Más que una apuesta (#4 Amores Y Apuestas)

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Courtney:

El sábado por la mañana empiezo el trabajo yendo a la universidad, no hay muchas personas en la biblioteca tan temprano así que aprovecho el máximo silencio ocupando una de las computadoras, pero cuando descargó el archivo de mi teléfono...

No hay nada.

Mierda.

Lo intento de nuevo y me vuelve a abrir vacío, no dejo de mover los pies y cojo el móvil, intento llamar y me envía al buzón, acabo fastidiando a la bibliotecaria de la facultad y salgo del lugar, por no decir que casi termine vetada de ahí.

El equipo esta entrenando y mis ojos captan a Jackson, aunque mi atención se desvía cuando escucho el buzón otra vez.

No me contesta el móvil, aunque le dejo mensajes y lo llamo.

Respira, Courtney.

Voy hacia la salida rumbo al paradero de autobuses, alguno debe llevarme cerca a la casa de remolques.

—Courtney. —Me llama el, pero ya he subido al autobús.

(***)

Me alegra tener una buena memoria porque después de llegar recuerdo exactamente donde esta su remolque, aunque el gatito que corre por el césped me ayuda, también la niña a la que ayudamos me saluda y le devuelvo el gesto amable.

Me paro frente al remolque y subo las cortas tres escaleras antes de golpear a la puerta, no se abre enseguida y a la cuarta vez mi mano queda suspendida en el aire y mis ojos sobre el.

Darell junta las cejas, saludando con un regaño. —Te dije que no viniera aquí.

Y no lo iba a hacer. —El trabajo me lo enviaste mal.

—¿No existe el móvil?

—No contestabas.

—Te lo pude enviar en la noche.

—No respondías, no tenía certeza de eso.

Junta la puerta y se planta frente a mí, es mucho más alto que yo y debo verlo desde abajo. —Te lo enviaré en la noche, ahora... puedes ir..

Separo los labios y la puerta de metal atrás de nosotros se abre, un hombre canoso con una gorra de pesca y un maletín térmico sale del remolque.

—Darell... ¿Tenemos visitas?

Intento hablar.

—Ya se iba. —Se adelanta dándome una mirada con las cejas juntas.

—¿Tan pronto?. —Le pregunta a él y se vuelve hacia mí. —¿Cuál es su nombre, señorita?

—Coutney, mucho gusto..

—Courtney, soy Theo, el padre de Darell.

Alzo las cejas y le digo de nuevo que es un placer conocerlo.

—Darell dice que ya te vas, sería una lástima... no hay muchos amigos que vengan aquí y . —Mira a su hijo y nuevamente a mi.—Iremos al lago a pescar.. ¿Quiere venir, señorita?

Miro a Darell esperando no incomodar, pero no descifró lo que hay en su mirada, el arruga la frente por el sol y aparta la mirada por un segundo.

Regreso mi mirada a su padre. —Me encantaría.