Al fin... Despierta

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<¿Por qué no puedo moverme?... Me duele todo el cuerpo, ¿Qué me pasó? ¿Dónde estoy?>
-Emma, Emma ¿puedes abrir los ojos?.- decía una voz masculina desesperada que Emma no reconocía.
Emma logró abrir los ojos, lo primero que vio fue un pequeño televisor viejo con un ramo de flores sobre el mismo.
Emma logró abrir más sus ojos, sus ojos amoratados.. vio a un señor alto.
-Doctor.- dijo Emma con la voz llorosa
-Emma, tuviste un accidente automovilístico, aún estas débil, estuviste dos días inconsciente, cuando te sientas mejor unas personas te harán unas preguntas.
-¿Emma?.- dijo la muchacha
<¿yo soy Emma? No puedo recordar nada... No recuerdo estar en un auto.
La joven poco a poco cerró los ojos, intentando recordar lo que había pasado, pero sólo consiguió un fuerte dolor de cabeza...
A lo lejos Emma escuchaba unos gritos de una mujer -¿Quién es ella?- trataba de recordar la joven, otro dolor intenso de cabeza la atacó, apretó fuertemente los ojos, para tratar de calmarlo pero sólo logró empeorarlo.
Cayó en un sueño profundo del que sintió que pasaban días pero no podía abrir los ojos.
Al día siguiente, Emma despertó sintiendo una gran desesperación, había algo que la tenía con la duda, pero no lograba recordar nada... miro a su lado derecho, habían más pacientes, miró al lado izquierdo y vio una puerta grande de cristal, miró su mano, se aterrorizó al ver un tubo de plástico dentro de ella.
NOTA: desde pequeña Emma siempre tuvo pavor a todo lo relacionado con hospitales, incluso a las vacunas, ya que no había tenido experiencias muy buenas en su niñez...
Logró tranquilizarse, por la puerta entró una mujer vestida con una blusa de mangas largas azul marino y unos jeans algo desgastados, portando una bolsa café al igual que sus botas.
-¡Emma despertaste!
-¿Quién eres tu?, baja el tono de voz que me revienta la cabeza y hay más personas dormidas.- dijo la rubia frotando su cara
-¿Cómo que quien soy yo? Preguntó la mujer intentando disimular una sonrisa que pronto se quebró y de unos ojos verdes pálidos salieron unas lágrimas.- ¿Qué no me recuerdas?... Emma soy tu madre.
La joven retiró sus manos del rostro y miró algo confundía a la mujer.
-Perdón, pero no puedo recordar nada, no puedo recordar a nadie, enserio lo siento.- finalizó Emma con un tono de voz algo triste .
La mujer bajó la mirada y se marchó lamentandose -Esto debió pasar- la mujer aún desconocida por Emma la siguió con la mirada hasta la puerta de cristal, viéndola como detenía a un doctor y le empezaba a reclamar, Emma sólo volvió a recostarse, miró sus manos todas golpeadas, decidió hacer el intento de olvidarse de eso, dio un gran suspiro al tiempo que volvía a quedarse dormida de nuevo, pensaba que quizás así podría recordar algo... alguien...

Empezar de nuevoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora