Entendimiento

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Baekhyun había caminado con una sonrisa, siguiendo a Seunghyun, quien había prendido otro cigarrillo, pensando en qué podría hacer con aquel bonito chico ingenuo.

—Hyun ¿Por qué no fuiste a interrumpir mi boda? —formó un puchero mientras miraba las marquesinas de los negocios—Hubiera sido tan romántico como en las novelas —sus ojos brillaban con felicidad mientras tomaba la mano de su amado.

—Tu familia me habría matado —se rio, pensando en que el chico veía demasiada ficción.

—Uhm, pero se supone que me amas ¿No? Me lo decías muchas veces —se cruzó de brazos mientras inflaba sus mejillas, renegando.

—Te amo, pequeño y no quería que te metieras en problemas por mi culpa —sonrió mientras se daba la vuelta para tomar sus mejillas suavemente y cerrando los ojos depositó un beso lento en sus labios.

Baekhyun experimentó como sus mejillas se calentaban, debido a que de nuevo sentía su boca siendo capturada por el amor de su vida, lo había anhelado. No tenía miedo de que alguien los viera, porque estaban algo alejados del pueblo en ese momento; subió sus manos para sujetar sus hombros mientras intentaba corresponder el beso, pero luego dejó salir un gemido cuando sintió la lengua del alto invadiéndolo.

—Vamos a mi casa —susurró el alto mientras bajaba sus manos a las nalgas del pequeño—. Necesito tu cuerpo —lamió sus labios.

Baekhyun en ese momento se tensó por completo, él era virgen y lo más cercano a la sexualidad que había tenido eran las conversaciones de Luhan diciéndole como su marido era excelente en la cama.

—Es-Espera, yo no —susurró, quedándose quieto y viendo al suelo—, no es correcto, estoy casado —en realidad ni siquiera sabía que se hacía durante el sexo, pero le habían dicho siempre que era algo que solo lo podías hacer con tu marido.

—No te importo cuando nos besábamos —colocó una mano sobre su propia cintura y arqueó una ceja, mirándolo con burla.

—Sí, pero eso es diferente —formó un puchero mientras pateaba un piedrita—. ¿Y si quedo embarazado?

—Sería divertido ver cómo el tonto de tu marido cría a mi hijo —soltó una carcajada.

Baekhyun no le vio la gracia a eso, él no se estaba acostando con Chanyeol, por lo que nunca le creería esa historia barata y además por mucho que le cayera mal, sabía que hacer criar tu hijo a un hombre que no es el padre, era algo rastrero y asqueroso tanto para el marido como para el pequeño.

—Yo no, no quiero —sacudió su cabeza.

—Como quieras —se encogió de hombros—, pero entonces no vuelvas a buscarme —lo miraba con desdén—. Sé que viniste solo para verme.

—¿Disculpa? —abrió su boca, ofendido mientras tocaba su pecho con las puntas de sus dedos— Vine a hacer compras y te vi de casualidad —ahora estaba enfadado.

—Como si fuera a creerte ¿No estás satisfecho con el mocoso con el que te casaron y por eso viniste? Aunque a la zorra infiel le dió miedo —volvió a reírse mientras fumaba; aunque, luego sintió un dolor punzante y algo frío en su mejilla que le hizo girar el cuello, Baekhyun lo había abofeteado con la mano con la que sujetaba su helado.

—Luhan tenía razón, eres un imbécil —acomodó su camisa y luego se dio la vuelta para irse a hacer sus compras.

Baekhyun caminó a paso firme de ahí, nunca pensó que iba a tratarlo así solo por no querer acostarse con él. Debió sospecharlo, ya que antes de casarse cuando se negaba, también hacia muecas de molestia, aunque, nunca lo insultó. Quizá era porque si el pueblo se enteraba entonces hubieran tenido que casarse.

Sus ojos se enrojecieron mientras sus lágrimas bañaban sus mejillas; cuando se acercaba al centro del pueblo vio su pequeña canasta con ruedas tirada en el suelo. Suspiró para luego recogerla, agradeciendo que nadie se la había llevado. En tanto limpiaba su rostro con sus mangas, recogió el pequeño artículo para luego caminar hasta que llegó al mercado.

Miró al cielo y respiró con fuerza, pensando que el amor era un porquería, no era lo de los cuentos de hadas ni las novelas; su corazón no se lo daría a nadie de nuevo, porque no quería sufrir otra vez. Ahora se sentía tonto por haber confiado en él.

Entró al mercado para empezar a comprar lo que necesitaba y sin darse cuenta, por echar chisme con una vendedora hasta se olvidó de su exnovio, era más interesante saber que la señora de la granja de los Kim, Jennie, se había fugado con el capataz del señor Jongin. Curiosamente fue ahí donde compró más comida.

Luego fue a otro negocio para comprar cosas para la casa como más ollas, otro juego de cuchillos y más cosas. Vio unos huesos grandotes que le causaron curiosidad.

—¿Qué es eso? —frunció su ceño, mirando con detenimiento.

—Oh son huesos hechos con cuero de vaca, que a los perros les encanta —respondió el tendero.

—Deme dos —le pidió, recordando a Otto y a Lassie—. ¿Tiene algo para gatos? —preguntó mientras escogía unas tazas grandes.

—Sí, aquí hay un castillo —le enseñó.

Mientras Baekhyun escogía una taza gorda para él, la cual parecía plato, también sonrió cuando miró una taza alta de color café con un señor de mirada seria y bigotón plasmado ahí y en el otro lado decía "El Macho" con un mostacho abajo. Se rio pensando en que combinaba bien con su marido, así que pidió ambas.

—¿Viene así? No podría llevármela —hizo un puchero, pensando en que Chanyeol le haría devolver el castillo apenas lo viera.

—No se preocupe, vienen en cajas y usted lo arma —le dio una sonrisa amable.

—Entonces démelo en negro —respondió mientras sacaba el dinero de su sostén, lo guardo ahí cuando estaba comprando ropa—. Así no sé ensucia tanto —susurró.

Todo lo puso en su canasta, que sorprendentemente pudo acoger todas sus compras. Cuando salió del mercado volvió a ponerse un poco triste cuando recordó lo que pasó con su ex; los hombres eran idiotas.

Mientras seguía mirando todo, escuchó el ruido de un camión y al levantar la vista se dio cuenta que era el de su marido, aparcándose en el mismo lugar donde lo había dejado. El viento fresco de la tarde movía su cabello largo y ondeaba su abrigo, así que respiró profundamente, llenándose del aroma a granja que venía del camión.

—¿Viniste más temprano? —preguntó, ya que no sabía cuanto tiempo paso.

—La gente se apresuro para bajar la carga —se encogió de hombros mientras mastica una pequeña paja—. ¿Ya terminaste con todo?

Baekhyun se quedó en silencio por un momento pensando en Seunghyun, como había salido de su vida, porque simplemente no se dejó tocar por él; como su romance se había roto en pedazos por algo así. También recordó que hasta ahora no se había acostado con su marido, quien si tenía derecho a poseerlo y aún así le había dado su espacio sin reclamarle ni una vez.

Quizá Chanyeol no era tan odioso como pensaba.

—Sí, ya terminé con todo —sonrió y luego se acomodó en su asiento, colocando sus cosas en el suelo.

—Bien —asintió para comenzar a conducir nuevamente, alejándose del pueblo.

Lirios de fuego || ChanbaekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora