CAPÍTULO 7 CELEBRACIÓN

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Todo ha salido a la perfección, ningún detalle fuera de orden, estamos ante el micrófono, mis suegros han dado sus hermosas palabras de apoyo y han expresado el gusto que les da, el que su hijo y yo estemos juntos y que hayamos permanecido durante estos siete años, a pesar de los altos y bajos que todo matrimonio enfrenta. No sé porque lo dicen, o más bien si lo sé, ellos conocen de la aventura que mi esposo tiene. Lo supe porque sin querer escuché una conversación entre ellos.

Habíamos sido invitados a cenar a su casa, él se iría desde su trabajo, yo llegaría más tarde, pero como es mi costumbre, llegué más temprano de lo previsto, ellos hablaban, escuché parte de la conversación, estaban muy molestos con él, él les estaba diciendo que ya había terminado, cuando yo sabía que no era verdad, al final no escuché más, salí del lugar, hice tiempo y regresé más tarde fingiendo que todo estaba bien.

Volví de mis pensamientos, escuché que mi suegro daba sus últimas palabras.

_ Espero que pronto tengamos la dicha de que nos den la noticia de un heredero. - dijo sonriendo y pasando su brazo por mis hombros, mi esposo tenía el suyo por mi cintura, también con una amplia sonrisa. Lo sentí tensarse ante las palabras de su padre, sabía cómo terminaría esa noche, como todas las demás, él bebiendo más de la cuenta, esperar a llegar a casa y recriminarme una vez más por no poder darle un hijo. Sabía que ahora no intentaría acercarse a mí, ya no me buscaba y en contadas ocasiones que lo había intentado, yo no sé lo había permitido, cualquier excusa me valía, el hecho era que él ni siquiera insistía. Era lo mejor, mi vida se había convertido en un suplicio, y aunque seguía haciendo todo por él, como si nuestro matrimonio fuera de lo mejor, nuestro trato mutuo ya era nulo y cuando cruzábamos palabra solo era para que él me hiriera, nada le parecía, criticaba la comida que le hacía aunque antes le encantara, que si estaba fría, que si estaba caliente, le faltaba sal, era insípida, que si qué hacía todo el día, cuando nunca me había cuestionado lo que hiciera, incluso empezó a fijarse en lo que gastaba, lo cual era ridículo porque casi no gastan en mí, lo que tenía era porque él me lo compraba, rara vez yo me daba algún gusto y sabía que solo lo hacía por molestar, porque de haber revisado mis cuentas, se hubiese percatado de inmediato, y su contador tampoco se lo había hecho notar porque, en una ocasión, hablando yo con él, sacamos ese tema a la luz, a él le parecía extraño que teniendo tarjetas con límite de crédito tan amplio y una asignación mensual tan elevada, no la aprovechara como lo haría cualquier otra mujer, en esa ocasión le pedí que no lo comentara a Roger, a menos de que él se lo pidiera y por lo que veo nunca lo había hecho.

La noche anterior había sido la excepción a todo este tiempo de desplantes, palabras hirientes y menosprecios.

_ Cariño. - se acercó a mí, estaba en nuestra habitación, había llegado temprano por primera vez en mucho tiempo. _ sé que no hemos estado bien estos últimos tiempos. - me rodeó con sus fuertes brazos y yo no fui capaz de rechazarlo, estaba melancólica deseosa de recibir cualquier señal de afecto simplemente no pude, después de tanto tiempo de rechazo, ademas, no era mi naturaleza tenía la tendencia de recibir cualquier muestra de amor o cariño que se me dieran, por muy pequeña que fuera, o por mucho que momentos antes me hubieran lastimado. _ pero necesito pedirte. - continuó. _ que mañana hagamos un esfuerzo para que todo salga bien.

No dije nada, solo asentí, miré su rostro a través del espejo, parecía preocupado y parecía sincero. Mire a aquél hombre que un día había jurado quererme, él también me miraba con intensidad, ¿con amor? No lo sé, pero a mí me lo pareció y me perdí en su mirada, hicimos el amor como nunca lo habíamos hecho.

Si  por algún momento vacilé y pensé que todo volvería a estar bien, ahora mismo estaba segura de lo que quería y de lo que haría.

Sentía su mano en mi espalda baja, mi piel ardía a su tacto, por un momento me miró después de las palabras de su padre, fue un segundo, solo un segundo, que su mirada se ensombreció, pero de inmediato cambio y vi amor en ella, amor que ya no me era suficiente, porque ya no podía creer en él, ya no podía confiar en que, al llegar a nuestra casa, una vez más se volviera contra mí.

Miré a los presentes, el salón estaba abarrotado, gente importante, socios de mi esposo y de su padre, familiares, empleados de la empresa y la prensa que no podía faltar, y entre todos ellos sobresalían tres personas, Melisa con su vientre abultado, quien, a pesar de estar hermosa con sus ocho meses de embarazo, se veía incómoda, también estaba Valentín, el primo de Roger y mi amigo y a su lado mi querida amiga Mónica, ambos estaban cerca de mí, ella me sonrió y yo tomé valor.

Cuando él presentador tomó el micrófono de las manos de mi suegro, le pedí que me permitiera un momento, tenía unas palabras que decir.

AMOR TARDÍO/ No.1 De La Serie: AMORESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora