Más que una apuesta (#4 Amores Y Apuestas)

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Courtney:

—¿Por qué no me dijiste lo de tu abuela? —La pregunta de Jackson me toma desprevenida.

Trago saliva. —No es un tema del que desee recordar ahora mismo... ¿Cómo te enteraste?

—Oí hablar a tu amiga con su novio.

Dahlia...

—Me hubiera gustado estar ahí para apoyarte, Courtney, decirte que no estás sola.—Me dice con la mirada mas sincera.

Los ojos me arden y disimulo una sonrisa. —Ahora estoy bien. —Le aseguro.

—¿De verdad? —Noto preocupación en él y asiento con la cabeza. —Es más, sobre mis padres... ¿Iras conmigo a la boda, no?

Jackson arquea una ceja y creo que, en vez de buscar solución, lo empeore.

—¿Quieres que vayamos juntos? Pensé que no estabas de acuerdo, incluso iba a respetar si ni querías ir.

—Si tú vas, puedo manejarlo.

Noto el brillo en sus ojos. —Que así sea entonces.

(***)

No soy una mala persona, lo sé bien y me repito a mí misma toda la semana antes del partido.

Darell y yo no hablamos durante los próximos tres días y mi mente empieza a cuestionarme si vale la pena hacer todo, aunque en el camino pierda la manera en la que me ven los ojos que tanto me gustan.

Paso la saliva y el profesor nos indica un nuevo trabajo, Darell no ha solicitado otro compañero para este segundo periodo, así que intuyo que nos dedicaremos a este juntos, armo un esquema completo de como dividirnos el trabajo y me acerco a entregárselo al final de la clase, sus ojos se posan sobre el papel y lo toma enseguida.

—Olvidaba que siempre tienes un plan.

—¿Significa algo más esa repuesta?

Él sonríe de lado y se acerca a mí, retrocedo por inercia y me toma de la cintura, me giro esperando que nadie nos vea ya que todos salieron, pero trato de asegurarme.

—¿El miedo a que te descubran vale más que un beso mío, Volker? —Pregunta con sus labios cada vez más cerca.

—¿Ya no estás enojado?

—Es difícil sentir eso teniéndote así de cerca. —Mira mis labios

—Darell, hablo en serio. —Le interrumpo.

El niega con la cabeza.—Ya no sé qué sentir, Volker.

La respuesta me causa un ligero hincón en el pecho.

Aprieto los labios. —¿Y sobre mí?

Pasa la saliva y mantiene su atención en mí.

—Sabes lo que siento y esas cosas no se acaban al día siguiente, y no es como si quisiera deshacerme de eso.

Aprieto los labios.

—Quiero besarte.

El palpito en mi pecho crece y la quemazón en mis labios también, le sujeto el torso con ambas manos y las suyas se aferran a mi cadera, su boca busca la mía con prudencia y la sonrisa que aparece en sus labios me resulta tan atractiva en él.

Darell me besa en el salón de clases y desde el primer instante doy perdida la batalla, me aferro a él subiendo las manos a su nuca y lo atraigo más hacia mi boca, la sensación fresca y agradable de sus labios me pide un beso más acalorado y comprendo que un pensamiento similar cruzo su mente cuando el beso se vuelve más caliente.