CAPÍTULO 1

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"La corona de la verdadera nobleza, es una corona de espinas".

-Thomas Carlyle-

Se considera que la nobleza es un anhelo cumplido para quienes aspiran a vivir como reyes y reinas, mientras que para otros simplemente es un título que te diferencia de aquellos que nacen fuera de las paredes de ese estándar.

Al igual que la mayoría de las niñas, mi anhelo era tener una corona y residir en un palacio junto al príncipe que me desposara.

Después me percaté de que no se puede ser Rey o Reina simplemente por tener una corona y sentar en el trono. Es necesario proteger el bienestar de las personas que confían y viven por ti. Aquella persona que desee tener una corona, debe aguantar su peso con la frente elevada.

Diez años atrás.

-¡Melián!- Recibo la llamada de mi abuela, me escondo intentando controlar mi risa y espero que no me descubra.

-Querida, sería conveniente que nos vayamos o llegaremos tarde- Se oye entretenida.

Observo que mi abuela pasa frente a mí y, a pesar de mi esfuerzo por no hacer ruido para no alarmarla, salgo de mi escondite caminando de puntillas y me acerco con cautela. Cuento hasta tres mentalmente y precisamente cuando estoy preparada para asustarla, mi abuela se dirige hacia mí.

-¡Bu!- Sus ojos se despiertan y su carcajada pronto se hizo presente.

-Abuela, no es justo, yo quería asustarte.- Me cruzé de brazos haciendo notar mi indignación, sus ojos de color azul parecido al mío reflejaban ternura y diversión, se arrodillo para alcanzar mi altura y me rodeó en un abrazo, sin duda se lo devolví.

Mi abuela era la única familia que me quedaba en este mundo, y no conservo recuerdos de mis padres.

-Lo siento querida pero llegaremos tarde, ve a cambiarte y ponte más hermosa de lo que eres, entre más pronto lleguemos más vamos a divertirnos.- Me apresura.

-¿Por qué debemos vestirnos bien hoy?- Mi curiosidad era obvia, pues no era ningún día importante que yo recuerde.

El poblado se encontraba lleno de personas, algunos gritando y riendo, las vías estaban adornadas con banderas y el sol brillaba en el firmamento azul.

-Hoy es el día en que el príncipe Evegolia cumple catorce años, por lo que el Rey tiene la intención de presentarlo ante el reino y la Corte como el sucesor de la Corona.

La celebración tendría lugar en la capital, sin embargo, incluso en las proximidades del reino se festeja la presentación del heredero como monarca en el futuro.

Mi abuela me contó que en su juventud trabajó en Damonrod, que es el nombre del castillo de los Reyes. Derfel es la capital de este reino, un lugar encantador repleto de vida, música y canto. Se rumorea que los mismos Dioses edificaron Neo Drakia para su habitabilidad y posteriormente se transmitió a sus descendientes, atravesando varias generaciones hasta alcanzar la de los reyes Damonrod.

Actualmente, mi abuela tiene la intención de viajar a la capital de Neo Drakia para asistir a la ceremonia, yo nunca antes había ido. Una vez preparados, nos encaminamos hacia los carruajes que llevarán a aquellos que deseen ir a la capital.

-¡Agradezco a los Dioses por permitirme presenciar esto!- Mi abuela contempla el firmamento con júbilo, está muy feliz y desconozco por qué.

-¿Qué hace único que él sea presentado?- Quería entender por qué experimentaba tanta emoción.

- Antes de fallecer, la difunta madre del rey Leivadan anunció a su hijo que su primogénito aportaría grandes cosas al reino. Al nacer el Príncipe, la guerra se detuvo y todos lo percibieron como un buen augurio. Por supuesto, la reina no equivocaba sus pronósticos, por lo que todos están a la espera de que llegue ese día y lo vean con sus propios ojos.

No volvía a preguntar, me concentré en observar las planicies y escenarios de Neo Drakia, entender el mundo desde la perspectiva de la corona debe ser distinto a la manera en que lo percibo yo misma.

Al atardecer, llegamos a la capital, las calles estaban llenas de personas y la plaza estaba adornada con flores y colgantes. La bandera con el escudo de los Damonrod se encontraba en los puestos de comida y en la fuente de piedra que adornaba la plaza comercial.

El sonido de la música del reino se escuchaba mientras las mujeres bailaban con sus atuendos y pañuelos, los niños simulaban ser caballeros y los hombres degustaban bebidas mientras se reían de relatos antiguos, todo estaba repleto de tranquilidad.

-Abuela, vamos a bailar- Le mostraré una sonrisa cómplice y ella respondió igualmente.

Nos acercamos tomadas las manos al centro de la multitud que se había reunido para bailar, la música se intensificaba progresivamente y de un instante a otro, la mayoría estaba bailando mientras las palmas vibraban y las panderetas se movían.

Mi sonrisa y felicidad eran auténticas, me alegraba estar ahí con mi abuela y anhelaba que el tiempo no progresara.

El pueblo danzaba al ritmo de la música y justo en ese instante, la noche se hizo presente. Era el momento de la presentación del Príncipe, por lo que los reyes saldrían en una caravana junto a su hijo. Los fuegos artificiales anunciaron que la caravana había iniciado su viaje desde el castillo Damonrod, y finalizaría en la iglesia donde la corte estaba esperando.

-¡Abuela, ya casi se aproximan!- Tiraba su mano hasta alcanzar un punto que nos facilitara la visión del desfile.

De repente, el ruido de un cañón resonó en el entorno festivo y todo se sumergió en un silencio profundo. Los gritos distantes se volvieron audibles y las personas mostraban temor y desorientación en sus caras. 

No fue hasta que todos oímos el ruido de más disparos, cada vez más próximos uno al otro, que comprendimos lo que estaba sucediendo.

Nos estaban atacando.

Las personas empezaron a correr y mi abuela agarró mi mano para tratar de huir de ese lugar, resultaba casi imposible correr sin chocar debido al tumulto de personas sin control.

-¡Melián, no me sueltes!- La voz de mi abuela me inundó de miedo, agarraba su mano con todas mis fuerzas y corría a su lado tan rápido como podía. Un estruendo seguido de un temblor provocó que el miedo se incrementara.

-¡Damonrod!- Un hombre exclamó señalando el castillo, que estaba envuelta en fuego.

-No voltees- Mi abuela repetía constantemente mientras buscábamos un refugio. - Todo terminará rápidamente- Se repetía a sí misma.

Ese día el reino atravesó un desastre, se perdieron vidas inocentes y los hogares de esos individuos estaban fragmentados. Aquel día, el rey Leivadan falleció y nada volvió a ser igual en Neo Drakia.

O eso creía, hasta que un Rey rebelde asumió el dominio del mundo y ese mismo Rey me convirtió en su Reina. 

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¡Hola!

Esta es la primera historia que tengo la intención de presentar, espero que les agrade y me informen respecto a sus comentarios.

La música incorporada es para que la escuchen cuando nuestro personaje principal llega al reino y experimenten el ambiente que se refleja en la trama.

Espero que disfruten mucho de ello :)

Reina de ReyesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora