líderes, gobernantes de estas tierras, No tengo nombre, pero puedo compartiros mi título, Soy Dios, Dios de la destrucción, espero busquen regocijo en mi presencia y evitad causar mi ira, porque de ser así estarán condenados a sentir el peso de mi poder y a conocer el por qué de mi existencia —sus palabras fueron fuertes, pero no al punto de que siquiera sonase como una amenaza, por eso mismo, para algunos se escucharon como palabras estúpidas, pues la arrogancia es lo que prevalece en los corazones de algunos, sin embargo, para aquellos que sintieron su abrumador poder no lo sentían como tal, sabían cuál era el costo de enfrentarle o insultarle.