Amor y felicidad

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POV JORGE

Ella se veía el espejo, admirando su belleza, traía un vestido rojo vino, pegado y corto con corte en "V" y un corte en la pierna.

— Amor, te vez hermosa —. Dije terminado de arreglarme los botones de la muñeca de mi camisa.

— Tú te vez súper guapo —. Se acercó a mí y colocó sus brazos alrededor de mi cuello, acercandome más a ella, acercó su rostro al mío y pego sus labios a los míos, al comienzo fue un simple rocé de nuestros labios, para luego convertirse en un beso más apasionado.

— Mi vida... Si no nos... Detenemos... No llegaremos a la cena —. Dije entre besos, mientras trataba de separame un poco.

— Si, tienes razón, voy por mi bolso y salimos —. Cogió su cartera de mano y camino con dirección a la puerta, yo cogí mi sacó y salí con ella.

En la entrada nos esperaba ya un taxi, el cuál previamente habíamos pedido, le abrí la puerta del auto, subió ella y luego yo.
El auto se puso en marcha, ambos íbamos en el auto en silencio, traíamos nuestras manos entrelazadas, mientras yo dejaba un beso en su cuello, se acomodó y recostó su cabeza en mi pecho, pase mi brazo por su hombro y así nos quedamos durante el resto del camino.

Al llegar al restaurante, nos pidieron el nombre de la persona que había solicitado la reservación en el restaurante, di mi nombre e inmediatamente nos llevaron hacia nuestra mesa, ayude a sentarse a Ana y me senté a su lado.

Charlabamos sobre temas sin importancia, a los minutos llegaron Natalia junto a Ricky, ambos nos levantamos para saludarlos.

— Amiga, que divina te vez! —. Dijo Ana, abrazando a Natalia.

— Gracias amiga, tú no te quedas atrás

— Hola Natalia, te vez muy guapa —. La saludé.

— Ricky, tiempo sin verte —. Dije, dándole un apretón de manos —. Pero vengan, tomen asiento.

Ana y yo nos volvimos a sentar en nuestros sitios y Ricky junto a Natalia, al frente de nosotros.

— Chicos, los veo tan felices desde que están juntos —. Dijo Natalia.

— Si, sin duda fue una excelente elección, el poder darnos una oportunidad —. Respondí yo, Ana se acercó y me robó un beso, desde que oficializamos nuestra relación, podíamos estar más tranquilos, salir a sitios públicos sin que las personas nos mirarán raro, poder demostrar nuestro amor en publicó y sin temores.

— ¿Cuanto tiempo ya juntos? —. Esta vez fue Ricky quién pregunto.

— Ya vamos a cumplir un tres años juntos, pero para el público, recién un año —. Respondió Ana con una sonrisa, esa sonrisa que amaba ver, su sonrisa me transmitía mucha paz y tranquilidad, realmente la amaba.

— Si, aunque entre tantos intentos, idas y venidas, ya más de ocho años —. Dije mirando pícaro a Ana, ella solo me dio un suave golpe con su codo, yo solo me reí y ella se sonrojó.

— Bueno si, era un amor a penumbras, igual los fans se daban cuenta, éramos tan notables —. Respondió Ana

— Y obvio que éramos tan notables con los celos de usted señorita...

— ¿Celosa, yo? —. Dijo fingiendo ofenderse

— Ana, eres mi amiga, pero esta vez apoyó a Jorge —. Natalia bebió un poco de su bebida y volvió a hablar —. Si era a mi, a quien Jorge le suplicaba para que te dijera para que le escribieras

— Pero es que él me provocaba, sacándome celos y aún lo hace —. Dijo intentado fulminarme con la mirada.

— Ay mi amor, tú sabes que solo tengo ojos para ti —. Cogí su mentón y la besé.

La cena término entré conversaciones, risas y bromas entre los cuatro.

— Jorge, amor, tenemos que regresar, por los niños —. Hace dos años, nos habíamos convertido en padres de mellizos, Laura y Teo.
Los niños se habían quedado con Vero, la hermana de Ana.

— Mi vida, pago la cuenta y nos vamos —. Nos despedimos de Natalia y Ricky, pedimos un auto y nos dirigimos a nuestra casa.

Al llegar, todo estaba en total silencio, en el camino Vero nos dijo que los niños estaban en la habitación de ella, descansando y ella también se iba a acostar.
Ana se quitó los zapatos en la entrada y nos subimos silenciosamente las escaleras.

— Estoy cansada, los años me están cobrando factura —. Dijo Ana riendo en el pasillo.

— Amor eso no es cierto, tú eres y te vez joven, te vez tan perfecta... —. Dije dejando dejando algunos besos en su cuello —. Mmm me encanta tu perfume, que diosa eres. ¿Quieres que siga?

— Si, me encantaría, pero me gustaría que lo hagas en la cama —. Dijo colgándose en mi cuello, rápidamente la cargué en mi cadera y ella enrolló sus piernas al rededor de mi cadera, el vestido se subió, dejándome su trasero al aire, la tomé de ahí y nos dirigimos hacia la habitación, mientras nos besábamos.

Al llegar a la habitación, Ana rápidamente le puso seguro a la puerta de nuestra habitación, rápidamente la acorrale contra la pared.

— Te vez hermosa con ese vestido, pero sin él, estoy seguro que te vez mucho mejor de lo que imaginó —. Baje el cierre del vestido y este cayó, dejándola totalmente desnuda.

— Mi amor, si por mí fuera, te haría el amor aquí mismo, sin la necesidad de tener que llevar a la cama —. Deje de hablar al sentir los labios de Ana sobre los míos, iniciando una guerra en nuestras bocas, Ana bajo una de sus manos hacia el cinturón de mi pantalón, desabrochandolo, el pantalón cayó, me desabotone rápido la camisa y volví a cargar a Ana en mi cadera y pude sentir lo húmeda que se encontraba.

Bajé mis boxers y de una sola estocada entré en ella, los ojos de ella se abrieron al sentirme, después de unos instantes comenzó a moverse, mientras yo entraba y salía de ella, los gemidos de ella no faltaron.

— Ana, amor, baja un poco la voz, nos van a escuchar —. Ana empezó a reírse y yo también después de unos instantes —. Tú hermana nos va a escuchar o los vecinos

— No me importa, tanto tiempo callando nuestro amor, que todos se enteren de lo mucho que te amo y lo mucho que disfrutó hacer el amor contigo

— Dios amor... Eres tan perfecta... —. Ana mordía mi cuello, mientras sus pechos rebotaban sobre mi cuerpo, jalaba de mi cabello para acercarme más a ella —. Bueno... Si mañana los vecinos o tu hermana... Se quejan, tú les dirás

— No hay problema —. Respondió riendo, después de algunas estocadas más, ambos gritamos de placer al llegar a la cima, nuestras respiraciones se fueron controlando.

Nos echamos en la cama, de tal forma que quede yo encima, esa noche hicimos el amor hasta quedarnos cansados.

— Ana María, te amo, quiero pasar el resto de mis días junto a ti, disfrutando de cada momento contigo —. La besé y ella me abrazó.

— Te amo mucho más, Jorge, gracias por llegar a mi vida —. Dijo besándome.


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By Morita

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