Entre amor y engaños

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Perspectiva de Armando

Desde que tomé las riendas de Ecomoda, mi vida se convirtió en un torbellino de decisiones difíciles y responsabilidades aplastantes. Me convertí en el presidente de la empresa de mi padre, y con ello vinieron las expectativas de mantener el éxito y la reputación de la compañía. En medio de todo esto, estaba Betty, mi asistente. Betty era diferente a cualquiera que hubiera conocido: su apariencia sencilla escondía una inteligencia y un corazón que poco a poco fui descubriendo.

Una noche, durante una gala de la empresa, me acerqué a Betty. Había algo que necesitaba decirle, algo que había estado guardando por mucho tiempo. "Betty, ¿te importa si hablamos un momento? Necesito aclarar algo contigo," le dije, tratando de mantener la calma.

Ella me miró con esos ojos grandes y sinceros que siempre me hacían sentir pequeño. "¿Qué más hay que aclarar, Armando? Siempre es lo mismo: tomas decisiones impulsivas y luego esperas que todos arreglen tus errores."

Sentí un nudo en el estómago. "Betty, tengo miedo de fracasar como líder y como hombre," confesé, dejando caer mi máscara de arrogancia. Sus palabras, aunque duras, tenían la intención de ayudarme a ser mejor. Pero había algo más que necesitaba admitir, algo que había estado negando.

### Perspectiva de Betty

Desde el momento en que Armando tomó el control de Ecomoda, su actitud cambió. Yo, que siempre había sido la asistente fiel de don Roberto, ahora me encontraba trabajando para su hijo, quien parecía tener un talento especial para meterse en problemas. Sin embargo, detrás de su fachada arrogante, había momentos en los que Armando mostraba una vulnerabilidad que me conmovía.

Esa noche de la gala, cuando él se acercó y me pidió hablar, supe que algo importante estaba por suceder. "¿Qué más hay que aclarar, Armando? Siempre es lo mismo: tomas decisiones impulsivas y luego esperas que todos arreglen tus errores," le respondí, tratando de mantener mi profesionalismo.

Cuando él confesó su miedo a fracasar, algo dentro de mí se quebró. Vi al hombre detrás del líder arrogante, y por un momento, pensé que podíamos encontrar un punto en común. Pero todo cambió cuando me di cuenta de que los sentimientos que estaba desarrollando por Armando eran mucho más profundos de lo que había admitido.

### El Error de Armando

Marcela, mi novia, llena de celos y sospechas, comenzó a notar la cercanía entre Betty y yo.

Era una tarde sofocante en la oficina de Ecomoda. Armando y Betty se encontraban revisando documentos importantes para un próximo proyecto. La tensión entre ellos era palpable, cargada de miradas furtivas y palabras cuidadosamente medidas.
"Betty, ¿estás segura de que este contrato es lo mejor para la empresa?" preguntó Armando, con una mezcla de preocupación y admiración por la perspicacia de Betty.
Ella asintió, con una seriedad que reflejaba su compromiso con el trabajo. "Sí, Armando. Creo que esta es la mejor opción estratégica en este momento," respondió, desviando la mirada hacia los papeles sobre la mesa.
Armando la observaba mientras hablaba, impresionado por su capacidad para manejar situaciones complejas. Había algo en Betty que lo atraía más allá de lo profesional, algo que no podía ignorar. Y en ese momento, con la oficina vacía y la presión del trabajo acumulándose, sus miradas se encontraron de manera diferente, con una intensidad que ninguno de los dos había experimentado antes.
"Armando, necesitamos asegurarnos de que cada detalle esté correcto," dijo Betty, tratando de mantener la compostura.
Él se acercó lentamente, con una determinación que no podía contener más. "Betty, hay algo que necesito decirte," murmuró, su voz cargada de emoción reprimida.
Ella lo miró, con una mezcla de sorpresa y anticipación. En ese momento, las palabras parecieron perder sentido y el mundo exterior desapareció. La atracción que habían estado negando finalmente se hizo evidente, y en un instante de impulso, Armando tomó su rostro entre sus manos y la besó con una pasión que había estado guardando.
El beso fue como una chispa que encendió un fuego que ninguno de los dos podía apagar. Betty respondió con la misma intensidad, dejando de lado las dudas y entregándose al momento. Las manos de Armando exploraron con ternura cada curva de su cuerpo, mientras sus labios se fundían en un baile de emociones largamente contenidas.
La oficina se llenó de susurros entrelazados y sus corazones latían al unísono. Lo que comenzó como un acto de impulso se convirtió en una revelación de deseos y anhelos compartidos. En medio del caos y la incertidumbre, encontraron un refugio mutuo en el calor del otro, buscando consuelo y entendimiento en la intimidad que habían descubierto juntos.
Después de horas que parecieron segundos, se separaron lentamente, con la respiración entrecortada y los ojos brillantes de emoción. Betty rompió el silencio primero, su voz apenas un susurro. "Armando..."
Él la miró, con una mezcla de gratitud y arrepentimiento. "Lo siento, Betty. No deberíamos haber..."
Ella lo interrumpió suavemente, colocando un dedo sobre sus labios. "No lo sientas, Armando. Esta noche ha sido... especial," dijo, con una sonrisa que reflejaba el anhelo y la promesa de lo que podría ser.
Y en ese momento, mientras se enfrentaban al peso de lo que habían compartido, ambos supieron que sus vidas nunca volverían a ser las mismas.

Terminamos pasando la noche juntos en la oficina, un acto de pasión que nunca debió suceder.

Descubrimiento y Confrontación

Cuando Marcela descubrió la traición, mi mundo se desmoronó. Se enteró a través de una llamada anónima, y no tardó en confrontarme. "No puedo creer que me hayas hecho esto, Armando. Pensé que éramos más que esto," me dijo, con lágrimas en los ojos.

Lo peor de todo fue enfrentar a Marcela. "Lo siento, Marcela. Fui un idiota. No sé qué más puedo decir para que me perdones," le dije, mi voz quebrada por el arrepentimiento.

Con Betty nos alejamos, intentando sanar las heridas que nosotros mismos habíamos causado. Pero el destino tenía otros planes. Un encuentro fortuito en un café nos obligó a enfrentar la realidad: seguíamos amándonos a pesar de todo.

Reconciliación

"Armando, ¿qué vamos a hacer?" me preguntó Betty, su voz llena de incertidumbre.

"Betty, no puedo cambiar lo que pasó, pero quiero intentarlo de nuevo. Quiero que seamos nosotros, sin secretos, sin mentiras," le respondí, mirándola a los ojos con sinceridad.

Ella suspiró, dejando caer la tensión de su cuerpo. "No podemos olvidar lo que pasó, pero sí podemos decidir lo que queremos hacer a partir de ahora."

"Betty, quiero intentarlo de nuevo. Quiero que esto sea real. ¿Tú también?" le pregunté, con esperanza en mi voz.

Ella asintió, con una pequeña sonrisa en los labios. "Sí, Armando. Quiero intentarlo de nuevo. Pero esta vez, de verdad."

Un Nuevo Comienzo

A partir de ese momento, ambos decidimos que lo nuestro no podía ser un error más, sino un nuevo comienzo. Rompí con Marcela, poniendo fin a una relación que ya no tenía sentido. Betty y yo, por primera vez, estábamos libres para intentar algo real, sin escondites ni engaños.

En los meses siguientes, Betty y yo trabajamos juntos para reconstruir nuestra relación. Aprendimos a comunicarnos, a apoyarnos mutuamente en nuestros roles dentro de Ecomoda. Nuestros compañeros de trabajo, al principio sorprendidos, empezaron a ver cómo nuestra relación aportaba una nueva energía a la empresa.

Una noche, mientras caminábamos por el parque después de una larga jornada de trabajo, Betty se detuvo y me miró a los ojos. "Armando, gracias por todo lo que has hecho. Sé que no ha sido fácil, pero estoy feliz de que estemos juntos."

La abracé, sintiendo una paz que no había sentido en mucho tiempo. "Betty, eres lo mejor que me ha pasado. Prometo seguir trabajando en esto, en nosotros."

Así, entre amor y desafíos, Betty y yo encontramos nuestro camino de regreso el uno hacia el otro, descubriendo que el verdadero amor no es perfecto, pero siempre vale la pena luchar por él.

One shotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora