CAPITULO 10 ME DEDIQUÉ A PERDERTE Parte I

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Roger
Estoy llegando a casa, de mis padres, es de madrugada, quisiera no haber llegado tan tarde, porque sé que ellos me estarán esperando, como lo hacen cada año en esta fecha.

Sí, hoy estaríamos celebrando nuestro décimo primer aniversario de matrimonio Marcela, mi ex esposa y yo, claro, si yo no hubiese actuado tan estúpidamente, pero en lugar de amar y apreciar a mi hermosa esposa, me dediqué a perderla.

Jamás en mi vida me he arrepentido de algo, tanto como lo hago de haberla dejado ir aquella noche.

En ese momento y conociendo mi temperamento, debí haber estado furioso con ella por haberme expuesto de aquella forma y haber descubierto mis miserias públicamente, y alegrarme de que, por fin me dejara el camino libre, pero lo único que en realidad quería era salir tras ella, traerla de nuevo y pedirle una oportunidad, pero en lugar de eso me quedé paralizado, viendo cómo se marchaba y a la vez viendo como mi amante se ponía mal porque nuestro bebé estaba a punto de nacer.

Y aunque ya lo sabía, en ese momento fue la confirmación de lo que mi estúpido corazón sentía y quería, la amaba, la noche anterior, cuando hicimos el amor después de tanto tiempo de no hacerlo, supe que no amaría a nadie, más que a ella y que no quería estar con nadie, más que con ella, ilusamente pensé que esa noche, en esa fiesta, sería especial y que sería el comienzo de una nueva relación y de una nueva vida, me había portado tan mal con ella, pero quería remediarlo, quería que nos olvidáramos del pasado y que empezáramos de nuevo, sin embargo, el escuchar todo lo que estaba saliendo de su boca y pensar que no era más que la pura verdad, me dejó paralizado, sabía que la había perdido y que no había marcha atrás, y verla partir y ver a Melisa a punto de dar a luz a mi hijo, me confirmó lo que verdaderamente sentía y quería y no era a esa mujer que estaba siendo auxiliada por los demás, ni era mi hijo que estaba a punto de llegar a este mundo, ese hijo que tantas veces le había echado en cara a ella que no me daba, y ahora que lo tenía ahí, a la mano, no me provocaba ningún sentimiento más que desesperación, desesperación, porque ella se me iba y nada de lo que quedaba ahí me satisfacía, no era a ellos a quienes quería, era a mi esposa, aquella a la que le juré amor eterno, <<amarla y respetarla hasta que la muerte nos separe>> había dicho el día de nuestra boda y nada de eso había cumplido, y aún ahora pagaba las consecuencias. No podía soportar ese día si no me perdía de borracho. Y no regresaba a casa, solo por no escuchar los gritos y reproches de Melisa. En cambio llegaba a la casa de mis padres que se habían enojado conmigo cuando todo sucedió, incluso dejaron de hablarme por un tiempo, pero eran mi familia y no podían estar enojados toda la vida, así que hicimos las paces, no sin antes prometerme que aunque ella me perdonara y quisiera regresar conmigo no iba a tener su aprobación, <<me había portado como un cerdo con ella>> esas fueron las palabras de mis padres y me dolieron tanto, pero tenían razón, sin embargo, prometieron también, nunca dejarme y lo estaban cumpliendo al recibirme año tras año en esas condiciones, sufriendo junto conmigo.

Hacía cuatro años había empezado a pagar y lo seguía haciendo hasta hoy.

Ese día mi vida se derrumbó, mientras mi corazón gritaba por ella, había tenido que salir rumbo al hospital, porque mi hijo estaba llegando a este mundo y lo lamenté tanto, no por él, que no tenía la culpa de nada, sino por mis decisiones, por Melisa que se metió en mi vida y yo fui tan tonto de caer a sus pies, y de que servía, si ahora lo único que me provocaba era resentimiento.

Resentimiento que hasta la fecha persiste. Por supuesto ella y mi hijo viven en mi casa, mis padres adoran a su nieto, ¿y a ella? apenas la toleran, yo estoy convertido en una sombra de lo que fui con mi esposa. Hasta que la perdí, fue que me di cuenta de cuanto la amaba, cuanto la necesitaba y cuán infeliz era sin ella, hasta ahora me daba cuenta de que ella era mi luz, ella era mi felicidad y que aún si no hubiésemos tenido un hijo, no hubiera importado, porque podría haber vivido sin uno, mientras la tuviera a ella, lo sabía porque, aunque amaba a mi hijo yo seguía vacío y nada me llenaba.

Ahora me daba cuenta de que era ella quien le daba sentido a mi vida, que aún en mi vida profesional, había sido ella quien me impulsara para llegar hasta donde había llegado.

Antes de ella, me conformaba con ser la sombra, al lado de mi padre, él manejaba la empresa y yo solo sobrevivía a su lado, pero cuando ella llegó, dándome su energía, depositando su confianza en mí, animándome a tomar las riendas, que desde hacía tanto tiempo mi padre me insistía en tomar, fue que despegué y mi padre me dejó a cargo. Su confianza y su apoyo me hicieron fuerte, y aunque estuvo poco tiempo en la empresa, porque yo le pedí que renunciara, porque era mi esposa y la quería solo para mí, aún desde la casa ella era mi apoyo y mi fortaleza, no sé, en qué momento, es que todo cambió, quizás fue, porque empecé a ver todo su apoyo y esfuerzo como algo natural, algo que tenía que hacer como parte de su rol de esposa, es ahora que sé, que no debió de ser así, y es hasta ahora que sé, que no debí dar nada por sentado y que todo lo que ella hacia era por amor, no por obligación, y lo entendí a la mala, porque aunque no me casé con Melisa, está viviendo en mi casa, por el bien de mi hijo y ya no trabaja para la empresa, vive a costa mío y veo la enorme diferencia que hay entre una y otra. Melisa solo vive para sí, es incapaz de hacer algo por la casa, incluso por su propio hijo, me he visto en la necesidad de contratar a una niñera para que se haga cargo de él, ella ni siquiera es capaz de cocinar, mucho menos de mover un dedo, aunque fuera para recoger lo que ella misma tira, <<para eso tenemos empleadas>> dice con descaro. Juro de verdad, que si no fuera porque mi hijo necesita una madre, desde hacía mucho, la hubiera echando fuera.


NOTA:
Hola mis queridos lectores@ agradezco que hayan llegado hasta aquí. El siguiente capítulo es el último de esta historia y luego el epílogo.

Aquí mismo les estaré informando de la siguiente, que es la continuación de esta, espero que también me acompañen. Bendiciones.

AMOR TARDÍO/ No.1 De La Serie: AMORESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora