Después de la cena, se encontraron en la torre y Lúa repitió el proceso para llamar a Katja, la daga, el collar y las palabras.
—Sortir, Katja.
Una vez montadas en Katja Lúa estaba contemplando la luna y Adhara la contemplaba a ella.
—¿Por qué escogiste hoy?
— Te lo dije, hoy mis padres no estarán en la casa.
— Lo sé, pero ¿acaso no quieres verlos? Aunque sea de lejos, sin hablarles solo... verlos.
— No.
— ¿Los odias?— se atrevió Adhara.
— ¿Odiarlos? No, eso requeriría que les prestase atención. En realidad creo que me desapegué de ellos hace mucho tiempo; cuando éramos niños casi nunca estaban, solo nos dejaban con los maestros e institutrices que contrataban para que nos enseñaran cosas como modales, a usar nuestra magia, defensa personal, ese tipo de cosas y cuando estaban nos exigían demasiado. Fueron ellos quienes nos enseñaron a usar los collares, las dagas ya montaron a nuestros dragones pero jamás cuidaron de nosotros, el que cuidó de mi siempre fue Noah.
— Por eso es que estás tan preocupada.
— Por eso es que estoy dispuesta a hacer lo que sea para encontrarlo. Y salvarlo, si fuera necesario. El me salvó cada vez que lo necesité.—se le quebró un poco la voz.
— Lo vamos a encontrar.— Adhara le tomó la mano.Katja comenzó a descender hasta que se aterrizó en el enorme patio de la mansión. Adhara estaba boquiabierta. La famosa mansión De'Ath, era exactamente como la había imaginado: enorme, oscura pero elegante y lo más importante, había dragones por todos lados. De colores oscuros, sin embargo destacaba uno negro como la noche y el más grande de todos, supuso que era el alfa y que le pertenecía al padre de los De'Ath.
— ¿Viste a Nox? El más grande.—preguntó la pelinegra.—Él es el dragón de mi madre. Ella es la más poderosa de todos nosotros por eso Nox es el más grande.
Bajaron del lomo de Katja y ella se fue como dando brinquitos en dirección a donde estaban todos los dragones. Y ellas caminaron hacia la puerta, Lúa sacó la pequeña daga y la introdujo en el cerrojo, la movió unas cuantas veces y este se abrió.
— Bienvenida, a la mansión De'Ath.
Todo dentro era del mismo tono negro que habia afuera, alfombras y muebles, sin embargo habia muchos elementos de cristal.
— Ven.— subamos.
Caminaron por unas escaleras de caracol que parecían de obsidiana. Hasta el segundo piso que tenía varias puertas cerradas, Lúa le distinguió el camino hacia la biblioteca de su madre.
— ¿La biblioteca de tu madre? ¿Es qué que aquí todos tienen una biblioteca propia?.—rió.
— Sí.— dijo Lúa muy seriamente.Adhara dejó de reír y Lúa comenzó a forzar la puerta con la daga pero la puerta la lanzó hacia atrás y cayó al suelo. Maldijo, dijo unas palabras, intentó de nuevo forzarlo y esta vez lo consiguió. Entraron a un cuarto repleto de libros, de diferentes colores y cubiertas. Era increible. Adhara también tenía una biblioteca en casa, después de todo todas las familias importantes conservaban la historia de su sello.
La pelinegra dijo unas palabras y un libro hizo ruido. Lo dije y el libro flotó hasta sus manos.
—¿Tu sabes hacer ilusiones verdad, Edevane?
— Eh, sí.
— Bien, haz una para llenar ese espacio con este libro. Mi madre no puede darse cuenta de que falta.
— Bien.—movió las manos y unos segundos más tarde llenó el espacio con una ilusión que había creado a partir de un cabello de Lúa, para que la familia De'Ath pudiera ver la ilusión. La pelinegra ni siquiera había notado cuando se lo arrancó.
— Wow, no creí que fuera tan fácil...— dijo la pelinegra.
— Es un hechizo simple, solo tienes que...
— Robar el libro.
— Oh.
— Mis padres no volverán hasta dentro de varias horas.— La miró.— ¿Ya quieres volver al colegio?
— No tengo prisa.— le sonrió la pelirroja y después miró a la ventana.– Supongo que Katja estará feliz de pasar más tiempo con los demás.

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M'ai Aidez
FantastikLos humanos se han extinto. Las criaturas mágicas han podido crear un nuevo mundo, separados por sellos que indican el origen de su magia que deben entrenar en una academia. Una carta, una desaparición, amistad y amor inesperado. [EN PROCESO] [EN...