Dicen que a las cosas amargas les falta ese toque dulce para que quede perfecto...
Lalisa Manoban una alfa de 25 años a la cual le rompieron el corazón, y a causa de esto ya no existía esa chica alegre que hacía bromas con todos sino se volvió una c...
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La pareja iba con tropezones hacia la habitación que era de Lisa ya que ahora lo compartían las dos.
- Amo tanto besar tu cuello - Dijo en casi un susurro la alfa, mientras besaba el cuello de la menor.
Jennie solo soltaba suspiros con cada acción de Lisa, pero no se quedó atrás fue desabotonando cada botón de la camisa de la contraria.
Estaban en su propio mundo de pasión, no tardaron mucho para que las dos solo queden en ropa interior.
Lisa iba repartiendo besos por todo el cuerpo de la morena, se posicionó entre las piernas de la última mencionada para dar unas falsas embestidas en el centro de la castaña. Cada vez sentía su miembro crecer que estaba metido en su boxer.
La acción estaba exitando más y más a la Jennie quien llevó rápidamente sus manos al boxer de la mayor pero otras manos la detuvieron.
- Con paciencia bebé - Fue lo único que dijo Lisa - Déjame disfrutarte primero.
La pelinegra comenzó a quitarle las bragas a la castaña para después dejar besos en el muslo interior de la menor que involuntariamente abrió más sus piernas para darle más espacio a Lisa.
Sin esperar más comenzó a dar embestidas con su lengua en la clítoris de Jennie quien colocó una mano en la cabeza de Lisa.
- A..aaah~ S-si así - Dijo la castaña haciendo presión con su mano en la cabeza de Lisa.
Lisa solo sonreía traviesa por cada gemido que salía de los labios de su novia, amaba la version traviesa de la castaña.
Los gemidos de Jennie resonaban entre las 4 paredes, ese sonido era música para los oídos de la alfa. No paso mucho para escuchar casi un grito de Jennie al llegar a su orgasmo.
El boxer de Lisa fue quitado con desesperación por la morena, las posiciones cambiaron ahora Lisa quedando abajo de la castaña que solo la miraba con mucho deseo.
Jennie comenzó a repartir besos y caricias en el cuerpo de su novia a la vez haciendo que sus intimidades chocarán con cada movimiento, eso estaba volviendo loca a Lisa.
La menor tomo en sus manos el miembro erecto de Lisa para así alinearlo a su entrada y comenzar a bajar lentamente.
Las dos soltaron un gemido cuando por fin la alfa había entrado en la Omega, quien comenzó a bajar y subir lentamente sobre la longitud. Fueron segundos los que duraron para que las embestidas se acelerarán.
Agradecían que en aquel piso solo vivieran las dos, porque si tuvieran algún vecino al costado estarían avergonzadas que escucharán sus audibles gemidos.
Por segunda vez las posiciones se intercambiaron ahora Lisa tenía el mando, penetraba a la Omega con mucha fuerza haciendo que la cama se moviera con ellas.
El orgasmo llegó a las dos al mismo tiempo, Lisa cayó rendida encima sobre Jennie se quedarían ahí un rato hasta que el nudo de la alfa desaparezca.
