CAPITULO 2 SUEÑO HECHO REALIDAD

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_ Eres la única mujer, con la que desearía estar por el resto de mi vida. - fueron las palabras que me doblegaron ante él y las que me hicieron derretirme de amor.

Su actitud caballerosa y amable, rompieron con todas mis barreras, desde hacía mucho tiempo me había prometido a mí misma no enamorarme y no dejar que nadie más dañara mi corazón, ya había tenido suficiente desprecio en mi vida, como para agregar más, pero con él fue imposible no romper mi promesa.

Solo habían pasado unos cuantos meses de estar trabajando en la empresa, cuando él me pidió una cita.

_ No es nada formal. - me dijo, con mirada suplicante. _ solo quiero que nos conozcamos mejor, el tiempo dirá que hacer.

un mes después, me estaba presentando a sus padres, unas personas realmente  encantadoras quienes me recibieron como si fuera una hija para ellos.

_ Nos encantaría que nuestro hijo sentara cabeza contigo. - me confiaron en una ocación, en la que él se retiró un momento y me dejó a solas con ellos, en una visita a su casa. _ eres la mujer que él necesita.

Otro mes más tarde, me estaba proponiendo matrimonio delante de sus padres y de todo el personal de la empresa, era la fiesta de año nuevo que la empresa ofrecía a sus empleados. En ese momento me sentí la mujer más afortunada del mundo, ni siquiera podía creer que me estuviera sucediendo a mí, sin embargo, ahí tenía a Mónica a mi lado recordándome que lo bueno también me podía suceder a mí. Lo sentí tan cerca que por primera vez me permití soñar y creer que era yo y era para mí.

_ Te amo y siempre te amare. - me dijo ante la mirada espectante de toda la empresa

Tres meses más tarde, mi sueño se estaba haciendo realidad, no me lo podía creer, pero ahí estaba yo, caminando hacia el altar, del brazo de Valentín, el primo de Roger, con quién habíamos hecho amistad Mónica y yo, él era muy cercano a Roger y sabiendo que no tenía quien me acompañara, ni me entregara, se ofreció y yo se lo agradecí.

_ Prometo amarte y respetarte, todos los días de mi vida, hasta que la muerte nos separe. - fueron sus palabras ese día y yo las creí, porque yo también las dije y también lo creí.

Después de eso, todo fue un cuento de hadas, mi matrimonio, mi vida, mi relación con la familia de él, solo había algo que no me parecía, pero lo deje pasar, porque por fin había encontrado al amor de mi vida y todo lo que hiciera o dejara de hacer por él, valía la pena.

Así que, dije que si, cuando me sugirió dejar mi empleo, después de todo ya no tenía necesidad de trabajar, con él lo tenía todo y cuando decía todo, era todo, con él y a través de él disfruté de cosas que jamás en mi vida soñé que tendría, conocí lugares inimaginables, gente importante, amigos y familiares de mi nueva familia. admito que fueron pacientes conmigo. Tuve que esforzarme y aprender mucho, principalmente de etiqueta, ya no era la huérfana que pasaba desapercibida, ahora estaba en la mira de todos, porque mi nueva familia era importante y se rodeaba de importantes.

Aprendí a administrar mi tiempo, a organizar cenas y fiestas para los socios de mi esposo, incluso tuve que aprender a vestirme correctamente y a maquillarme, mi mundo había dado un giro de ciento ochenta grados y yo me esforzaba por encajar en ese mundo. No me quejo, lo disfruté mucho, quizás demasiado, pronto se me olvidó quien era y de dónde venía.

Cuando menos pensé, ya vivía y respiraba por mi esposo, ya no tenía vida propia, todo se reducía, a que él fuera feliz y estuviera satisfecho, mentiría si dijera que yo no era feliz, lo era complaciéndolo a él, pero es de ley que todo lo que sube tiene que bajar, y yo tuve que bajar.

No me lo esperaba y nunca lo esperé, de verdad, todo parecía estar tan bien, él me amaba, me lo repetía constantemente y me lo demostraba, en todos los sentidos, su familia, todos me querían, incluso había quien decía que me admiraba, entre ellos Valentín, porque yo jamás oculte mi origen, ni el desprecio de mi padre hacia mí, todos sabían de mi pasado, y aunque no sabían quién era él, yo sí.

Hubo un tiempo en el que aún me aferraba a la idea de que él me amaba, de que se daría cuenta de su error al culparme y odiarme por la muerte de mi madre, no esperaba que me pidiera perdón, pero si esperaba una reconciliación, así que cuando pude, lo ubiqué, lo veía a través de las redes sociales. Supe que se había casado de nuevo y que ahora criaba a tres hijos que no eran de él, sino de su esposa, con tristeza llegué a ver la demostración de cariño que les daba, cuando a mí me lo había negado siempre.

Visité su empresa y estuve frente a frente con él, por supuesto que no me reconoció, ¿cómo hacerlo si se deshizo de mi al nada más nacer? Hablé con él lo miré a los ojos y charlamos de varias cosas, incluida su familia. Le pregunté si tenía más hijos aparte de los tres que públicamente reconocía y sin el menor asomo de remordimiento me dijo que no, ellos eran su única familia, en ese momento supe que no lo buscaría más, ni le lloraría más, ese día enterré a mi padre, aunque lo seguiría viendo, era socio del padre de Roger, su empresa era exitosa, aunque no tanto como la de mi suegro, sin embargo, era alguien a quien me encontraría con frecuencia en los círculos en los que ahora me movía.

Ese día lloré como una adolescente, por fortuna tenía a Mónica que no me dejó y a Valentín que, por alguna razón, siempre aparecía cuando más necesitaba de alguien, aún ahora no me explico cómo es que siempre era tan oportuno. No me quejo, él fue uno de mis grandes apoyos, él y Mónica, mi incomparable mejor amiga, más que amiga, mi hermana.

Sin ellos jamás hubiese podido superar lo que se me vino después. Sé que no lo hubiera hecho, y mi vida no sería lo que es hoy.

AMOR TARDÍO/ No.1 De La Serie: AMORESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora