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Misma hora, misma neblina, mismo domo.
Cada ser en la esquina que marcaba su sello listos para entrenar. Un hombre alto de edad mediana con alas negras y un traje elegante como todos los días en el centro del pentagrama.
- ¿Para qué son buenos? ¿Destruyen? ¿Sanan? ¿Vuelan? ¿Explotan? Si hiciéramos la misma prueba que ayer ¿harían algo diferente? Más importante aún ¿sabrían que hacer?
Todos se miraron entre sí.
- La mayoría de ustedes no lo haría. Lo sé. Si tuve suerte trataron de pensar en algo nuevo. Sin embargo hay dos personas que me interesa que mejoren.
Gastrell, Birdwhistle.
Mierda pensaron.
- Gastrell, ayer me gritó que necesitaba agua para su magia. Úsela ahora.
- No hay agua profesor.
- Claro que si. El uno por ciento de la atmósfera es agua. El 70% de sus cuerpos es agua. Incluso hay agua en la sangre. Use el agua a su alrededor.

Chiara no sabía que hacer. Supuso que lo menos dañino sería usar el agua del ambiente. Se concentró. Cerró los ojos y comenzó a buscarla. Cuando estaba cerca del lago todo era más sencillo. Podía verla rápidamente. El agua se veía como pequeños puntos de luz así que en el lago era fácil pero en el domo le estaba costando, buscaba en cada centímetro del domo hasta que vio el primer punto, luego otro y otro más, comenzó a juntarlos solo necesitaba un poco. Luego vinieron más y más que pudo usar con la facilidad que lo hacía con el lago. De repente abrió los ojos y notó que las púas venían de nuevo en su dirección pero esta vez no se agachó movió las manos en un círculo y un escudo de agua apareció, giraba tan rápido que destruyó las púas haciéndolas pequeños discos. Una vez que terminó se tiró en el piso.

- Bien Gastrell, es solo el inicio. Necesito que sea más rápida, el enemigo no va a tener la paciencia para que busque el agua a su alrededor. Aún así tuvo un buen resultado. Gracias.

Desde el suelo alzó un brazo y sacó su pulgar en señal de que agradecía la crítica.

- Birdwhistle.
- Señor.
- Usted es un elfo. Y es de los mejores de su clase.
- Solo sé curar heridas señor.
- Ayer detuvo las púas.
- Por instinto.
- Bueno, descubrirá que tiene más potencial. Pero no logrará verlo si sigue teniendo miedo.

Se giró y le lanzó de nuevo las púas y el chico las encaró. Dijo unas palabras mientras ponía las manos al frente. Era verdad. Debía dejar de temer. Era un elfo. Tenía sangre guerrera. Y tal vez eso le ayudaría. Las pues se detuvieron al frente, tal como el día anterior. Pero al caer no eran púas eran solo polvo.

- Por un momento pude oler la valentía, pero vamos Birdwhistle sabe que tiene mucho más por enseñarnos.
Los demás. ¿Saben porque púas?

Adhara miró a Lúa. Y la pelinegra habló.

- Son las criaturas que mataban a los arcanos. Las creó Agastya. Son criaturas negras con dos pares de ojos amarillos, púas en la espalda y patas como dagas.
- Bien De'Ath.
Nos cazaron, y las púas son su arma, ni siquiera las patas. Las púas tienen veneno. Y ninguna criatura mágica ha sobrevivido a un ataque de esos.
Por eso entrenamos con púas. Para empezar, en caso de una emergencia. Sin embargo hoy les dejaré una tarea de investigación. Quiero que investiguen todo lo que su magia es capaz de hacer. Son niños, lo sé. Y detesto quitarles eso. Sin embargo si me pasa algo necesito que haya nuevos guerreros y discúlpenme por elegirlos a ustedes. Pero no puedo arriesgarme.
Váyanse ya.
Obedecieron.

- ¿A qué crees que se refiere con "si algo me pasa"?.- dijo Adhara mirando a Lúa.
- No lo sé pero espero que Noah sí.

Caminaron hacia el dormitorio de Lúa, nunca había entrado a ese lado del edificio y para llamarse "Gárgola" en realidad no había ninguna. Ni era la mitad de aterrador de lo que ella esperaba. En realidad estaba perfectamente normal. Su cuarto era parecido al de Adhara sólo que más organizado y con menos luz. Dos camas en la habitación y supo enseguida cuál era el lado de Lúa. Había una insignia de dragón en la pared, libros y un tocadiscos.
De abajo de la caja del tocadiscos sacó el sobre que les habían entregado y los leyó.

M'ai Aidez Donde viven las historias. Descúbrelo ahora