Capítulo 13.

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—¿Qué es lo que piensas hacer? —cuestionó el erizo verde con temor viendo como un gran agujero negro crecía justo detrás de ellos.

—Encontré un buen lugar para ti, pero por desgracia no te puedo dejar solo ahí —su pequeña sonrisa sarcástica hizo ver al criminal que iba enserio—. Así que tendré que irme contigo.

—Oh Dios, realmente estás demente.

—Será mejor que no seas tan insoportable como siempre.

Cuando por fin el agujero se hizo demasiado grande y fuerte que incluso algunos puestos de la feria comenzaron a ser succionados, Zonic y Zhadow entrelazaron sus ojos una última vez, intercambiando sus propios sentimientos por medio de aquella mirada que no duró más que unos segundos, pero que ellos sintieron como un eternidad. Sólo habían sido ellos dos por esos pocos instantes hasta que el agujero negro absorbió a su pareja y a ese estúpido erizo. 

La masa negra pronto se cerró y las cosas que con rapidez flotaban a ella cayeron al suelo. El silencio reinó el lugar hasta que el grupo de criminales corrieron en busca de su libertad. Claro que los policías no lo permitirían y la mayoría se puso en marcha para evitar su escape.

No podría haberse opuesto a las ordenes de sus superiores solamente por un capricho suyo. Las cosas no funcionaban así y él lo sabía, por eso mismo el sentimiento de vacío en su pecho era incluso más fuerte. Suspiró y sus orejitas bajaron hasta chocar contra su cráneo. Debería hacerse a la idea de que había perdido a su comandante, su compañero, su amigo, su pareja. 

Debería acostumbrarse al hecho de no verlo, no escucharlo. Ya no tendría que ir a la oficina cuando los horarios de trabajo ya habían terminado para arrastrar a Zonic hacia la casa y convencerlo a irse a descansar. Ya no tendría que aguantar sus constantes berrinches y el hecho de que a veces se comportara como un niño pequeño porque las cosas no le salían como él quería, no tendría que escuchar sus múltiples reproches cuando no le ayudaba con alguna travesura, no tendría que molestarse en abrazarlo y darle cariños cuando lo necesitara, no debería preocuparse en estar con él cuando hubieran tormentas porque sabía la gran inquietud que le provocaban. 

Ahora viviría solo, no habría nadie en casa para hablar o mínimamente pelear. Estaría bien, ¿cierto? 

Al sentir un pequeño camino húmedo descender sus mejillas se apresuró a limpiar las gotas saladas que habían escapado sin su consentimiento. No debía dolerle, Zonic no había muerto, pero para él era casi lo mismo, ¿de qué servía si ya no podría estar con él?

La presencia de Zails a su lado lo sobresaltó, no lo había notado hasta que una de sus manos hizo contacto con su hombro. 

—No te sientas mal, Zhadow —murmuró intentando reconfortar un poco al azabache—. Buscaremos la manera de traerlo de vuelta —Zhadow asintió al no sentirse capaz de hablar por el nudo en su garganta—. Por el momento ayudemos a recoger un poco el desastre.

No tuvo de otra más que asentir de nuevo y dirigirse hasta lo que quedaba de uno de los puestos de la feria que habían sido destruidos. Había mucho trabajo que hacer y no había tiempo para lamentarse; ya podría hacerlo solo en casa más tarde.

[. . .]

—¿Aún no hay nada? 

—No —suspiró Tails—. Ni siquiera puedo conectarme con la computadora de Zails.

—Rayos —musitó el erizo cobalto sentándose sobre una de las mesas. Se cruzó de brazos pensando.

—Es como si nos hubieran bloqueado el acceso a todo. Desde que se fueron no tenemos información de ellos. ¿Qué podríamos hacer?

Don't Touch Me [Shadonic/ZonZadow]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora