Capitulo 25

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El día de la llegada de las delegaciones de Beauxbatons y Durmstrang llegó.

A las 5:50 p.m., ya estaban todos los estudiantes y maestros en el parque de la escuela, viendo hacia el bosque prohibido y el lago negro.

- Ya son casi las 6, ¿Cómo creen que llegaran? ¿En el tren? - preguntó Daphne.

- No lo creo - contestó Hermione.

- Entonces como, ¿En escoba? - preguntó Halley.

- No creo, no desde tan lejos.

- ¿Entonces en traslador? ¿Se aparecerán?

- No, las barreras de Hogwarts no les permitirán aparecerse. Y no recibí una petición para permitirles usar trasladores, así que no sé como vayan a llegar.

Eso era mentira, obviamente Isaac sabía que llegarían en un carruaje gigante con caballos alados y un barco, pero no lo diría.

- ¡Ajá! ¡Si no me equivoco ya viene la delegación de Beauxbatons! - gritó Dumbledore.

- ¿Desde donde? - preguntaron varias personas.

- ¡Por allí! - gritó un alumno mayor mientras apuntaba al bosque prohibido.

Una silueta que se hacía cada vez más grande se acercaba al castillo, volando sobre los árboles del bosque.

- ¡Es un dragón! - gritó un primer año.

- No seas idiota, ¡Es una casa volante! - reprendió otro primer año.

La suposición del niño era más cercana a la realidad, pues todos vieron como la silueta se acercaba más al castillo y la luz que provenía del mismo iluminó a la silueta, dejando ver un carruaje gigante, del tamaño de una casa y de color azul pálido, que se acercaba mientras era tirado por caballos alados del tamaño de elefantes.

Tres filas delanteras de alumnos mayores retrocedieron cuando el carruaje aterrizó a gran velocidad. Un segundo más tarde el carruaje se posó en tierra, rebotando sobre sus ruedas.

La puerta del carruaje se abrió y un chico saltó del carruaje, hizo una inclinación, buscó un momento debajo del carruaje y desplegó una pequeña escalera dorada, después de eso retrocedió un paso. Entonces se dejó ver un zapato grande, de color negro y con un tacón alto, era un zapato del tamaño de un trineo infantil. Al zapato le siguió la mujer mas grande que cualquiera haya de los presentes haya visto.

Dumbledore empezó a aplaudir, seguido por los profesores y los estudiantes.

La mujer sonrió, avanzó hacia Dumbledore y extendió una mano, Dumbledore apenas y tuvo que inclinarse para besarla.

- Mi querida Madame Maxime, bienvenida a Hogwarts.

- Dumbledog, espego que este bien.

- Estupendamente, gracias.

Isaac vió a Dumbledore lidiar con Madame Maxime y diciéndole que entrara al Gran Comedor, para después centrar su mirada en el lago negro.

- ¿No escuchan algo?

- Miren al lago.

Todos lo hicieron, y ahí en el lago parecía que algo se movía, burbujas empezaron a surgir para después dar paso a pequeñas olas que morían al chocar con la orilla del lago, después de eso un remolino apareció en el centro del lago, como si hubieran quitado un tapón gigante.

Del centro del remolino empezó a surgir un asta negra, y luego se vieron unas jarcias.

- ¡Es un mastil! - exclamó Halley.

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