CAPÍTULO 9 A MIRAR HACIA ADELANTE

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Salgo del lugar, mis dos amigos salen a mi lado. Esa tarde cuando salí de mi casa, sabía que no regresaría a ella, mis maletas están en el auto de Valentín, ellos me llevarán al aeropuerto.

Él auto arranca y miro por última vez hacia atrás, ahí queda mi vida y mi corazón, dejo a unas personas maravillosas que me dieron lo que nunca tuve, el amor de un padre y de una madre, dejo a un hombre al que le entregué todo mi amor pensando que era correspondido, lo dejo con quien espero, si sea el amor de su vida, porque ya no es solo ella, ahora está su hijo de por medio, ese hijo que debió ser mío, pero no lo fue.

Siento el abrazo de mi amiga y me vuelvo a ella, cuando él edificio donde se celebraría la fiesta de mi aniversario se pierde de mi vista.

_ Ahora, a mirar hacia adelante. - me dice y me da un fuerte abrazo, y por primera vez en mucho tiempo me dejó abrazar y lloro, lloro como no me lo había permitido desde el día en que lo descubrí con Melisa. Esa mañana ella tuvo el descaro de sentarse frente a mí, después de estar con él ahí mismo, marcharse, y luego regresar para nuestra cita y me miró a los ojos y me habló con cortesía y respeto, como si de verdad me diera mi lugar.

Siempre fue para mí un suplicio el reunirme con ella y tratarla como si no supiera nada, sabiendo que quizás venía de estar con él, y pensando cómo se reirían de mi durante sus citas, "la tonta esposa a la que la amante de su marido le organizaba su fiesta de aniversario"

Fue difícil, pero lo soporté porque, no quise darles el gusto de verme derrotada, al final les demostraría que los tontos habían sido ellos, que se habían engañado a sí mismos y que yo estaría fuera de sus vidas y de su alcance, ahora se tenían el uno al otro, si querían formalizar y formar su propio hogar, que lo hicieran o si querían destruirse uno al otro, también que lo hicieran, yo ya estaba por encima de todo eso, con el corazón destrozado, sí, pero lejos de ellos, donde no pudiera verlos ni saber de ellos, no era la primera vez que me quedaba sin nada, y quizás no fuera la última, pero me volvería a levantar, como siempre lo había hecho.

¿Mi destino? Canadá, y no, no me estaba volviendo loca, y no iba sola, Valentín y Mónica no me dejarían, por supuesto ellos no se quedarían, pero se asegurarían de que yo estuviera bien, antes de regresarse, ambos me habían demostrado lo que eran los verdaderos amigos, Valentín aún a costa de su propio primo, ellos, se llevaban bien, pero él, no aprobaba lo que Roger me había hecho. Incluso Roger ni siquiera sabía hasta donde llegaba nuestra, amistad, tan poco, le interesaba ya mi vida, que no conocía tantos detalles de ella y no es que le ocultara las cosas, era que simplemente ya no se interesaba por mí, no sabía qué hacía, que me gustaba, que me hacía feliz o que me ponía triste. Simplemente se había desentendido de mí.

Y tampoco me estaba aventurando a lo tonto, una empresa rusa estaba contratando mis servicios, Mónica hacía años que trabajan para ellos, después de dejar la empresa del padre de Roger, lo hacía en una de sus muchas sucursales, les había gustado su trabajo, que en realidad era el mío, como les dije antes ella me conseguía ciertos trabajos y no es que me contrataran a mí, la contrataban a ella, ella me pasaba algunos de esos trabajos y yo los hacía en su nombre, por supuesto la empresa la quería a ella, pero rechazó el puesto y me recomendó a mí, lo demás se daría solo, mi trabajo hablaría por mí, Mónica había intentado contar la verdad, pero no se lo permití, no tenía caso, ella era tan talentosa como yo, que la verdad era, que nada cambiaría.

Cuando me dieron a escoger de entre varios destinos, me decidí por Canadá, estaba tan lejos de lo que quería olvidar que me venía bien, además durante esos siete años de matrimonio fallido había aprendido varios idiomas, entre ellos el ruso se me daba bien y me gustaba, así que por el idioma no sería ningún problema. Esa fue una faceta que Roger nunca conoció de mí, quizás por eso pensaba que era una inútil.

No lo era, pero no se lo demostraría a él, lo haría por mí misma, él ya estaba fuera de mi vida y fuera de mi alcance, ahora solo vería por mí, atrás quedaban todos aquellos que alguna vez me habían despreciado, como él y mi padre, solo lo sentía por mis suegros, ellos de verdad me podían, no los culpaba de lo sucedido y nunca lo haría, sería tonto pensar que me escogieran a mí por sobre su hijo, yo era la extraña, podrían prescindir de mí, pero no de él, y aun así, aunque no me habían dicho lo que habían descubierto, siempre me dieron mi lugar y lo confrontaron a él, aun ahora, no podía reprocharles que buscaran a su nieto, era su sangre, era su familia y por el bien del bebé, también tendrían que llevarse bien con su madre.

Por Valentín supe que ellos, aunque sabían que su hijo se había metido con alguien de la oficina, no sabían que era Melisa, a ellos también les contaron la mentira del novio que la embarazó y no vieron extraña la cercanía de su hijo con ella, después de todo, era una dama en apuros, y había trabajado muy de cerca con mi suegro, la conocía y no tenía por qué desconfiar de ella. Además tenían muy bien armado su numerito, porque, de verdad ella parecía tener pareja, yo los había llegado a ver, antes de descubrir que era la amante de mi esposo y por su comportamiento no dejaban lugar a dudas de que tenían una relación, lo que me lleva a pensar, o engañaba a Roger, o era una excelente actriz que hacía creer a todo el mundo que estaba realmente con ese hombre.

Pero ya no importaba, yo ahora me dirigía hacia mi nueva vida, la cual se vislumbraba solitaria y vacía. Igual que como había estado la mayor parte de mi triste existencia, sin embargo, había algo que me motivaba, mi trabajo, tenía grandes espectativas y sabía que estaba capacitada, al menos en algo podía triunfar y lo haría.

AMOR TARDÍO/ No.1 De La Serie: AMORESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora