CAP. 20: Más Allá De Todo (FINAL).

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CAP. 20: FINAL.

«Narra Guillermo»

Me miro en el espejo mientras logro esbozar una sonrisa. Es algo cómico porque me veo terrible. Me peino con las manos mi cabello alborotado y le sonrío al espejo. Mi subconsciente me mira burlándose de mi, como si yo fuera una criatura extraña. Pongo los ojos en blanco y tomo el cepillo para lavarme los dientes. He leído todas y cada una de las cartas de Papá. Y creo que lo estoy superando. Una sorpresa para mi mismo porque creí que nunca lo perdonaría... Pero, sé que lo necesito, es mi padre... Forma parte de mi vida, ahora, en este momento, aunque yo esté lejos de él. Termino mi tarea y me echo agua a la cara. El sonido de mi celular me saca de mis pensamientos y no tardo en revisar.

Samuel De Luque:
• Buenos días a mi príncipe Guille.

Me sonrojo y tecleo unos segundos.

Guillermo Díaz:
• Buen día, Señor De Luque. ¿Qué hay para hoy?

Me cuestiono la pregunta mientras me veo el torso desnudo en el espejo. Oh... Chupetones.

Samuel De Luque:
• La cena con mis papás, la que te mencioné ayer... Si al señor Díaz le complace.

Sonrío al celular y mi subconsciente baila de alegría. Es un gran paso. Quizá pueda conocer aún más a fondo al señor De Luque, el padre de Samuel. Solo me ha tocado verlo un par de veces y hemos articulado solo un par de palabras. Me muerdo el labio al seguir viendo las marcas en mi cuerpo... Samuel... Contesto rápidamente el mensaje y tecleo.

Guillermo Díaz:
• Me encantaría (: Pero me gustaría más verte a ti, esta noche.

Samuel De Luque:
• Lo harás.

Me paso la mano por el pecho y ladeo la cabeza. Ah, debo admitir que duele un poco... Es soportable, pero espero poder sentarme esta noche en el comedor de los De Luque. Tomo el celular y salgo rápidamente del baño. No es muy tarde, son casi las nueve en punto. Me pongo ropa cómoda y bajo por las escaleras hasta llegar a la cocina. Estoy hambriento.

• • •

Me acurruco en la silla acolchonada de la habitación. Mis manos en mi regazo, mi mente en otro lugar. No puedo creer que estoy a punto de hacer esto. Mmm... Observo la habitación. Absolutamente blanca con muebles oscuros. Estoy nervioso, muy nervioso. Mamá y Carol están detrás de la puerta. ¿Esto es necesario? Ahhh. Suspiro. Paso mi mano por la mesa y frunzo el ceño. No puedo con esto. Una mujer entra en la habitación. La sigo con la mirada; pelo castaño y piel blanca. Labios rojos y lleva una bata blanca encima de su formal ropa. Es guapa.

─Hola. Mi nombre es Katherine. ─me extiende la mano y le correspondo. Me miro las manos.

─Guillermo. ─susurro sin decir más. Luce muy profesional, debo admitirlo.

─¿Sabes para qué te cité hoy? ─niego con la cabeza y sonrío tímidamente─. Bueno, necesito hablar contigo respecto a tu Padre.

Oh. Llevo la mirada hacia otro lado. Miro el suelo con recelo.

─¿Puedes hacerlo? ─pregunta con dulzura.

Asiento y vuelvo a mirar mis manos. Las siento frías.

• • •

Escucho el timbre de la puerta y me dispongo a correr hacia esta, con un zapato en mano y con el cabello aún húmedo por la ducha que me había dado hacia veinte minutos.

─¡¡Yo abro!! ─grito para después abrir la puerta.

Lo veo, me quedo fascinado con lo guapo que es. Lleva una camisa blanca con unos Jeans oscuros, su típico peinado y una chaqueta de cuero en la mano. Creo que es la que usó en su cumpleaños...

WIGETTA: Amor Sin Esperanza (Libro 1) [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora