Decisiones y encuentros

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Ana María se encontraba en una fiesta, rodeada de amigos y conocidos, pero sintiéndose extrañamente desconectada. La música retumbaba en las paredes, y las luces de colores creaban un ambiente vibrante. Se dirigió a la pista de baile, buscando perderse en el ritmo de la música y olvidar, aunque fuera por un momento, las preocupaciones de su vida diaria.

De repente, la vio. Tn estaba de pie al otro lado de la pista, moviéndose con gracia y energía al compás de la música. Sus ojos se encontraron, y en ese instante, todo lo demás desapareció. Ana María sintió una atracción magnética hacia ella, como si estuvieran destinadas a encontrarse.

Se abrió paso entre la multitud hasta llegar a Tn. Sonrieron tímidamente y comenzaron a bailar juntas, sus cuerpos sincronizados como si hubieran ensayado esa coreografía toda su vida. La química entre ellas era innegable, y cada movimiento acercaba sus cuerpos un poco más.

La canción cambió, y el ritmo se volvió más lento, creando un ambiente íntimo. Tn se acercó aún más, sus labios rozando la oreja de Ana María mientras susurraba algo inaudible. Ana María sintió un escalofrío recorrer su espalda, y antes de darse cuenta, sus labios se encontraron en un beso suave y electrizante. Fue un momento fugaz, pero dejó una marca profunda en ambas.

Cuando la canción terminó, Ana María se dio cuenta de que no había pedido el número de Tn. La buscó entre la multitud, pero Tn ya había desaparecido. Pasaron semanas sin saber nada de ella, y Ana María se preguntaba si volverían a encontrarse alguna vez.

El destino, sin embargo, tenía otros planes. En otra fiesta, meses después, Ana María volvió a ver a Tn. Esta vez no dejaría pasar la oportunidad. Se acercó a ella con una sonrisa nerviosa.

—Hola, me alegra verte de nuevo —dijo Ana María.

Tn sonrió, sus ojos brillando con reconocimiento.

—Hola, Ana. Yo también me alegro de verte.

Bailaron de nuevo, y esta vez, Ana María no olvidó pedirle su número. A partir de ese momento, comenzaron a verse con frecuencia, escapándose a lugares donde podían estar solas y disfrutar de la compañía mutua. Tenían encuentros apasionados y noches llenas de risas y susurros, pero nunca hablaron de una relación seria. Ambas sabían que había algo más entre ellas, pero ninguna se atrevía a dar el paso.

Todo cambió cuando Tn descubrió algo que la dejó helada. Estaba navegando por las redes sociales cuando vio una foto de Ana María con un hombre, ambos sonriendo en una cena romántica. El pie de foto decía: "Con mi amor". La realidad golpeó a Tn como un balde de agua fría. Ana María tenía novio.

Decidida a confrontar la situación, Tn llamó a Ana María y le pidió hablar en persona. Se encontraron en un café tranquilo, y Tn fue directa al grano.

—¿Por qué no me dijiste que tenías novio? —preguntó Tn, tratando de mantener la calma.

Ana María se quedó en silencio por un momento, su rostro reflejando una mezcla de culpa y confusión.

—No quería lastimarte. Lo nuestro es... complicado. No sabía cómo manejarlo —respondió Ana María, bajando la mirada.

Antes de que pudieran seguir hablando, el novio de Ana María, Carlos, llegó al café. Ana María le había contado sobre la reunión, y él había insistido en acompañarla. Carlos, sin saber la verdadera naturaleza de la relación entre Ana María y Tn, las invitó a cenar esa noche.

La cena comenzó con una conversación tensa, cada palabra cargada de significados ocultos. Tn, sintiéndose traicionada y molesta, decidió actuar. Mientras Carlos hablaba animadamente sobre su trabajo, Tn deslizó su pie por debajo de la mesa, rozando la pierna de Ana María. Ana María se estremeció, su rostro reflejando una mezcla de sorpresa y nerviosismo. Tn continuó con su provocación, su pie subiendo lentamente por la pierna de Ana María, deteniéndose justo antes de llegar a un punto crítico.

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