VIII. Intercambio

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— El Jefe Jinbe mencionó que los archivos sobre este caso hablaban sobre la desaparición en extrañas circunstancias de distintos miembros de una de las pandillas del barrio chino, pero no existe más información, solo están los nombres de los desaparecidos, los familiares y las personas que los vieron por última vez. Es extraño que, siendo casos tan relevantes, en realidad no haya nadie que quiera hacerse cargo — decía Nami observando las calles por las que avanzaban.

— Eso es porque son casos en los que nadie quiere meterse... Es sabido que hay políticos relacionados con estos asuntos, por lo que es fácil para ellos simplemente dar un par de órdenes y deshacerse de la gente que quiera investigar o meterse en sus asuntos. Sin embargo, es diferente si se trata de personas extranjeras, puesto que tendrían que dar respuesta a otras autoridades... Pero eso no quiere decir que por ello no intentarán matarte, así que ten cuidado, Nami — le contestaba Robin, estacionando el vehículo un par de cuadras alejadas al barrio chino para que, en caso de ocurrir alguna situación inesperada, pudiesen escapar sin trabas en el camino.

— Oye, no le digas eso con un rostro tan tranquilo, es perturbador — murmuró Luffy antes de bajarse apresuradamente del vehículo.

— Escuchen, por ningún motivo digan sus verdaderos nombres estando por aquí, para ellos es muy sencillo informarse solo a través del nombre de una persona, así que mejor usen sus nombres clave — mencionó Robin poniendo la alarma del vehículo.

— Bien. Nami, tú serás la chica nube y yo seré el sabueso — mencionó resueltamente el moreno, cruzándose de brazos al tiempo que sonreía.

— ¿Chica nube?, ¿sabueso? — preguntó Nami, colocándose unas gafas de sol.

— Así es. Me dicen sabueso en la estación debido a que puedo llegar a ser muy resistente, pero solo si me alimentan bien. Y tú serás la chica nube debido a que, bueno, eres... Como sea, solo acéptalo — contestó Luffy, comenzando a caminar hacia el sector del barrio chino. 

— En fin, me marcho. Suerte investigando el lugar — mencionó de pronto Robin, viendo a Luffy alejarse.

— ¿Eeeeh? Espera, ¿no venías conmigo? — preguntó la pelinaranja con ojos de plato.

— Yo solo dije que te traería. Además, debo atender un par de asuntos cerca de aquí, así que no se preocupen por mi. Luego se llevan el vehículo a la estación, ¡nos vemos mañana! — y sonriendo amablemente, comenzó a alejarse de la chica en dirección contraria.

Sorprendida por el hecho, Nami se volteó hacia Luffy y comenzó a avanzar hacia el lugar junto a él. Caminaron por calles que simplemente parecían sacadas de la mismísima China, pero también debieron adentrarse por oscuros pasajes que los llevaron a calles sin salida. A simple vista todo parecía normal, no veían nada extraño ni que les llamara la atención, hubo uno que otro grupo de sujetos que los observaron con detenimiento, pero nada que los hiciera sentirse realmente en peligro, por lo que decidieron entrar en uno de los restaurantes que les pareció más sospechoso en un intento por encontrar algo que les sirviera de información.

— Queremos un par de sopas de fideo, por favor. Y unos baos al vapor. Y algo de tofu frito. Ah, y algofhhh— pero antes de que el moreno pudieses seguir pidiendo comida, la chica lo hizo callar poniendo una de sus manos sobre su enorme bocota.

— Pediremos solo eso, gracias — dijo sonriéndole a la mesera que los observaba sin expresión alguna y que, tras anotar un par de cosas en una pequeña libreta que llevaba en la mano, se marchó hacia la cocina.

— Oyeee... ¿Por qué no me dejaste seguir pidiendo?, ¿no sabes que cuando conoces un nuevo restaurante debes pedir de todo un poco? Sino no puedes juzgar si es bueno o malo — se quejó el moreno, quitándose la pequeña mano de Nami de la boca.

El sabueso & la chica nubeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora