Hɪs Rᴏʏᴀʟ Hɪɢʜɴᴇss || [ChanSoo]

Diez🔒

Cuando Chanyeol decidió llamar al hermanito de JunMyeon, realmente no sabía en qué estaba pensando, no fue una mentira lo que dijo, revisó entre sus cosas y encontró aquel objeto con el que lo amenazó al verlo espiando la reunión de Lord JungSoo.

Al regresar a ese día donde antes de escuchar aquella conversación, guardaba la esperanza de que todo lo ocurrido con JunMyeon se tratara de un desafortunado malentendido, la decepción golpeó contra su puerta, había sido ingenuo, que su ex conociera perfectamente qué botones presionar para mantenerlo a su lado, le hizo comprender lo idiota que había sido, lo había utilizado para su beneficio y de no ser por su madre que intervino a tiempo, después de casado hubiese chocado de frente con la realidad, que JunMyeon no lo amaba más de lo que amaba a su título.

Actuó en modo automático después de escuchar la última parte de la conversación en casa de Lord Byun, cuando era un adolescente y se enteró que JunMyeon tendría una oportunidad de salir con aquel bailarín chino, había actuado por impulso y destrozado una habitación entera, su madre aquel día le dijo algo que se quedó grabado como fuego en su mente, un futuro emperador no podía ser esclavo de sus sentimientos.

Durante su primera etapa en la adultez aprendió a sobreponerse por encima de sus emociones, pero fue tener una oportunidad con su amor adolescente y olvidó un poco lo aprendido, se dejó vencer por sus emociones y sucumbió al poder que tenía JunMyeon sobre él.

Al descubrir sobre la traición entró en una etapa de negación, había escuchado mal y se obligó a no pensar sobre ello, actuó como su madre le dijo que actuaba el futuro monarca de un país, incluso sonrió para las fotos como el actor principal que debía ser para la Casa Park, ella también lo hizo a su lado, suprimió cada emoción después de lo ocurrido y por un instante llegó a pensar que todo se solucionaría.

Después de las fotos acudió afuera intentando buscarlo y escuchó discutir a JunMyeon con Baekhyun; sintió su corazón agrietarse un poco más, porque por primera vez pudo ver los verdaderos colores de quien por años fue el dueño absoluto de su amor.

La sensación de decepción creció y el cinismo de su casi prometido al llamarlo apenas unas horas después de todo lo ocurrido, como si nada hubiera pasado, lo terminó de destrozar.

No lloró, sonrió e hizo creer que no sucedía nada, porque seguía aferrado a él, no se imaginaba la vida sin JunMyeon, todo su futuro lo había planificado en torno a su imagen, en ningún momento hizo dudar a su madre de su ignorancia, cuando salió ese domingo rumbo a Uiseong siguió actuando como si no pasara nada.

Pero la incertidumbre lo venció y llamó a su secretario privado para que le consiguiera el primer vuelo a Uiseong en clase comercial, dejó de lado su acostumbrada vestimenta y salió con ropa casual como un ciudadano común. Sehun también alquiló un auto con chofer para que lo llevara hasta los terrenos del Conde Do, circulaba por las zonas aledañas para no levantar sospecha entre los trabajadores de la majestuosa finca.

Entrar desapercibido fue relativamente fácil, no había ningún tipo de vigilancia hasta más allá de las cercanías a la casa principal, supo engañar a la criada que lo recibió y esta gentilmente lo dirigió a su destino, se retiró luego de escuchar la orden de no molestar.

Su plan inicial era entrar y enfrentar a todos los que decidían sobre su futuro sin tomar en cuenta sus deseos, entre ellos cabía la posibilidad de perdonar a JunMyeon, así de patético solía ser.

Pero antes de girar el pomo lo escuchó discutir con su madre, lo amenazó y se sintió muy seguro de su posición «él estaba seguro de su capacidad para manipularme».

Esperó y escuchó, Lord Kim se defendía de sus acusaciones y lanzaba dardos venenosos en contra de JunMyeon, fue entonces que asimiló que todo era cierto, no existía razón alguna para seguir fingiendo que todo tenía solución porque no la había, JunMyeon se había burlado hasta el cansancio de él, lo utilizó, se aprovechó de sus sentimientos y estuvo a punto de ceder a sus caprichos olvidando por completo quién era.