Harry es un excelente bailarin de pole dance que se muda junto a su mascota a su nueva casa.
Gracias a su preciosa gata conoce a su vecino, un imponente abogado, pero que ya conocia por otras circunstancias, el BDSM.
Louis un abogado reconocido qu...
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– ¿Harry? Por favor atiende, podemos hablarlo, podemos arreglarlo juntos. No tienes que irte así, solo llámame.
– Hazz, soy yo... ¿Por qué decidiste irte así? ¿Podrías decirme si estás bien al menos?
– Harry ya no llevo la cuenta de cuantos mensajes te he dejado, yo solo... por favor te necesito y tu me necesitas. Por favor vuelve.
La última semana había sido sin duda la peor de la vida de Louis. El día que despertó sin Harry a su lado sintió que algo pasaría y no se equivocaba. Corrió por toda su casa, pero Harry no estaba. Al entrar por el jardín trasero a la casa de Harry, en ese momento, en ese momento se rompió su corazón.
Una pequeña nota descansaba sobre la mesa de la sala.
Lou, por favor cuida a Chocolate, cuando pueda volveré por ella. Debo irme, no espero que lo entiendas, pero es algo que necesito hacer. Nunca me atreví a decírtelo porque sabía que nuestra relación se basaba en un contrato, pero quiero que sepas que siempre estuve enamorado de ti. Eres la persona más hermosa que conocí en mi vida, por fuera pero sobre todo por dentro. Y es por eso que no quiero arrastrarte a mis problemas.
Te amo y siempre lo haré, pase lo que pase.
H.
¿Cómo le decía a Harry que él también lo amaba? ¿Cómo le decía que cayó rendido a sus pies desde el primer momento en que lo vio? ¿Cómo le decía que nunca fue un contrato para él?
Al subir a la habitación de Harry con su cuerpo tembloroso no pudo evitar llorar. Toda su ropa estaba desparramada, como si la hubiera sacado desprolijamente, sin siquiera notar que agarraba.
E hizo lo único que pudo hacer en ese momento, se tiró en su cama, mientras olía el aroma de Harry impregnado en sus sabanas y lloró. Lloró hasta quedarse dormido, despertó cuando sintió un peso sobre él.
– Supongo que estás igual que yo. – Le susurró a la gata blanca que ahora dormía en el pecho de Louis.
La última semana se dedicó a caer en un pozo de depresión y angustia. No salía de la cama, no iba a trabar y solamente se levantaba para abrir la puerta al tipo que le traía helado a domicilio.
Zayn y Liam habían ido cada día, pero él los ignoraba. De Niall no tenía noticias, pero sabía que sus amigos habían hablado con él.
– Yo les dije... – Dijo en un susurró mientras enfocaba la vista en el televisor encendido. – No podía enamorarme, porque le daba el poder de hacer esto conmigo.
– Lou... – Zayn tomó asiento junto a él. – Harry estaba pasando por algo, no te ha dejado a tí, el solo necesita espacio.
– Yo podría haberlo ayudado. – Dijo limpiándose las lágrimas.
