CAP. 12: Estupideces.

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CAP. 12: Estupideces.

«Narra Samuel»

Estoy prácticamente en transe, hipnotizado. Estoy frío, congelado, no puedo moverme. Las palabras no salen de mi boca y es que ni si quiera puedo abrirla. Esa voz, esa maldita y patética voz que acaba de hablarme, está acabando conmigo. Está convirtiéndome en basura humana en este momento. Me quedo callado, las palabras no fluyen y me siento totalmente perdido, anonadado. ¿Qué hace el aquí? ¿Conoce a Rubén y Miguel? Muchas preguntas, pocas respuestas. Se ha limitado a seguir hablando. Seguro que notó mi maldito nerviosismo. Suspiro y carraspeo. Lo más prudente sería salir corriendo por la puerta por la que entré, pero algo me lo impide. Es como si tuviera que hacer esto, entablar una conversación con el tipo que tengo enfrente. Y es que por más fácil que parezca, la dificultad sube por cada segundo que pasa. El tiempo transcurre lentamente y siento que pasan horas y horas. Él solo mira hacia enfrente y da sorbos a su bebida. Me preguntó si sabe quién demonios soy. Seguro que no, puesto que no ha volteado en el tiempo que estoy aquí. Pero no puedo arriesgarme, sería algo irónico que después de todo éste tiempo eche a perder todos mis esfuerzos. Guillermo, tengo que irme, digo en mi mente. Cuanto daría por tener el valor para poder decirlo y que Guille lo escucho. Me paso la mano por el cabello y salgo cautelosamente por la puerta. Respiro hondo y cubrí mi cara con ambas manos. Ha sido un momento tedioso y me alegro por haber entrado de nuevo. Trato de olvidar lo anterior, con los mayores deseos de no volver a toparme con él, porque seguro que no pasará toda la noche viendo la vista de los autos estacionados en la calle y dando sorbos a su cerveza casi terminada. Saldrá de allí. Cierro la puerta y bajo las escaleras. Miro a mi alrededor y cientos de rostros desconocidos inundan mi vista. No encuentro a Frank por ningún lado, y es que estoy desesperado, el corazón me late a mil por hora y la adrenalina corre por mis venas. Es como un juego de supervivencia. La tensión se está apoderando de mi y empiezo a buscar a Frank frenéticamente, entre el mar de gente que baila y mueve su trasero en seguimiento con la canción que retumba en mis oídos por los altavoces. Maldita sea Frank, ¡¿Donde mierda te metiste?! Seguro que estará ya metido en un problema con el primer tipo que se topó. Tomo un vaso rojo de quien sabe donde y le doy sorbos, es ponche con alcohol. Está bueno y me viene bien, me siento menos tenso y comienzo a alegrarme. Abro puertas y cruzo por toda la casa pero no hay rastro de Frank. ¿Vale la pena seguir buscando? No tengo ni la menor idea. Ojalá David estuviera aquí, seguro estuviera acompañándome y no habría ningún problema.

─¿Buscabas a alguien?

Reconozco esa voz. Mierda, Frank. Apareciste.

─¡¿Donde carajo estabas?! ¡Te he estado buscando por toda la maldita casa!

─¡tranquilo Samuel! ¡Disfruta la fiesta! ¡Diviértete un poco!

Me dice Frank mientras tira mi vaso con ponche al suelo y me da uno con cerveza.

─Necesito hablar contigo, ahora mismo.

Me esfuerzo por hablar fuerte debido a que subieron el volumen de la musica, es agobiante pero sigo el ritmo mientras doy pisadas suaves al piso y muevo mis hombros siguiendo el tono de la canción.

─Ven conmigo, sé de un lugar donde podemos hablar.

Frank me toma de la mano y nos movemos entre la multitud de gente bailando. Doy pequeños tropezones pero le sigo el paso a Frank, quién camina rápido y empujando a las personas. Salimos del mar de gente y estamos fuera de la casa, donde la música se opaca con el sonido de los grillos y el aire.

─¿Querías decirme algo? Anda, suéltalo.

Carraspeo y me pongo nervioso. ¿Cómo mierda voy a decírselo? ¿Cómo se lo va a tomar? Es difícil aceptarlo, Frank es mi mejor amigo, pero a pesar de eso, es muy difícil, lo que la gente va a decir...

WIGETTA: Amor Sin Esperanza (Libro 1) [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora