CAPÍTULO 13

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A pesar de la poca distancia que había entre nosotros, no me tocó. Podía sentir su respiración en mi cara y por poco nuestras narices rozan, pero no hizo ningún ademán por hacer algo más. Y no sé si eso me disgustó.

Eve carraspeó y tomó una distancia prudente mientras se quitaba sus guantes; sin duda el rojo le queda bien.

-¿A qué te refieres con nuestro nuevo lugar secreto?- Pregunté para romper la tensión que se había creado.

Evegolia me miró y despúes miró a mi alrededor.-Solía venir a esconderme aquí cuando era niño- Una mirada oscura es la que adorna su rostro y mi curiosidad me ganó.

-¿Esconderte?- Siento que no debo preguntar.-¿De quién?- Su mirada estaba perdida, sentía que me estaba mirando pero no estaba aquí.

-De mi padre- Se limitó a decir.

Sentí como un sudor frío me recorrió la espalda cuando dijo eso y me comencé a imaginar las posibilidades por las cuales un niño se escondería de su padre en un lugar como este.

-Lamento haber preguntado, no es asunto mío.- Me disculpé, no sé las razones pero no deben ser buenas para él.

-No me golpeaba si eso piensas.- Respondió a mis disculpas.- Solo no sabía diferenciar entre ser padre y un Rey, quería que fuese como él y que estuviese preparado para todo desde muy pequeño. Mi padre era un buen Rey pero su paternidad no es algo que un niño tan pequeño quisiera disfrutar. Así que cuando se podía difícil, venía a distraerme a este lugar, dentro del castillo pero lejos del trono.

Entonces recordé la predicción que mi abuela me contó el día que Evegolia sería presentado, sobre que él sería el más grande Damonrod del que se tenga conocimiento y presiento que su padre quería lograr eso a toda costa.

-¿Y por qué me lo enseñas? Debe ser muy especial- Me mira como si tuviese dos cabezas.

-Por la misma razón que acabas de decir.- Da unos pasos hacia mí. - Eres especial y eso me llama la atención, no eres como las demás que se están postulando a la corona.

-Tal vez sea porque no soy de familia noble como lo son ellas.- Dije obvia.

-No me refiero a eso, todas ellas han sido preparadas desde el momento en que nacieron con la idea de ser Reina algún día, no tienen una personalidad propia más que la que se les enseña.- Lo miré atenta.- El cómo vestir, como caminar, como hablar, todo. Es como si fuesen muñecas, no tienen vida y solo están para verse bien.

Todas vinieron con una idea, ser la primera consorte y de no ser así entonces tendrán que casarse con alguien noble. Es cierto lo que dice, ninguna piensa más allá que el de servir a la vida de sus familias, así sea siendo infelices en las de ellas. Y de alguna manera estoy igual que ellas, compitiendo por una corona que no quiero y que solo lo hago para ayudar a los míos.

-Para mí tú no eres así.- Fue como si leyera mi mente.- Yo te hice venir aquí .

-No me recuerdes tu mentira porque todavía no te perdono.- Sonrió pero aquella sonrisa no llegó a sus ojos.

-El punto es que ya te había dicho que no quería a una Reina que solo esté para verse bonita, quiero a alguien genuina y si debo pasar el resto de mi vida atado a un matrimonio no deseado, espero que seas tú la escogida.-Mi corazón se aceleró de gran manera. -Así podré burlarme de tus estupideces y entretenerme.- Se fue la magia.

-¿A qué te refieres con eso?- Lo miré mal.

-Tal vez por tus pésimos dotes de bailarina y que eres la peor doncella que hay en el palacio.

-Pues me parece algo estúpido que nos enseñen baile cuando aquí no se puede escuchar música, incluso tu banquete de bienvenida no tiene música.- Dije incrédula.

-No se realizan pero una Reina debe saberlo y desde el ataque, no quiero saber nada de música en este lugar.

-Serás un gran Rey, Eve.- Le dije lo que probablemente no escuchaba a menudo.

Una sonrisa nostálgica fue mi respuesta. Estiró su mano y la mantuvo elevada esperando a que le correspondiera de igual manera.

Cuando nuestras manos se tocaron, sentí una conexión extraña. Él miró nuestras manos unidas con el ceño fruncido y luego sus ojos verdes se posaron en los míos, como si pudiese sentir lo mismo.

-Regina mía, espero poder compartir la maldición de esta corona de espinas contigo.- Dijo en tono de broma.

-Y yo espero poder convertir esas espinas en rosas.- Le seguí el juego.

Ambos sabíamos que no es amor, solo es una pequeña atracción de dos personas que no desean un compromiso pero que se ven obligados por el bien de los suyos, y qué mejor alianza que la que se forma con tus compañeros de guerra, porque eso es lo que somos en estos momentos, dos compañeros que buscan un mismo beneficio y que se brindarán apoyo sin más nada a cambio. Sabía que no me gustaba Eve y yo sabía que no le gustaba a él, pero debíamos apoyarnos por el bien de cada uno.

Estábamos en nuestra burbuja o eso decidí ponerle, el lago bajo la luna que no había notado podía verse antes; estaba creando un ambiente entre ambos que no lograba descifrar, todo estaba bien pero caí en cuenta del tiempo que desaparecimos del banquete y que de seguro lo estaban buscando.

-Debemos volver, deben estar buscándote y yo debo volver al trabajo.- Aclaré mi garganta y alejé mi mano de la suya.

-Está bien- No apartó su mirada de mí.

Emprendimos el camino de regreso al salón de manera silenciosa, solo caminamos sin decir una palabra, yo detrás de él ya que no podemos ir a su par. Eve estaba por abrir la puerta por la cual salimos del Gran salón, cuando de pronto una voz nos interrumpió.

-¡Señorita Melián! ¿Qué hace junto al Rey?- Miss Margot se encontraba detrás de nosotros, completamente furiosa.

Comenzó a caminar hacia mi dando pisadas tan fuertes que sus tacones hacían eco en el pasillo, su mirada denotaba furia y yo sabía que de este castigo no me salvaba.

-Cuando Issy me dijo que te vio irte detrás del Rey no le creí, pero ya lo ha hecho antes aun sabiendo que está prohibido.

¿Qué Issy dijo qué?

-Miss Margot esto tiene una explicación.- Me apresuré en decir, estaba terminando de procesar que Issy nos vió y me acusó.

-Tus excusas sobran, tendrás tu castigo de inmediato.- Tomó mi muñeca y tiró de mi para comenzar a caminar, pero una mano la detuvo.

-Miss Margot...- Evegolia mencionó su nombre pausadamente y eso fue suficiente para que aquella señora, recordara que se encontraba ante el Rey.- Creo que olvidó que yo estoy aquí- Sus ojos parecían dagas, tal y como el día que lo conocí.

El semblante del Rey cruel volvió a aparecer y con ella, hasta la misma muerte tiene miedo.

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¡Hola!

Lamento haber demorado tanto pero tuve muchas cosas de las cuales ocuparme, espero les guste la historia. :)

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⏰ Última actualización: Mar 09, 2023 ⏰

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