WIGETTA: Amor Sin Esperanza (Libro 1) [EDITANDO]

CAP. 19: ¿Felicidad?

CAP. 19: ¿Felicidad?

Algunas personas de aquí me han recomendado que te escriba, Guille. He estado recibiendo mucha terapia hijo. ¿Sabes? Me siento muy bien aquí. Tu madre y Carol han venido varias veces a visitarme. Tu debes saberlo, supongo. Espero y te encuentres bien.

«Narra Samuel»

Siento la brisa golpear contra mi rostro. Suspiro y me paso la mano por el cabello. Siento el agua arriba de los tobillos, fresca y continua. Volteo a mi derecha y lo veo, caminando a lado mío, sosteniendo mi mano con fuerza. Una sonrisa se dibuja en mi rostro. Sigue mirando al horizonte, sin rumbo alguno, mientras la corriente de aire sacude su cabello alborotado. Me muerdo el labio y miro a mi subconsciente sentado en su escritorio de caoba, con una sonrisa de medio lado. Siento la suavidad de su mano y la suelto para rodearle la cintura, pasando por su espalda baja hasta llegar al costado. Sonríe y yo suspiro bajito, como un tomate. Tiene ese efecto en mi.

─Jamás sabré qué es lo que más me gusta de esa sonrisa. ─digo.

Solo asiente nervioso y estrecha mi mano a su cintura mientras caminamos sobre el agua fresca.

─Quizá el hecho de que sea por ti, es lo que más te gusta ─contesta, pestañeando varias veces.

Mi subconsciente me da empujones con el codo y me alienta a darle un beso. Nos separamos para tomar aire y paramos un momento. Las olas pasan por nuestros pies.

─Alcánzame.

Veo a Guille correr tras decir eso y entrar al agua con las manos alzadas, retándome.

He sabido que haz salido adelante con ese chico, Samuel ¿Cierto? Guillermo, hijo, seré sincero... Les deseo lo mejor... Desearía estar junto a ti, apoyándote, como siempre... Pero estoy aquí preparándome para ti y tu hermana, para que vean a un padre ejemplar, un ejemplo a seguir.

Corro tras él, que lucha contra la fuerza del agua. Finalmente, lo alcanzo y en una fracción de segundo lo tengo en mis brazos. Guillermo chilla y me da golpecitos en la espalda.

─¡Samu, bájame!

Sonrío y niego con la cabeza, mientras le doy un par de golpes suaves en el trasero. Y caemos en el agua. Abro los ojos con fuerza y me los tallo con los puños. Veo a mi chico escupir el agua salada y toser.

─¡Demonios, Samuel! ─grita escandalizado mientras se acerca a mi.

─Creí que te gustaba el agua ─digo con sarcasmo y levanto una ceja. Se acerca a mi amenazante, para abalanzarse y rodearme con sus brazos.

─Me gustas tú, incluso más que el agua ─besa mi mejilla─. Creo que tengo arena en lugares que no se nombran.

Sonríe y me mira mordiéndose los labios. Lo tomo por los cachetes y le doy un beso rápido. Nos quedamos en silencio, observándonos y sonriendo. Un sentimiento pasa por mi mente y hace que me arrodille en la orilla, todavía observándolo.

─Cásate conmigo.

Es lo primero que me atreví a decir. Ni yo puedo creer que haya hecho aquello, ¡Le había pedido matrimonio!

─¿Hablas en serio, Samu?

La felicidad irradia en sus ojos, profundos. Asiento sonriente y le tomo ambas manos.

─Escapémonos, Guille. Vámonos de aquí, a un lugar lejos ─replico esperanzado─. ¡Sé que podemos hacerlo! Yo te amo, y tu a mi...

Si expresión se suaviza pero se vuelve seria. Me mira perplejo, sin palabras.