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Le era difícil no recordar el porque estaba casada con ella.

-Por supuesto que sí, sabe que es mi vida. - Sus labios chocaron agrios en su boca.

Cheryl Blossom era hermosa, elegante y educada... Una mujer perfecta... Perfectamente despiadada.

Sus padres la vieron como una candidata perfecta para su débil hija. Toni no era despiadada, tampoco sin corazón, sin nada... A cambio Cheryl era todo lo contrario.

-Tienes mucha suerte, Toni. Tu mujer es una hermosa mujer.

-Gracias, señor...

Toni tragó saliva cuando sintió la mano de Cheryl en su cadera. El perfume de otra mujer pegado en la blusa de su "esposa".

Toni giró su vista hacia una mujer de cabello rubio que la miraba como ida, hipnotizada. La mujer sonrió apenas y Toni giró su vista rápidamente.

Las reuniones sociales eran así. Ellos siempre eran perfectos.

Una hora después, Toni se colocaba el pijama poco a poco mientras veía como Cheryl se vestía para largarse de allí.

-Hoy una mujer me miraba. - Habló, su mirada era cansada... perdida.

-¿A ti? - La risa de Cheryl se escuchó por la habitación. - ¿Por qué te mirarían a ti cuando tienen a muchísimas mujeres más bellas?

-Tal vez... Soy linda para alguien. - Toni hacía aquello involuntariamente, tratando de que algo de celos surgieran de ella.

-Debe usar lentes, eso es seguro. - Se acomodó su blusa viéndose al espejo y suspiró. - Así que me iré ya. Duerme o come o llora como haces siempre... Solo trata de quedarte viva para el lunes, te necesito feliz. Nos juntaremos con el dueño de las corporaciones Andrews.

Cheryl la miró de arriba a abajo.

-Duerme. - Gruñó las siguientes palabras con asco. - Mi amor...

La puerta de la habitación se cerró de un portazo. Toni dio un salto en la cama y bajó la mirada.

¿Tan ridícula era para Cheryl? ¿Era fea? ¿O su cabello pelirosa era feo? ¿Era muy delgada? ¿Era gorda?

Toni hizo lo que todas las noches hacía, se levantó, caminó al frente del espejo. Soñando, imaginando que Cheryl regresaba y la abrazaba por detrás.

Fingió la sonrisa que le regalaba a la gente ajena a su vida privada. Se miró lentamente, se desprendió la blusa que había usado y la abrió.

Había empezado a ir a un gimnasio al menos tres veces por semana, había  comenzado una dieta e incluso iba a una estética... Todo con ilusión de que Cheryl la viera.

Le daba vergüenza que, por cada reunión a la que fueran, siempre había alguien... Una mujer, un hombre, quien fuera se daba cuenta que Toni era pura, que no sabía lo que era ser tocada en una cama.

Porque Cheryl se encargaba de dejar en claro en todas las noches que se iba a quien sabe donde y no volvía sino que volvía hasta la mañana del día siguiente.

Toni deshizo lentamente su perfecta falsa sonrisa, sus ojos empezando a cristalizarse. ¿En qué demonios pensaban sus padres en obligarla a casarla con la empresaria más joven, exitosa y poderosa del medio? ¿Por qué no confiaron en ella para que se hiciera cargo de la empresa familiar?

Las lágrimas hicieron un recorrido iniciando en sus ojos, pasando por sus mejillas y terminando en el frío suelo, para que ella se dejara de ver en el espejo para acostarse sola en la vacía y fría cama de matrimonio.

La pelirosa se sentía vacía... Sola. ¿Qué había mal con ella?

Cuando estaba a punto de caer en los brazos de morfeo, recordó la sonrisa que le dio aquella chica en la noche, una débil sonrisa, posiblemente insignificante, pero al fin y al cabo una sonrisa, se dibujó en sus labios.

-Soy linda para alguien. - Murmuró, cerrando los ojos.

Muchas horas después, cuando el reloj dio las cinco en punto de la mañana, Cheryl volvió.

El perfume fuerte femenino estaba pegado a su piel. Se sentía saciada, tranquila y... Vio a Toni.

Hizo una mueca de asco y se durmió al lado de su mujer, solo que por encima de las sábanas con las que la morena se tapaba.

Ella estaba despierta y bajó la mirada al suelo, un perfume más a la colección que su amada solía traer.

Las siguientes noches pasaron de la misma manera. Cheryl comenzó a irse con algunas empleadas de la empresa, Toni perdió el gusto de verse guapa, porque según Cheryl, "¿Cuántas veces debo decirte que no puedes verte bonita ni aunque pongas todo tu pobre empeño?"

Hasta que llegó el lunes.

Toni se dio cuenta que aquella noche de la última reunión, Cheryl se había ido para hacer un trío con una chica rubia y un chico alto de pelo corto al final.

-Hola.

Una voz suave, tranquila y elegante la hizo girarse para ver a la hermosa mujer que la miraba y le había sonreído aquella noche.

-¿A mí? - Se señaló.

-A ti. - La mujer asintió con la cabeza y le tendió una fina copa de champagne. - Soy Elizabeth... ¿Tú?

-¿Por qué estás hablando conmigo? - Toni giró y quiso alejarse pero esa voz tan suave de la rubia la detuvo.

-Porque hace tiempo quiero hacerlo, me pareces extremadamente bella pero he sido muy tímida.

-Estoy casada. - Susurró la más baja.

-Una chica guapa casada puede tomar un café, ¿verdad? - La mujer le sonrió. - Soy Elizabeth Cooper o Betty como prefieras llamarme.

-Toni, Antoniette Topaz-Blossom. - La joven bajó la mirada a la segunda copa, extendiendo suavemente su mano para poder alcanzar. - Gracias.

-¿Te gusta el arte? - Preguntó aquella rubia de ojos verdes y Toni asintió. - ¿Has ido a la obra de Life in Pink? - Preguntó. - Amaría conocer a la pintora Verónica, ¿Tú no?

Toni, pensando que no volvería a hacer eso de nuevo... Sonrió, pero esta vez genuinamente.

-Sí, a mí también me gustaría.

-¿Te gustan las montañas?

-Sí, mis padres fueron de vacaciones el año pasado.

-Es muy lindo hacer senderismo, ¿no crees? - Y Betty sin siquiera saberlo, era la ganadora de una sonrisa de Toni.

Mátame Lento // ChoniDonde viven las historias. Descúbrelo ahora