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❝Podría decirte tantas cosas... pero si te fijas en la forma en la que te miro, ya deberías saberlo todo ❞ -Eternamente, Pablo Pérez Rueda.
10 de abril de 1912.
Esa misma noche ya habían hecho algunos amigos con los que se encontraban compartiendo la cena. Todos en aquella mesa se habían presentado y hablado un poco sobre cada uno. La idea había sido de Amelie quien fue la primera en comenzar. Poco a poco la gente compartía algunas palabras presentandose. Algunas personas anteriores a Fabrazzio hablo fue una joven rubia llamada Katherine la cual llamo la atención del pelinegro así que cuando fue el turno de Fabrizzio, este le regalaba sonrisas coquetas a la rubia haciéndola enrojecer.
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En el momento que fue turno de Jack y que contaba sus aventuras todos le prestaban atención; especialmente Amélie quién no dejaba de mirarlo llena de admiración y con una sonrisa en los labios. Todos reían por por alguna cosa que dijo Jack quien por cierto le lanzaba continuas miradas a Amélie, encantado de tener su atención.
─Iré a fumar un cigarrillo, ¿me acompañas?─ se dirigió a Amélie.
─Te espero─ dijo y el rubio se levanto de la mesa que compartían regalándole una sonrisa.
Cuando este salió del campo de visión, Fabrizzio interrumpió los pensamientos de Amelie.
─Que estas innamorato di lui. (que estas enamorada de él)─ dijo obvio, mientras que ella se puso nerviosa, sin saber qué decir.─Piénsalo de esta forma; si no te corresponde por lo menos lo sabrás y no te quedarás con la duda de lo que pudo ser, por otro lado si él siente lo mismo los dos ganan.
─¿Soy tan obvia?
─Oh ¿tu intención era ser discreta?─ preguntó con divertido causando la risa de ambos.
