Cinco

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Memorias de Ohm

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Memorias de Ohm

La primera vez que entré a esa cafetería fue por mera curiosidad.

Sing se la pasaba hablando de lo buena que era, ya sabes, buen lugar, buen ambiente, buena música, buen menú, buena atención.

Sonaba como el lugar perfecto para una escapada tranquila un fin de semana, así que un día al azar decidí ir a comprobar por mi mismo que es lo que hacía a dicha cafetería tan especial.

Al llegar lo primero que puedo notar es que la cafetería está hecha con un diseño vintage, su color predominante es el oliva, color que resalta aún más gracias a las largas macetas de lavanda a lo largo de la fachada exterior.

Los grandes ventanales te dan una idea de lo que hay dentro, no es más que un lugar que parece demaciado acogedor.

Sin darle más vueltas decidí entrar, desde el principio me gustó el lugar, la primer impresión fue bastante buena.

Una campana sonó en cuanto abrí la puerta de entrada, la cuál estaba hecha únicamente de vidrio con un fino marco de madera como único soporte.

Por dentro la cafetería era lo mismo, algunas ramas de plantas colgantes eran lo primero que veías al entrar en conjunto a las grandes lámparas de luz cálida que colgaban desde el techo.

Todo el lugar por dentro daba la impresión de estar hecho con madera, habían plantas por aquí y por allá, también habían cuadros pintados con café y un par de jarrones metidos en los huecos que habían en algunas paredes.

Dentro, las canciones de 92914 se escuchaban en tono bajo, era reconfortante.

Y que decir del olor, era exquisito, ¿Cómo puedo describirlo?

Era el perfecto balance entre el olor a café y a pastel, tan increíble como suena.

No demore tanto en ir hasta la caja, porque sí, a estás alturas ya tenía grandes expectativas del menú del lugar.

—Buenos días— dije con amabilidad —Soy nuevo en la cafetería, ¿Podría recomendarme el postre más rico que tengan?

El chico detrás de la caja me miró por unos segundos con una sonrisa amable que dejaba al descubierto un lindo par de hoyuelos.

El chico era alto, no más que yo, pero lo era, su cabello era un poco más largo que él mío y tenía un bonito color castaño avellana.

Sus ojos eran tan lindos, incluso puedo decir que si los mirabas atentamente, verías estrellas en ellos.

Oh, y que decir de sus labios, aunque eran un poco más delgados y pálidos que los míos, aún se veían esponjaditos y bonitos.

7 pasos para enamorar a Korapat ; 𝗼𝗵𝗺𝗻𝗮𝗻𝗼𝗻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora