Durante una de las misiones en las que Usopp había ayudado a Nami, resultó sumamente herido, al punto en el que su presión sufrió un bajón exagerado, haciéndolo temblar de frío. Pensaba que moriría, que su vida no había sido tan buena pero que al menos había hecho algo bueno con ella.
Podía escuchar a su compañeros correr en todas direcciones, lo movían de un lado a otro, de pronto lo habían subido a un vehículo y entonces todo se fue a negro. ¿Así se sentiría morir?, ¿era cierto que después de la muerte no había nada?
Entonces abrió los ojos y la potente luz del sol de la mañana que entraba por la ventana le molestó profundamente, haciéndolo sentir pequeñas punzadas de dolor en la vista. ¿Dónde estaba?
— Oh, veo que despertaste. ¿Cómo te sientes?, ¿te molesta la luz? Si quieres puedo cerrar las cortinas — le dijo de pronto una dulce voz que, para él, sonó como el coro de los mil ángeles.
— Eh, yo... ¿Estoy muerto?, ¿dónde estoy? — preguntó desorientado.
— Qué dices — contestaba la delicada voz, riendo ante aquel comentario.
Y logró ver su rostro. Era tan bonita que Usopp realmente se planteó el hecho de si seguía vivo o no, ¿quién era ella?
— Yo... ¿Realmente estoy vivo? —.
— Por supuesto, ¡yo te salve! Llegaste en muy mal estado, pero gracias a los esfuerzos que pusimos todos aquí en el hospital, logramos salvarte. Nos contaron que eres policía y que venías de una misión muy importante y peligrosa — contestó la chica, sentándose junto a la camilla de Usopp.
— Sí, sí, yo... Es verdad, soy de los mejores policías de la estación en la que estoy, de hecho siempre me asignan los casos más complejos. Aunque esta vez me ofrecí a ayudar a una colega que recién se está integrando, y bueno, las cosas resultaron así. Tuve que defenderla, ya sabes, al ser novata no tenía mucha experiencia en terreno, pero gracias al cielo que todo salió bien — dijo Usopp, adoptando de pronto una actitud totalmente heróica, olvidando por completo el dolor que sentía en todo el cuerpo.
— Vaya, eso suena difícil, pero que bueno que en tu cuartel cuenten con un agente tan genial como tú. Supongo que hasta ahora no habías sufrido ninguna lesión tan grave, ¿verdad? Nunca te había visto aquí —.
— Oh no, jamás me lastimo y siempre hago muy bien mi trabajo, es por eso que nunca llego al hospital, pero esta vez fue más complejo que de costumbre, ya sabes, no es fácil cuidar de tu equipo de trabajo y al mismo tiempo luchar contra los malos — proseguía Usopp, enanchando el pecho con orgullo, pese al dolor de espalda que lo atacaba al más mínimo movimiento.
— Supongo que tienes razón... En fin, me alegra que estés bien y que ya hayas despertado. Necesito que estés un par de días más en observación y luego de ello, podremos darte de alta, ¿sí? Ten un poquito más de paciencia — le informó la doctora, apuntando un par de datos del monitor en los papeles que tenía en mano.
— De acuerdo doctora...¿? —.
— Kaya, soy la doctora Kaya —.
— Bien, muchas gracias doctora Kaya — y diciendo esto, se quedó observándola hasta que salió de la habitación. Solo entonces se relajó y dejó que su cuerpo se derritiera sobre la camilla, quejándose internamente por cada parte de su cuerpo que aún dolía.
Pasaban los días, pero Usopp se negaba a salir del hospital con la excusa de que "aún no se sentía del todo bien", y en el transcurso aprovechaba para charlar durante las tardes con Kaya, contándole todas las aventuras que tenía a diario en la estación de policía, e incluso tomando los casos de sus compañeros para apropiarse de estos como si "él los hubiera llevado a cabo", provocando todo tipo de reacciones en la chica.
Lentamente empezaron a volverse cercanos, pero Usopp no podía seguir extendiendo su tiempo en el hospital, e inevitablemente el día de la despedida llegó.
— Fue divertido tenerte por aquí. Es decir, no es divertido que te lesiones, pero sí lo fue el que pudieramos conversar — le dijo la doctora cuando llegó a entregarle su reporte médico.
— Sí, para mi también fue muy divertido. Gracias por todo doctora, espero volver a verla... En mejores condiciones — contestó Usopp, entregándose a la lamentable realidad de que, lo más seguro era que no la volvería a ver.
— Oh, pero si quieres podemos intercambiar números, de esa manera podremos conversar cuando tegamos algo de tiempo, ¿qué te parece? — ofreció de pronto la doctora, sonriendo ampliamente ante la idea de seguir en contacto.
— ¿Eh? ¡P-por supuesto! Dame tu móvil, anotaré de inmediato mi número — decía Usopp entusiasmado, feliz de que, de alguna manera, aquella bella doctora haya encontrado algo de agradable en él.
Desde entonces, Usopp procuraba dañarse más de lo necesario en las misiones y casos en los que ayudaba solo para volver a ver a Kaya, y Kaya fingía que no sabía esto con el único propósito de pasar más tiempo a su lado, escuchando sus alocadas historias.
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El sabueso & la chica nube
FanfictionNami, una famosa detective a lo largo de Europa, es contactada por la policía de Nueva York como apoyo para la resolución de unos casos que requieren de cierta minuciosidad y experticia. Sin embargo, su torpe pero fiel ayudante apodado como "D" el s...