Amelie caminaba por todos los pasillos intentando seguir las instrucciones del señor Thomas sin embargo el camino era muy confuso, casi como un laberinto. Se detuvo frente a un pasillo repleto de habitaciones, intento abrirlas pero algunas estaban bajo llave. Cuando pensaba que no iba a funcionar tiro de la manija se abrió dejando a la vista a Jack esposado a un gran tubo.
─Amelie ¿cómo me encontraste?
─Con ayuda del señor Thomas. ─rectifico.
─Te juro que no robe nada.─afirmaba el rubio casi suplicando que le creyera.
─Lo sé, lo se.─ dijo tratando de calmarlo.
─¿Cómo lo descubriste?
─Jamás dude tí. ─ Aquel acto de amor le dio la última razón que Jack necesitaba para darse cuenta del amor que sentía por Amelie.
─Bien, ahora tienes que quitarme estas esposas, busca en aquella vitrina; e-es pequeña y dorada.─ La pelirroja observaba rápidamente cada una de las llaves.
─Aquí no hay ninguna llave pequeña y dorada.
─Entonces en aquel cajón...
─No hay nada Jack.─ su voz era de preocupación.
─Maldición... escúchame tienes que ir por ayuda.
─No tardo.─prometió y le dio un beso. Salió del cuarto, comenzó a correr y subió las escaleras. Estaba pidiendo ayuda pero el caos en la gente hacia que la ignoraran. Un hombre que al parecer trabaja en el barco se detuvo a ayudarla pero no la escuchaba.
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─La sacaré de aquí, no tenga miedo─ es lo que repetía una y otra vez el hombre jalando a Amelie. Con el estrés de no ser escuchada y de que tampoco la soltaba le dio un puñetazo haciendo sangrar de la nariz. El hombre sorprendido sé limpio.─Púdrele─fue la respuesta que recibió Amelie.
Amelie regresaba por el camino donde encontró a Jack, ya no había un solo ruido más que el de los metales rechinando y el agua meciéndose. No sabía a dónde más ir sin perder demasiado el tiempo. Hasta que pudo ver una hacha en su caja y corrió hacia ella, tomó un tubo que estaba cerca y rompió el cristal, sin importar si se cortaba metió la mano y sacó el hacha, rápidamente volvió a dónde estaba Jack.
Cuando llego a las escaleras el agua ya había subido considerablemente Amelie pasó saliva, se quito el abrigo y bajo. Al hacer contacto con el agua salió un gemido de su boca debido a lo fría que estaba.
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