MARCELA
Me quedo paralizada y aterrada, mirando como mi pequeña de tres años tropieza y da de lleno contra el piso, no mete las manos y su pequeño rostro recibe el golpe. Estoy a punto de lanzarme en su ayuda, pero me detengo, no es necesario.Veo como de la nada aparece mi esposo y ya está a su lado, ayudándola a ponerse de pie, con ternura le habla y limpia su rostro con rastros de tierra y césped, ella hace pucheros, pero no llora, quizás porque sabe que está en buenas manos y que cerca de él cualquier dolor pronto pasará.
Él la abraza y después de varios segundos la toma en brazos, me mira con amor y complicidad y se dirige hacia mí. Ambos la abrazamos y la consolamos.
Mi vida no podría estar mejor, tengo un trabajo que me encanta, una casa grande con patios y jardines enormes, económicamente nunca pensé estar mejor, tengo un esposo maravilloso, una hija encantadora, él la ama y me ama a mí. Tengo el hogar y la vida que siempre soñé y que toda mujer desearía tener.
Pero no siempre fue así, mi vida no ha sido fácil, empezando porque, al nacer mi madre perdió la vida, era tanto su anhelo por convertirse en madre, que sacrificó su propia vida por darme una oportunidad a mi, oportunidad que mi padre jamás apreció, él la amaba y no estaba de acuerdo en que, con sus antecedentes de cáncer y con la desaprobación de sus médicos, se embarazara, pero ella se sentía bien y decidió aventurarse, lamentablemente las cosas no salieron bien, el cáncer volvió y ella tuvo que escoger entre el medicamento que le salvaría la vida o darmela a mí, y escogió por mí, pero mi padre me odió, jamás me perdonó, nunca llegó a tomarme entre sus brazos, jamás me dijo algo amable, porque no tuvo la oportunidad, no la tuvo, porque al nada más nacer, ya me esperaban quienes me llevarían al hogar para niños huérfanos, jamás me buscó, jamás se interesó, no quiso saber si estaba bien, si vivía o moría, simplemente se olvidó de mí, de que tenía una hija.
De ahí en adelante, mi vida transcurrió de hogar en hogar o de vuelta al asilo.
Mis primeros padres adoptivos me criaron hasta los cinco años. Era una pareja joven que no podía tener hijos, pero cuando supieron que por fin sus sueños se hacían realidad y esperaban a su primer bebé, fue que las cosas cambiaron para mí.
Me convertí en un accesorio más de su casa, de ser una niña amada y apreciada, me volví invisible para ellos.
Después de que su hija llegó al mundo, todavía me soportaron durante un año más, pero fue aterrador, solo tenía cuatro años.
Durante ese eterno periodo de tiempo, me convertí en un estorbo para ellos, su hija se volvió su mundo, y su prioridad, yo no existía, hasta que optaron por devolverme. ¿Su argumento? Con la llegada de su hija, me había vuelto conflictiva y envidiosa, según ellos y podría atentar contra la integridad de su pequeña.
Después de ellos, desfilaron varias parejas más, unos que solo buscaban beneficiarse del apoyo que el gobierno les daba a través de mí, otros que me utilizaron como pantalla para ocultar su desastroso matrimonio y pensaron que una hija solucionaría sus problemas, sin imaginar que solo los empeoraría, otros que solo buscaban una criada sin paga y sin compromiso, el caso es, que pasé mi niñez y mi juventud luchando por ser reconocida, por ser respetada y más que cualquier cosa, por ser aceptada y amada. Siempre, y por sobre todo, me esmeré en buscar el amor, pero al parecer siempre lo hice, donde no lo había.
Lo único que puedo agradecer, es que no importaba el hogar al que fuera, una de las exigencias era que pudiera asistir a la escuela. Gracias a eso se sentaron las bases para poder después costearme una carrera.
Ahí conocí a Mónica, mi mejor amiga, tan sola y tan carente de amor como yo, así que nos entendimos a la perfección.
Ella, sin una madre, con un padre ausente y una madrastra que no la quería en sus vidas, aun así, alegre, carismática y extrovertida todo lo contrario de mí, que me volví, desconfiada, tímida y muy introvertida, siempre pensando bien, cualquier paso que tuviera que dar, en cambio ella, se lanzaba de cabeza a los retos, sin miedo, generalmente arrastrándome con ella, algo que le agradezco, porque gracias a eso es que me encuentro hoy aquí, aunque también gracias a ello fue que perdí siete largos años de mi vida, pero aun así, hoy no lo lamento.
Sé que nuestras vidas se cruzaron y lo hicieron para bien. Fue por ella que un día llegué a trabajar a la empresa del que después sería mi esposo.
Fue ella, quien empezó a trabajar primero en ese lugar, siempre se le dieron bien las relaciones, su alegría y su carisma, la hacían adaptarse y encajar en donde quiera que se presentara, en cambio a mí, me costaba tanto relacionarme, y por consiguiente encontrar un buen trabajo. Cuando ella logró entrar a esa prestigiosa compañía, yo ya llevaba varios trabajos mediocres, en donde no valoraban mi creatividad y por supuesto no me pagaban bien.
Después de un año de estar ella en su nuevo puesto, surgió una oportunidad, y sin pensarlo me recomendó, lo demás es historia.
Me quedé con el puesto, y también con el jefe, Roger Miranda, o más bien con el hijo del jefe, porque su padre Don Rodrigo Miranda era el verdadero dueño de esa gran compañía, su hijo era un socio minoritario y un trabajador más, con un gran puesto y claro con sus privilegios y ventajas de ser hijo del dueño y por consiguiente futuro heredero de su prestigiosa empresa.
Fue amor a primera vista. Después de haber vivido lo que había vivido, me fue imposible resistirme a sus encantos y a su amabilidad.
Mónica había trabajado lado a lado con él, siempre me hablaba de su profesionalismo, de su amabilidad, de su carácter encantador, de que estaba soltero y disponible, siempre pensé que estaba enamorada de él, pero en cuanto se enteró de que se interesaba por mí, dejó de prestarle atención, <<hombres hay muchos>> repetía constantemente.
Yo no pude hacer nada, porque al igual que ella estaba encandilada por él y ella se hizo tan rápido a un lado que ni siquiera estoy segura de que de verdad le haya gustado alguna vez. Llegué a pensar, que todos sus comentarios y halagos los hacía, para que yo pusiera mi atención en él. Ella siempre busco que yo fuera feliz, y constantemente me buscaba pareja y yo constantemente le decía que no había nacido para ser amada y quizás tampoco para amar, pero ella simplemente se reía y seguía en su afán.
Sin embargo, cuando él llegó a mi vida, todo en mí se revolucionó. Mi mente se trastornó y no fui capaz de ser racional. Me dejé ir de cabeza en esa relación, como si en ello me fuera la vida.
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AMOR TARDÍO/ No.1 De La Serie: AMORES
RomantizmQué sucede cuando eres una chica solitaria, abandonada, sin familia y sin amor y cuando lo consigues, cuando esa persona que te juro amor eterno, que te dio una familia, que te dio estabilidad, que te dio amor, que te dio un hogar, te traiciona, ¿lo...