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Nuevo día, nueva oportunidad. Esa frase sería su nuevo motor.

Se levantó de la cama de un salto, llena de energía, preparó el desayuno, despertó a su hermano por primera vez en su vida y, un poco más tarde, salió con una sonrisa a la calle para ir a trabajar.

Llegó temprano al café y se disculpó con Noelle por lo ocurrido el día anterior, su jefa la animó con una sonrisa y después la encomendó a cambiarse.

Lo primero que hizo fue sacar las tazas de café, frotarlas con un paño y organizarlas cerca de las cafeteras. Fue entonces que escuchó el tintineo de la puerta al abrirse, y vio a Xiao ingresar, otro día que le tocaba con él. Suspiró internamente y su sonrisa aumentó.

"Te quiero así que me voy a esforzar..." se dijo.

—Buenos días— lo escuchó saludar y, al verla, se quedó estático.

El joven no había pensado que la vería ese día y el color subió por sus mejillas. Lucía una sonrisa resplandeciente, una que no veía desde que habían viajado en tren hacia las aguas termales.

—Buenos días, Xiao— la oyó.

—B-Buenos días, ¿ya te sientes mejor?

—Sí, muchísimo, al parecer solo fue una gripe— se dedicó a colocar algunos trozos de tortas en el exhibidor. —Ya estoy recuperada, ¿Aether te lo contó?

—Sí, quería saber cómo te encontrabas...

—Eres muy amable, gracias.

—Bueno, me pondré con el trabajo.

Xiao avanzó rumbo al vestuario pero antes volteó a verla una vez más, su sonrisa era auténtica, le otorgaba brillo a sus ojos. Al parecer tampoco le había afectado en gran medida su rechazo. Se enojó consigo mismo por sentirse decepcionado en lugar de aliviarse, y aún más cuando la idea de que Tartaglia fuera el responsable de su sonrisa invadió su mente.

"Soy detestable" se dijo, y aprontó el paso.

Con el transcurso de la mañana y la llegada del cliente temido el enojo incrementó, pero se prohibió intervenir —al menos ese día— en vista de que la había cuidado mientras convalecía. Aunque, definitivamente, no quería pensar en él como un bien tipo, así que se centró en hacer su trabajo.

—Lumine, está llegando un pedido de tazas, ¿lo podrías recibir?— dijo Noelle mientras tomaba un pedido para llevar.

—Claro.

La chica fue a la parte trasera, firmó los recibos correspondientes y recibió la caja que el repartidor le entregaba. Al poco tiempo sintió las manos de su compañero sobre las suyas, intentando tomar el objeto.

—Yo la llevo.

—No te preocupes, yo puedo, si quieres puedes tomar la otra, está junto a la puerta— le contestó.

Y se fue, dejándolo con miles de preguntas en mente.

Lumine por otra parte intentaba calmar los latidos de su corazón con inspiraciones profundas, que Xiao de pronto tocara sus manos la había sorprendido mucho, hubiese querido acariciarlo... negó con la cabeza enfocándose en su objetivo, se acercaría al muchacho como lo haría con un gato enojado: lentamente, sin presionar.

—¿Qué tal el entrenamiento de ayer?— le preguntó más tarde, cuando coincidieron en la cocina.

—Extenuante, hoy espero que sea algo más leve.

—Me lo imagino, pero al menos tendrás una condición física excelente, yo no puedo correr por más de cinco minutos— refunfuñó, sirviendo un trozo de tarta de queso y decorándola con arándanos frescos.

|XiaoLumi| Como polvo de estrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora