Capítulo 5.

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—Y, ¿qué hiciste durante el fin de semana?

—Nada en especial —simplificó queriendo evitar dar muchos detalles—, ¿y tú qué viste?

No sabía la gran plática que aquella simple pregunta desembocaría; contó alrededor de treinta minutos en los que su compañero no hizo más que hablar y hablar sobre lugares, vistas, actividades; hasta el más mínimo detalle de su excursión le había contado. Todo lo había hecho con tal emoción que logró contagiársela. 

Se imaginó todo aquello que el cobalto contaba, se maravilló a sí mismo con las imágenes que su mente producía a base de lo que escuchaba. Le encantaría visitar lugares así y ver todo lo que ahora se imaginaba.

Se perdió tanto en sus pensamientos que no notó el momento en el que su contrario terminó su relato y simplemente lo miró a la espera de una respuesta que comprendiera su gran aventura de fin de semana. O mínimamente una respuesta.

—Todo suena genial. Has visto muchos lugares en tan poco tiempo, ¿no te quedas más de quince minutos en un lugar?

Su pregunta no iba con el afán de ofender, sin embargo así podría parecer y después de lanzarla se regañó mentalmente, dándose una palmada en la frente de manera imaginaria.

Sonic era un alma libre, sin ataduras que le impidieran hacer lo que él quisiera cuando lo quisiera; con un gran corazón hacia sus seres queridos e inclusive hacia los desconocidos; siempre buscaba la manera de ayudar a quien estuviera en peligro o necesitara una mano. 

Le gustaba su personalidad, era agradable y cálida, comprensiva y cariñosa.

—Bueno.. —balbuceó el cobalto y un tenue tono carmín se apoderó de sus facciones—. Quiero recorrer lo más que pueda del mundo, ver cada lugar..

Hacía algunos gestos con sus manos mientras hablaba para intentar darse a entender mejor o tal vez para dejar salir su nerviosismo.

—¿Para qué?

Nunca había pensado en recorrer el mundo de aquella manera, siempre se había visto a sí mismo en la agencia junto con su pareja. Pero ahora que lo imaginaba le encantaba esa idea, ver cada uno de las más recónditos huecos del planeta.. Quería hacerlo sin duda.

—¿Cómo qué para qué? 

—Pues sí, para qué recorres el mundo.

—Oh pues.. Simplemente para conocerlo.

Asintió con la cabeza a modo de respuesta y dirigió su mirada al sendero que sus zapatos pisaban durante el trayecto que el oji-esmeralda había trazado en cuanto se encontraron.

—Por cierto, ¿a dónde vamos?

Volvió sus rubíes al erizo cobalto cuando el susodicho tomó su mano sin siquiera preguntar y acto seguido emprendió la marcha en una carrera, que no había sido pactada en ningún momento, tomando la delantera.

—¡Vamos, Shadow, corre! 

Su risa divertida le hizo sonreír intentando seguirle el paso marcado al él ir un poco más atrás que el cobalto. Sonic soltó su mano y siguió corriendo dejándole algo rezagado.

Sonrió de lado y siguió corriendo detrás de él para darle caza. 

El cobalto al sentirlo cerca tuvo la necesidad de escapar, subiendo por algunas rocas que habían en su camino y rodeando los árboles, pasando por arbustos y rompiendo ramas con las que chocaba; sus risas se escapaban nerviosamente mirando de reojo hacia atrás, su respiración se agitaba y su ritmo cardíaco se aceleraba.

Su perseguidor le seguía ferozmente; él no lo sabía por supuesto, pero el azabache estaba más que preparado para las persecuciones. Evadía la naturaleza con habilidad y ganaba terreno a cada paso que daba; similar a un jaguar que persigue su presa.

Sonic echó un vistazo rápido hacia atrás después de dar la vuelta en una roca y no pudo ver a nadie. Supuso que lo había perdido y sonrió con superioridad al sentir su victoria asegurada. Inesperadamente un empujón proveniente de su costado derecho le hizo tropezar y caer al suelo, rodando varias veces en él. Sin embargo rodó junto con alguien más, quedando él debajo del azabache, que fue el culpable de que hubiera caído al suelo.

—Te atrapé —Zhadow sonrió con burla hacía él.

—Pero.. ¿Cómo?, ¿de dónde saliste?

El azabache se encogió de hombros para no responder su pregunta.

Sonic fijó sus esmeraldas en los orbes del contrario para apreciarlas durante algunos segundos. Sus respiraciones aún estaban agitadas por haber corrido. No podía negar que esas rubíes le tenían preso desde hace mucho tiempo, siempre había deseado tenerlas tan cerca y que ellas sólo lo apreciaran a él.

Sin embargo el azabache al presentir lo que podría terminar pasando, se limitó a dejarse caer a un lado del cobalto para evitarlo, rompiendo el contacto visual que habían mantenido durante un par de minutos.

Inhaló levemente para después sacar el aire a forma de un suspiro, debía tener cuidado con ese tipo de cosas ya que no debía dar el paso por su contraparte. Tenía que respetar eso.

—¿Y a dónde se suponía que íbamos? —terminó por preguntar alejando sus pensamientos por un momento.

—Quería mostrarte un campo que encontré.

—¿Y el campo?

—Más adelante.

—Pues vamos entonces —resolvió levantándose del suelo. Al notar que el cobalto no hacía lo mismo, se giró a verlo—, ¿Sonic? Anda, levántate.

El oji-rubí se acercó y tomó sus manos para levantarlo mientras que su contrario sólo se quejaba de manera infantil.

—Anda —el azabache suspiró alargando la última letra—, levántate.

—¿Y si me cargas?

—¿Por qué?

—Porque sí.

La sonrisa del cobalto, algo tímida y sincera, le hizo rodar los ojos divertido. No tuvo más opción que cumplir la petición del de orbes esmeralda; lo cargó de caballito y se dispuso a caminar.

—¿Hacía dónde? —preguntó.

Sonic estaba impresionado de que Shadow le siguiera el juego siendo él tan "infantil" como era a palabras del mismo azabache. Sentía sus mejillas arder y podía saber que éstas ya estarían rojas gracias a la sangre que había ahora en ellas. 

Apretó sin mucha fuerza las espinas del azabache y se mordió el interior de la mejilla para contener sus gritos de emoción. Gritos que sin duda se escucharían como de adolescente hormonal.

—Hacía allá —señaló en la dirección que debían seguir al tiempo que movía levemente sus piernas como señal de que empezara el recorrido. Como si realmente viajara en un caballo.

—Hacía allá será.

El cobalto no pudo contener sus ansias y se abrazó del cuello del azabache recargando su cabeza en la del contrario. Más le valía disfrutar el momento. En medio de su pequeña fantasía hecha realidad, terminó por tomar una de las orejitas de Shadow y jugar con ella. Rio levemente al ver que el azabache movía su orejita por el contacto.

—¿Qué estás haciendo? —escuchó de pronto la voz de Shadow, con un tono divertido.

—Nada —simplificó suspirando feliz.

—Claro, como digas.

El resto del camino hasta el campo se la pasó siendo cargado por el azabache, jugueteando con sus púas y halando algunas por simple curiosidad. También miró los alrededores y le decía algunas cosas como pequeñas anécdotas que tenía y, que en ocasiones, lograba sacarle una risa a su compañero.

Estaba más que contento, sentía que podía ahogarse en azúcar.

¿Podría alguien morir de felicidad? 

Si era así, seguro que él estaría ya algunos metros bajo tierra.

Don't Touch Me [Shadonic/ZonZadow]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora