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No sabían cuanto tiempo llevaban los dos ahí de pie observando, pero ciertamente la escena los había dejado bastante sorprendidos, tanto que habían quedado adheridos al suelo, no solo era cuestión de encontrarlos dormidos a los dos en el sofá, sino que nunca habían visto a Xiao de esa manera. 

Tanto Zhongli como Venti recordaban a la perfección lo difícil que había sido cuidar de Xiao de pequeño. Al principio el niño se negaba a hablarles o permitirles que lo tocaran y por las noches tenía sueños tan horribles que los despertaba con sus gritos. Con mucho esfuerzo habían conseguido hacerse un lugar en su corazón como para que él pudiera confiar en ambos y verlos como su nueva familia, enseñándole a separar la realidad de los sueños, al menos para que no tuviera miedo de volver a dormirse.

Y ahí estaba. Durmiendo con su mejor expresión de ángel mientras abrazaba fuertemente a Lumine, no solo no tenía pesadillas sino que incluso parecía tener dulces sueños.

Venti no pudo evitar sonreír ante el recuerdo del mini-Xiao diciéndole que era mejor si se quedaba despierto porque cuando se dormía luego era difícil volver a abrir los ojos y que las pesadillas le daban miedo.

—Supongo que dormir bien acompañado no es problema— volvió a sonreír. —Vamos, preparemos las cosas para el picnic o se nos hará tarde.

Se llevó a su hermano, que había quedado pensativo, rumbo a la cocina.

Minutos más tarde, Xiao abrió los ojos algo desorientado, y se encontró con Lumine en sus brazos absolutamente dormida, le gustaba verla dormir, incluso le resultaba extraño lo bien que él en sí dormía cuando ella estaba, lo había comprobado también el día en que había pasado la noche en su casa.

Tanteó a penas con la punta de los dedos su mejilla y la vio removerse hasta despertar, observó unos instantes la sala a su alrededor y luego le destinó una sonrisa.

—Buenos días, Xiao.

—Buenos días, ¿dormiste bien?

—Más que bien, ¿y tú?

—Yo igual— frunció un poco el ceño, confundido. —Esto es realmente nuevo.

—¡Oigan tórtolos!— gritó Venti desde la cocina. —Levántense de una vez o los vamos a dejar.

—Ya— le contestó Xiao. —Será mejor que nos enlistemos o va a venir, créeme, no quieres eso.

—De acuerdo.

Lumine se incorporó conteniendo la risa pero luego se volteó y le dio un beso en la mejilla a su novio, quién permaneció inmóvil. Así lo dejó cuando se fue a cambiar.

Más tarde, salieron de la casa con rumbo al lago y la joven disfrutaba de andar con Xiao de la mano, la había tomado para indicarle dónde pisar, ya que el suelo estaba algo húmedo y no era firme, sin embargo estaba contenta, en casa no podían caminar de la mano, o tener citas, así que aprovecharía cada momento que pudiera robar de ese viaje.

Llegaron al lago y Lumine abrió los ojos de la sorpresa, no solo era enorme sino que los árboles a su alrededor formaban casi una pintura. Soltó la mano de su novio para acercarse y admirar mejor el paisaje.

—Esto es precioso...

—¿Cierto?— Zhongli se le aproximó. —Este era el sitio preferido de mi difunta esposa, Guizhong, por eso compramos esa casa.

—No sabía que estuvo casado, Sr. Zhongli, ¿era la madre adoptiva de Xiao?

—No, él no la conoció, fue adoptado luego de su fallecimiento.

|XiaoLumi| Como polvo de estrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora