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Cuando aterrizaron y buscaron un hotel, Toni decidió que no iba a ser prostituida por su mujer. Pero Cheryl estaba enferma y para tratar con un enfermo tienes que ser el doble o saber en que punto golpear.

La puerta de la habitación se abrió, tragó saliva y suspiró antes de salir del baño con solo una bata después de bañarse.

-La señora Gina está esperando, ¿qué estás haciendo? - gruñó la pelirroja. Toni dejó caer la bata.

-Esperándote a ti, no quiero que otra persona me toque... - se acercó hasta ella, puso sus manos en su cuello acariciandolo. - Si estoy contigo es solo contigo ¿verdad? ¿Por qué me quieres compartir? - Toni hizo un puchero y la atrajo para besar su boca.

Sintió sus manos en su trasero mientras la hacía caminar hacia atrás, hasta llegar a la cama. La morena le mordió el labio inferior y la enredó con sus piernas. Hizo que ambas se giraran en la cama, Toni quedando encima de ella.

-Cher... - suspiró cuando sintió sus manos en sus caderas. - No quiero que nadie que no seas tú me toque... Voy a terminar con Betty... Solo serás tú. - apoyó su pecho sobre el de la pelirroja, esta mordió sus labios.

-Solo me dices lo que quiero escuchar, nada de lo que dices es verdad, lo sabes. - la pelirroja besaba su cuello, mordió y marcó mientras las caderas de la más baja se movían hacia atrás y adelante.

-¿Crees eso de tu esposa?

-¿Y vas a dejar de luchar de la nada? - Cheryl elevó sus caderas y la vio cerrar los ojos. - ¿Ah?

-Te tengo miedo... - jadeo la pelirosa, la verdad saliendo un poco - pero me encantan las chicas así... me encantas tú - dicho eso, desabotonó la camisa de su mujer para empezar a desabotonar sus pantalones y quitar su ropa interior.

Cheryl la observaba mientras esperaba que su esposa se deshiciera de su ropa.

-Y ahora te lo voy a demostrar. - lo último que vio fue la cabeza de su esposa desaparecer entres sus piernas. Arqueo la espalda y soltó un suspiro.

Toni no pensó lo que estaba haciendo, la poca cordura que le quedaba la perdió desde que le quitó la ropa a su mujer. Empezó a hacer lo que cualquier persona hubiera hecho, besaba cada parte de su esposa.

-Toni... - gimió la pelirroja, elevando sus caderas para que entendiera donde la necesitaba más.

-Mmm... - jadeo la pelirosa antes de dar una última lamida y separarse mirándola sudorosa con el cabello revuelto, con los ojos cerrados, respirando irregularmente.

La pelirroja se levantó, para besarla de una manera brusca, Toni siguiéndole el juego. Ambas lenguas jugando entre ellas, eso la estaba torturando.

-Date la vuelta - gruñó Cheryl y Toni solo río bajo e hizo lo que le ordenaron, acomodándose cuando la pelirroja volvió a acostarse.

Tragó saliva antes de volver a llevar su boca a la zona sensible de su esposa, sintiendo los dedos de la pelirroja en su interior.

-Mmm... - jadeó Toni.

No iba a mentir, en sus jodidos cinco meses en que había estado con Elizabeth, nunca habían hecho el 69. ¿La razón? Simplemente porque no les había llamado la atención, pero si probaron muchas cosas que les brindaron un placer increíble.

-Cheryl... - gimió cuando no pudo seguir con su trabajo.

-Por favor... después de esto no me entregues a nadie - susurró antes de sentir otra vez los dedos de su esposa.

El rostro de Cheryl era toda una poesía, muy distante a la enferma que había sido en el carro. Cuando movió sus caderas contra los dígitos de la pelirosa, los gemidos de la mencionada salieron graves y roncos.

-Sí así... - Toni tomó el rostro contrario y, por voluntad propia, la besó. Giró su rostro y la mano libre de Cheryl la sujetaron de la cadera duramente. - Dime que soy tuya... que no me darás a nadie... ¡Cheryl! - cerró sus ojos y apoyó su cabeza en el hombro de la contraria.

La pelirroja la giró en la cama y siguió embistiendo de la misma manera.

-Eres mía... solo mía...

Mátame Lento // ChoniDonde viven las historias. Descúbrelo ahora