Capítulo 6.

104 5 0
                                    

No sabía hacia dónde iba exactamente, pero la imagen de Alexis besándome y tocándome invadía mi mente constantemente y se repetía como un disco rallado. Unos pasos constantes seguían mi mismo camino dando impresión que daban grandes zancadas hacia mí. Alexis me atrapó con sus grandes manos y me rodeó por la cintura, volviendo a estar completamente juntos y mirándonos fíjamente.
-Zenda.-exclamó.-Lo siento, no quería ser tan lanzado.. ni haberte llamado eso.

Sus palabras parecían verdaderas e inocentes, pero su mirada expresaba todo lo contrario. Una parte de mí tenía ganas de besarlo y sentirlo, pero esa parte, estaba afectada por las tres rondas y media de chupitos. Y con un largo suspiro me deshice de entre sus brazos y seguí avanzado hacia el bar, para despedirme de Rebeca y encontrar a alguien menos borracho para llevarme a casa y tragarme así, cuanto antes la bronca épica de mi padre y no salir de la cama en todo el maldito día.

Entré en el bar y me abrí paso entre la multitud ebria y me dirgí hacia el lugar que ocupé anteriormente antes de "irme al baño". Sólo ví al chico con el cuello lleno de tatuajes y a un chico de espaldas con una guitarra al hombro. Debería de ser el chico que anteriormente subió al escenario.

-Hola.-dije tímidamente.-¿Sabéis dónde se ha metido Rebeca?

En ese momento los dos chicos se giraron al mismo tiempo.
¡No, no, no, no! ¡El que faltaba! ¿¡Es que no hay otro maldito bar en esta ciudad?!

Ahí estaba. Con su pelo enmarañado como esta mañana.
-Ni idea cielo.-dijo el chico mientras daba un trago.-Creo que se fue justo después de que te fueras al baño con Alexis.
Genial. Perfecto. Si eso, da más detalles.
-¿Alexis?.-dijo Bruno confuso
-Si tío, el chaval con el pelo verde y el septum.

En ese momento Bruno se quedó mirándome fíjamente durante unos segundos arqueando una ceja.
-¿Alexis?.-rió.-Ahora le va enrrollarse con las frikis por lo que veo.

Suspiré indignada, pero decidí no seguirle el juego, no tenía ganas de discutir más.
-¿Dónde hay una parada de autobús?.-pregunté rendida.

-A estas horas no hay atobuses ni de coña.-dijo el chico de los tatuajes.-Pero, si lo que quieres es irte a casa, Bruno tiene coche.

Los dos nos volvimos a mirar y él puso los ojos en blanco y resopló.

-Ahora vengo.-dijo mientras se despedía de su amigo con una especie de saludo que tenían entre ellos.-Dile a Vir que he ido a comprar tabaco.

Su amigo asintió y nos alejamos de la barra entre empujones de la gente, mientras Bruno se despedía de cada persona que veía, hasta que por fin, salimos al exterior y caminamos un buen rato por el aparcamiento. Hacía frío, mucho frío. Pensé que ya estaba un poco más sobria, pero el dolor de cabeza todavía persistía. Le seguí hasta un sitio bastante alejado del bar, y con la llave desactivó el seguro de la puerta del ford rojo bastante antiguo. Abrí la puerta del copiloto y me senté en el asiento de cuero agrietado.
-¿A dónde te llevo?.-exclamó desganado.

Yesterday.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora