Harry es un excelente bailarin de pole dance que se muda junto a su mascota a su nueva casa.
Gracias a su preciosa gata conoce a su vecino, un imponente abogado, pero que ya conocia por otras circunstancias, el BDSM.
Louis un abogado reconocido qu...
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Cuando se despertó la mañana del jueves sintió la cama fría a su lado. Estiró el brazo para confírmalo y notoriamente Harry no estaba con él.
Suspiró ante la sensación de vacío que sintió, amaba y odiaba sentirse así, pero ya era algo inevitable en él. El chico de rizos había entrado en su corazón.
Y en todo su ser.
Se levantó de la cama para ir en su búsqueda y al comenzar a bajar las escaleras comenzó a sentir su voz desde la cocina, sonrió ante eso y se dejó llevar por el dulce sonido.
Al llegar se encontró con su madre y su chico haciendo el desayuno mientras reían y charlaban como si se conocieran de toda la vida. Se quedó observándolos unos instantes, mientras veía las caderas de Harry moverse de un lado a otro buscando los ingredientes necesarios para terminar de cocinar.
– Has despertado, Boo. – Dijo su madre cuando giró y lo vio recostado en el marco de la puerta.
– Buenos días. – Dijo, notó su voz más ronca de lo normal, seguía adormilado.
– Buenos días. – Le sonrió Harry al notarlo. Caminó hacía él y lo tomó de la cintura para dejar un pequeño beso en sus labios.
– Buenos días, chiquito. – Le susurró.
Se separaron al escuchar el carraspeo de Jenn que los miraba con una sonrisa en el rostro.
– Vayan a sentarse, yo llevaré esto. – Ambos asintieron y se dirigieron a la mesa.
– No me has despertado.
– Te veías muy tranquilo durmiendo, no quería molestarte.
– No me molestas. – Besó su sien antes de sentarse.
– ¡Provecho! – Dijo Jennifer dejando tres platos con pancakes, tocino y huevo en la mesa.
– Está muy bueno. – Dijo Louis, mientras comía los pancakes.
– Hazz a hecho todo, yo solo charlaba. – Río la mujer.
– Esta muy bueno, amor. – Le susurró haciendo que se sonrojara y susurrara un suave gracias. – ¿Las gemelas ya se han ido al colegio? – Preguntó.
– Si, hace una hora, George al trabajo. Pero los demás siguen durmiendo. Hoy podrían mostrarle a Harry y Niall los bosques. – Aconsejó.
– Esto estaría bien, ¿Quieres ir? – Preguntó mirando a Harry.
– Claro, llevaré la cámara.
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