9

90 12 0
                                    

Ya habían pasado algún tiempo desde la partida de Himiko y parece que terminó cerrando un ciclo o alterado algo en el universo en el sentido de que todo se fue a la mierda ni bien se fue.

Mi relación con Hideaki si bien no pasó a ser algo detestable e incómoda si empezó a ser distante donde ahora éramos nosotros los que debían hacerse cargo de los demás, y era evidente la disconformidad de Hideaki.

Agradezco que no hiciera contacto con sus "amigos" durante los últimos días de Himiko en el lugar y que tampoco se reuniese con ellos mientras teníamos que cuidar de los demás, pero a mi no me toma el pelo, es obvio que se daba escapadas, y con el tiempo unos pocos empezaron a hacerlo tambien.

La vigilancia de las monjas iba flaqueando más debido a la creciente escasez, incluso aprendí a robar obviamente esto me generaba reprimendas pero me estoy alejando del tema, la situación era cortesía de los pandilleros que prácticamente esperaban en la puerta; y la madre Nagano se mantenía a la espera de noticias acerca nuestro traslado o de algún aporte.

La espera parece que nunca terminaría ya que terminaron destinando los fondos a luchar con los pandilleros, que parecían no llamar la suficiente atención como para motivar el accionar de fuerzas mayores.

Era eso o simplemente había algo más grande que los tuviera ocupados, nunca lo sabré. Lo único que recuerdo es la insistencia de Nagano en mantenernos firmes y en mantener nuestros valores intactos, sobretodo enfocándose en la idea de hacer el bien.

Ella se mantenía sobre ese pilar, insistía en que nos enfocasemos en ser buenas personas sin importar qué; para que al final no dejar que lo malo nos defina como seres humanos y de que no suframos cuando toque pagar por nuestros errores sino solo gozemos por nuestros aciertos. Había más por descubrir.

Esta idea termine grabándola en mi mente una noche de lluvia, habíamos logrado comer algo luego de unos días y habíamos perdido tanto la noción de tiempo que no supimos para que nos estaba llamando la madre Nagano.

- Ahhh es noche de anécdotas.

Me sorprendí demasiado, y solo esperé a que inicie tenía el presentimiento de que iba a ser algo importante...

Recordando...

Era una noche y la luna brillaba en todo su esplendor, y toda la comitiva de niños se hallaban sentados en el salón recreativo y la madre Nagano los encabezaba, la misma portaba un tono muy deprimente y con un tono similar hablo:

-Escuchen chicos quiero hablarles acerca de una anécdota que tuve en mis misiones cuando era misionera: Eran épocas secas y calurosas donde el calor lo podias sentir incluso en la madrugada y en una ocasion estando a altas horas de la noche luego que él monseñor declaro fin de la jornada se generó un incendio cerca de la comunidad donde viviamos.

La hierba que estaba seca terminó ayudando al incendio a extenderse más rápido al grado de quemarlo todo y reducirnos a evitar que las llamas se extendiesen y esperar la ayuda. Hicimos conteo de cabezas y terminamos siendo interrumpidos al escuchar un grito cerca el templo y el monseñor me llevó con el para que lo ayudase.

Se detuvo para respirar y tomar agua y prosiguió

-Cuando llegamos a la zona vimos a anciano con un niño en él templo atrapados, él niño no paraba de gritar, él anciano se acercó como pudo a una de las aberturas para que podamos sacar al niño mientras lo calmaba; la estructura comenzaba a ceder y logramos sacar al niño; intentamos ensanchar la abertura para que el anciano saliera y el anciano solo se resigno a esperar lo peor.

El monseñor vio un modo de ingresar al sitio, era alguien muy arraigado a sus principios, y logro ensanchar la abertura con ayuda de su kosei encargandome a mi mantenerla así y cuidar a la niña mientras él intentaba rescatar al anciano que ya se habia desmayado por él humo; ambos ya teniamos ampollas y quemaduras y por él fuego un leño que hacia de pilar se termino derrumbando haciendo caer todo aplastando al monseñor y al anciano adentro y enterrándome a mi junto con la niña en los escombros extinguiendo el fuego que había cerca encerrandome con la niña en una pequeña cavidad, su voz se hallaba entrecortada y ya llorando-se detuvo con un nudo en la garganta

-Crei morir en ese sitio, mi pierna se hallaba atravesada por un leño y mis brazos se hallaban con quemaduras y, me sentia impotente e incapaz ni con mi kosei hubiera podido hacer algo pero escuche a la niña gritar y me calme, y me puse algo en la mente, salvar a la niña, la traje como pude cerca mio e intente calmarla, incluso haciendo uso de mi kosei para entretenerla, ya estaba durmiendome y era un mal signo, puede que no pudiese despertar si lo hacia y moví mi pierna para recuperar él sentido gracias al dolor, ya había perdido la noción del tiempo pero parece que él fuego ya había sido extinguido, no hacia tanto calor pero él aire parece que empezaba a escasear, estuve por dormirme la niña solo sollozaba y con lo que pude

- Cuando desperté ya estaba en el hospital muy desorientada y con suministros de oxígeno, y escuchando todo me enteré del desceso del monseñor; era muy buena gente y durante mi estadía en el hospital siempre me interrogué:
¿Por qué insistió en ayudar al anciano?
¿Que lo conminó a no rendirse? Arriesgarse...
Morir

- Todas esas preguntas no paraban de rondar en mi mente y terminé resolviendo mis dudas el día de su entierro cuando dejó un discurso. Que resumía toda su vida en una sola enseñanza.

Hacer el bien y el bien como tal es mucho más complejo de lo que parece pero, podríamos resumirlo en el hecho de no dejar consumirse por la crueldad que habita en mundo.

- Lamento mucho no poder darles lo mejor o incluso lo suficiente pero por favor les pido, no dejen que el mal los consuma sean honrados en lo que sea que decidan, hagan el bien para evitar que la humanidad que tanto costó construir, y los valores que rigen incluso en todos los seres vivos no desaparezcan.
Por favor háganlo por mí.- termino de hablar y tuve la sensación de que ella dirigía esas me enseñanzas a mi.

Como si hablásemos frente a frente. Aún asi ella parecia estar conciente de que no entendiamos todo de lo que queria transmitirnos y solo hablase por no haber tiempo, dejándonos su charla para la posteridad.

Todos asentimos y corrimos rápido a darle un emotivo abrazo, y yo solo me hallaba pensando.

¿Por qué nos dijo algo así?
¿Se esta despidiendo?
¿Qué va a pasar?

Esa noche me quedé despierto, pensando y armándome más interrogantes y analizando la moraleja que nos dejó, a eso sumado que estuve sintiendo mi punzada toda la noche, talvez por quienes nos rodeaban y no hablaba de los niños en el cuarto.

Todo iba empeorando...

RedemptionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora