Capítulo 2.

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[La imagen de arriba iba a ser la portada de la historia LOL, de hecho de ahí he sacado el nombre]

[...]

—Bueno cariño, creo que con eso debería bastar por ahora —sonrió la murciélago al ónix, que parecía ser un manojo de nervios andante.

—No lo sé, ¿Crees que pueda hacerlo?

—Por supuesto que sí, sólo es cuestión de un poco de práctica.

—Eso espero.. —suspiró. 

Sabía que el reto para él consistiría en ser más.. ¿frío? ¿distante? 

Agradecía que Rouge estuviera ahí para ayudarlo, ahora mismo caminaban tranquilamente mientras resolvían algunas dudas que le surgían al bicolor. Según la chica, Sonic se había ausentado de la ciudad durante el fin de semana, tiempo en el que habían estado practicando algunas cosas, y volvería tal vez ese mismo día.

Más que nervioso se sentía.. intrigado. Le habían dicho que era un erizo despistado, energético e hiperactivo, pero, sobretodo, que era extremadamente amigable e insistente. Le generaba una curiosidad insaciable en ese momento y que, seguramente, tendría fin cuando estuviera con él.

Igualmente trataba de mirar el lugar, las calles, disfrutar los paseos en esa dimensión para acoplarse un poco a ella y que así se le facilitara la convivencia en ese lugar. Debía admitir que era lindo ver a algunas familias paseando de ahí a allá y riéndose de anécdotas que tenían.

Suspiró, el ambiente allí era más tranquilo que en su dimensión, le gustaba. La idea de compartir un paseo tranquilo, justo como ese, con Zonic le agradaba. Sólo pasar tiempo con él lo ponía feliz.

Sacudió un poco la cabeza, debía concentrarse.

Estaba por volver a preguntarle algo a Rouge, pero ella le puso una mano en el hombro y le susurró:

—No voltees, no voltees —las risas que se mezclaron con la voz de la albina despertaron su curiosidad e hicieron que se le escapara una pequeña risa.

—¿Por qué? —le preguntó en el mismo tono de voz, ensimismado con la mujer, que seguía riendo levemente.

—Es que allá atrás está Sonic —murmuró—, y quiero ver si él se da cuenta primero de que estás aquí.

—Oh, ya veo, ¿Seguimos caminando?

—Sí, sí.

Continuaron su camino en silencio, claro, el mayor silencio que podían hacer disimulando sus risas para no ser escuchados y, con suerte, escapar de ahí sin ser vistos. Tal vez si lo lograban, podría molestar después al cerúleo con eso.

—Escaparemos —chilló en voz baja la oji-turquesa—, ¡no se ha dado cuenta!

—Eso creo, pero aún falta para salir de la calle.

—Oh vamos, estamos a nada —insistió la mujer—. Pero tienes razón, mejor caminemos antes de que..

—¡Shadow! 

Ambos se quedaron en silencio por unos segundos debido al repentino llamado que, con toda seguridad, podía decir que pertenecía al cobalto, y la primera que reaccionó fue Rouge, tirando de la muñeca del vetado para que comenzara a andar.

—¡Vamos, corre! —exclamó riendo ella.

Zhadow se limitó a seguirle el paso, conteniendo sus carcajadas. Corrieron hasta que se perdieron por las calles y las personas, quedando fuera de la vista del erizo azul.

Sonic, por su lado, miró confundido lo que acababa de suceder; sólo planeaba saludar después de pasar un fin de semana fuera de casa.

Claro, no pensaba encontrárselos en la calle en ese momento.

Simplemente curvó sus labios hacía arriba viendo a Shadow reír. No era algo que pasaba todos los días. Tal vez después iría a molestarlo directo a su casa.

[...]

Es sorprendente el cómo superficies lisas se vuelven de nuestro completo interés cuando estamos aburridos, un claro ejemplo de ésto es el techo; capta nuestra completa atención en esos ratos en los que te recuestas en la cama sólo porque no tienes nada más qué hacer o porque estás tan abrumado que necesitas despejarte un poco.

Eso es justo lo que se encontraba haciendo Zhadow. Rouge le había dicho que ese día tenía cosas que hacer y que debía sobrevivir por su cuenta.

"—Sirve que te acostumbras —dijo—, ya sabes, a la casa."

Estaba solo en la casa y ya la había explorado; no había mucho que ver. Parecía ser que el otro erizo azabache no era muy dado a guardar sus recuerdos en forma de fotografía o algo por el estilo.

La casa en sí era algo pequeña, después de todo, no vivía acompañado. Las pocas cosas que podrían dar indicios de que alguien realmente vivía ahí, por lo menos a simple vista, eran un par de tazas en la mesa de la sala y uno que otro periódico reciente. Se sentía abrumado, pero no sabía porqué. Tal vez lo que más le pesaba en ese momento era estar solo. 

Tampoco había mucho que hacer dentro de la casa, ni siquiera había cable..

Un pequeño toquido en la puerta llamó la atención de su orejita, que se giró un poco hacia donde venía el ruido. Alerta, pero sobretodo curioso, se levantó de la cama y terminó por identificar que el sonido provenía de la puerta principal.

Ladeó un poco la cabeza y se acercó hasta ella, tomó entre sus manos la perilla y la giró poco a poco, ligeramente inseguro de aquello. Sabía perfectamente que no estaba en su dimensión y que, tal vez ahí, no sería común que tocaran a tu puerta para intentar amenazarte, sin embargo, no estaba de más ser precavido.

Terminó por abrir la puerta y se encontró con un par de orbes esmeralda que se sorprendió al ver.

Sonic le sonrió y habló antes de que él pudiera hacerlo.

—Hola Shadow, ¿Cómo estás?

Para su suerte, por esta vez pensó antes de actuar. 

No se imaginaba contestándole de manera grosera al cobalto, fuera la versión que fuera. Se resignó a que debía hacerlo.

—Bien, ¿Qué haces aquí? 

Sonic pareció sorprendido, ¿Había sido demasiado grosero?

—Nada —sonrió—, sólo pasaba a saludar. Y tal vez ver si seguías vivo.

El tono burlón que el oji-esmeralda agregó al final le relajó; tal vez demasiado que hasta una pequeña sonrisa ladina se le escapó.

—Muy gracioso —se dignó a responder. Tal vez y sólo tal vez, ésta misión no sería tan complicada.

—Lo sé, lo sé, soy graciosisimo —se auto-halagó el cobalto, dirigiendo su mirada hacía el camino por donde había venido—. ¿Sabes? Estaba pensando que, tal vez, podíamos ir a comer algo..

La repentina actitud penosa del menor le hizo enternecerse al verle así. Hizo lo posible porque no se le escapara alguna risa y mordió su labio inferior tratando de contener su sonrisa.

—Me parece una buena idea.

Sonic le miró con sorpresa, no había pensando que el azabache cedería tan fácilmente; usualmente debía insistir una o dos veces más. La idea de que había aceptado tan rápido porque le había extrañado lo arropó. Sin duda, le encantaba esa idea; el oji-rubí extrañándolo durante el fin de semana, casi tanto como él había extrañado al ónix.

—¿Qué esperas entonces? —sugirió con emoción y tomando de la muñeca al contrario—, ¡Vamos!

—¡Espera, no cerré la puerta!

Don't Touch Me [Shadonic/ZonZadow]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora