-Vamos nena,sube.-me dijo el chico con el pelo verde, mientras me hacía señas que señalaban a la parte de atrás de su Harley negra.
Miré con recelo el asiento acolchado.
-Pero...¡no tengo casco!.-dije.-y encima vas borracho,peliverde.
No pensé que hubiera escuchado esa última frase. Pero me di cuenta que no fue así, porque me dedicó una tierna sonrisa dejando al descubierto su dentadura perfecta y el pequeño anillo que colgaba de su frenillo superior.
-No pasa nada..¿yo controlo este trasto sabes?.-dijo arqueando una ceja.-Por cierto, me llamo Alexis.Me guiñó un ojo y sonreí.
Una parte de mí quería subir a aquella Harley reluciente y sentir por primera vez la sensación de subir en moto y olvidarme de todo por unos instantes.Pero mi lado responsable y maduro no paraba de advertirme sobre las posibles consecuencias que acarrearía subirse a la moto de un extraño guapísimo. Pero esta vez, decidí poner en práctica la maravillosa cita de Carpe Diem que tanto nos repetía mi profesor de Arte y subirme a la moto.
Alexis me cogió las manos y las colocó alrededor de su cintura, por debajo de la chaqueta de cuero, pudiendo notar así su torso bien definido,por encima de la fina camisa negra. Él dió un par de vueltas a la llave y accionó el motor. Ese sonido era el más fuerte que el de las demás motos.
Genial.-¿Lista nena?.-gritó.
-¡¡No!!.-dije asustada.-¡Tengo miedo!
Alexis, a través del espejo derecho, me dedicó una sonrisa y giró el mango para salir a toda pastilla de aquel aparcamiento.
Sentía como todos los músculos de mi cuerpo se tensaban y se contraían, mientras que las luces de Gran Vía te recordaban que la ciudad estaba más viva que nunca. Es una sensación fascinante. Sentirte libre y escuchar el sonido del viento chocar contra la moto y mi fino pelo castaño bailar con él al son del rugido del motor. El trayecto fue corto, pero increíblemente genial.
Aparcó en frente de un bar muy viejo y con aspecto bohemio. Decorado con objetos y cuadros extravagantes, lo que me hizo pensar en que puede que pasara una buena noche.
-¿Te ha gustado el viajecito?.-me preguntó Alexis mientras ponía el seguro a la moto.
-¡Ha sido increíble!.-dije dando saltitos como una niña pequeña.-Y no he tenido nada de pánico ni cosas de esas que me suelen pasar.-reí.
El soltó una carcajada.
-Todo ha sido por logro del conductor.-sonrió.-ah, y lo de que no tenías miedo.. sólo se tenía que ver de la manera en la que te abrazabas a mi espalda.
Se me borró la sonrisa de la cara en décimas de segundo. Mis mejillas me empezaron a arder.
Él notó mi reacción en ese momento y se colocó a pocos centímetros de mi cara.
-Aunque..-dijo con la mirada perdida en el fondo de la oscura calle.-No creo que la razón fuese el miedo, para abrazarme.
Tragué saliva y entramos al bar en silencio. Nada más abrir la puerta una mezcla de olores de incienso y whisky inundaron mis fosas nasales. Vi a los demás riendo en la barra inundada ya por bastantes botellines vacíos de cerveza y vasos con un líquido azul.
-Ya era hora tío.-resopló un chico llenísimo de tatuajes.-¿Qué pasa habéis hechado uno rapidito?Todos los presentes de empezaron a reír a carcajadas del comentario de aquel chico.
-Javi, me parece que Zenda es más.. clásica.-dijo Víctor, el novio de mi amiga.Esta le dió un codazo y se besaron dulcemente.
Me acerqué a la barra para pedir algo, ya que estaba muerta de sed.
-Dime cielo.-me dijo una señora demasiado maquillada para los años que aparentaba.-Un Nestea por favor.-sonreí.
Ella me sonrió y se alejó al final de la barra que parecía interminable.
De repente, los focos instalados alrededor de un amplio escenario empezaron a brillar con fuerza apuntando a un seño vestido con traje demasiado ajustado.
Se aclaró la garganta y empezó a hablar.
-¡Buenas nocheeeeees!.-dijo alargando con ímpetu las palabras.-¡Hoy tenemos a un gran artista con nosotros!.La gente de mi alrededor empezó a aplaudir levantándose de sus asientos y lanzando gritos de admiración.
Un chico con el pelo negro muy desaliñado con sudadera y pitillos negros se acercó al micrófono y se colocó la guitarra por encima del hombro. No alcancé a ver del todo bien al chico que se disponía a tocar al guitarra en ese momento.
Pero me resultaba demasiado familar.

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Yesterday.
RomanceZenda es una chica enfadada con el mundo, por causas que ocurrieron en el pasado y las contiuas burlas de sus compañeros por ser distinta a ellos. Pero tiene un don muy especial. El arte. Hasta que un chico con zapatillas azul neón y con una guitarr...