Tanjiro es un omega que se aísla de la sociedad después de haber sido tratado cruelmente en su infancia debido a su sobrepeso, lo que lo lleva a vivir como un Hikikomori, sin embargo al no querer dejar sus estudios, los continúa en casa, siendo todo...
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—Bueno, en resumen es otra mangaka reconocida, pero Shinobu a estado muy inactiva estos últimos meses así que decidimos hacer una colaboración— explicó el pelirrojo tomando su tableta digital en manos para empezar a trabajar —Y me prometió esos doujinshis a cambio de una mesa en la COMICON—
—¿Entonces para eso eran los doujinshis?— preguntó Nezuko algo confundida viendo las portadas de cada doujinshi que la joven había creado.
En cuanto quiso curiosear dentro de aquel doujinshi Shinobu le arrebató de las manos su propia obra, negando con la cabeza dándose a entender que no quería que alguien como Nezuko lo viera, por varias razones obvias, más que todo porque eran exclusivamente para Tanjiro.
—No toques mi trabajo por favor, no querrás saber lo que hay dentro- dijo para después levantarse con la caja en manos y dejarla encima del closet del omega —En fin debemos volver al trabajo Tanjiro—
Tanto Makomo como Nezuko fueron sacadas de la habitación a los pocos segundos, mientras que Tanjiro se sentía más tranquilo sin la presencia de su hermana y su cuñada, continuaba dibujando en su tableta digital con concentración junto a Shinobu. . . .
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En esa agotadora tarde Tanjiro estaba en su límite, ya no podía seguir por ahora, su mano dolía, estar sentado dibujando por más de 7 horas no era para nada una buena idea, suspirando algo cansado y tomando su vaso con agua helada para beber el contenido, sintiendose más refrescado y un tanto aliviado.
—Lo hicimos bien, creo que en menos de 2 días lo terminaríamos, yo me encargaré de la paleta de colores, tu puedes concentrarte en el estilo de dibujo y los fondos— Shinobu ya estaba guardando sus respectivos materiales para marcharse de esa casa.
—Supongo que está bien, pero creo que podríamos repartir un poco más el trabajo— sugirió viendo sus últimos bocetos con cierta inconformidad —Y creo que podríamos hacer un mejor diseño—
Con eso dicho la azabache solo respondía vagamente con la cabeza, dirigiéndose a la puerta con compañía de Tanjiro, cosa que al abrirla había recibido a Giyuu, levantando su estado de ánimo y sonriendo alegremente solo por verle, olvidando por completo a Shinobu para ir de inmediato a los brazos de su alfa.
