Capítulo 50

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- Zack, tenemos una carta de Ragnok.

- ¿Enserio? Que raro, normalmente nosotros debemos buscarlo, ¿Que dice?

Isaac y Susan disfrutaban de una tarde libre paseando por el bosque prohibido cuando de repente una lechuza apareció frente a ellos y les dejó una carta.

Susan fue quien leyó la dirección y el remitente.

- ¡Aquí dice que están sufriendo un asedio por parte de los mortifagos!

- ¿¡Qué diablos!?

- Si, esta solicitando nuestra ayuda. ¿Qué hacemos?

- Llama a todos, reúne a un grupo de ataque y que vayan a Gringotts, usa el traslador que el nos entregó para ir a visitarlo. Yo me adelantaré.

- ¡Bien!

Susan corrió hacia el castillo, mientras que Isaac se aparecía en su habitación privada y rápidamente se cambiaba a sus túnicas de batalla y tomaba a Selena en sus brazos.

- ~Selena, es hora de pelear, ¿Estás lista?~

- ~¡Lo estoy, Papá!~

- ~ Muy bien, ese es el espíritu. Sujetate fuerte.~

Con un "Pop", Isaac desapareció de su habitación y apareció en medio del Callejón Diagon, cerca de Gringotts y lo que vió lo sorprendió por un segundo.

Cadáveres de mortifagos y duendes tirados por todos lados, sangre, fuego y suciedad estaban dispersos por todo el callejón. Rápidamente corrió hacia el banco, notando que el normalmente pulcro color blanco de la fachada ahora estaba manchado de rojo.

Al entrar al banco, se encontró en medio de una sangrienta batalla.

Los duendes corrían por todo el lugar, usando sus pesadas y enormes armas para matar a los mortifagos, cabezas y miembros amputados llovían por todas partes, aunque eso no decía que estaban ganando, pues los mortifagos atacaban con sus propias maldiciones asesinas u otras de igual efecto letal.

Isaac se unió a la carnicería y comenzó a atacar a los mortifagos, transformando su anillo en una espada, de color negro con morado y lanzandose al ataque.

Corrió y corto cabezas, brazos, piernas, incluso dividió los cuerpos de los mortifagos en dos, nadie escapaba vivo de el filo de su arma.

Pero no sé limito solo a ataques físicos, usó magia sin varita para crear escudos que protegieran a los duendes, el al fin y al cabo era inmortal, se curaría después de unos minutos.

- ¡Isaac! ¡Es bueno verte aquí!

- ¡Ragnok! Vaya perro viejo, ¡Luces tan natural en la batalla!

- ¡Ja! ¡Yo nací para la batalla, mocoso!

- ¡Eso puedo verlo!

Isaac se unió a Ragnok y comenzó a despachar a los mortifagos junto al viejo duende, que se mostraba demasiado feliz cubierto en la sangre de sus enemigos.

Ambos pelearon ferozmente, matando, mutilando, ambos con una sonrisa depredadora.

Una explosión en las puertas del banco llamó su atención, miraron ahí, era un grupo de gente encabezada por Halley.

- ¡Llegó la caballería!

- ¡Jajaja! ¡Se tardaron un buen rato!

- Si, lo siento - se disculpó Halley -, tuvimos problemas con Tori. No quería dejar ir a su esposo mientras ella esta embarazada.

- ¿Enserio?

- Ni te imaginas...

Una maldición penetrante atravesó el pecho de Isaac, enviándolo a estrellarse contra una pared.

Reencarnado en Harry PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora