🔸36🔸

2K 314 59
                                    

Jun me deja en casa a eso de las diez de la noche. Me propuso comer juntos pero me negué por obvias razones que no le puedo decir. Tampoco le conté sobre mi pequeña conversación con Jungkook en la cafetería. Es que ya sé todo lo que me va a decir. Pero increíblemente, todavía no cambié de opinión. Realmente voy a dejar que mi ex novio venga a mi departamento para hablar a solas. 

— Estoy cansado, en serio — le digo antes de bajar del auto. — Creo que solo tomaré un vaso de leche y me iré a la cama. 

— Sí, mejor, te ves algo resfriado. Eso te pasa por no abrigarte — me regaña. El frío que pesqué esta tarde ya me está haciendo efecto. Me gotea agua de la nariz y me duele un poco la garganta. 

— Ya, mamá — me río. — Te veo mañana. 

— Pasaré por ti a la hora de siempre — me dice mientras me bajo del vehículo. 

— Claro, nos vemos, hyung — le guiño un ojo porque no puedo darle un beso en la boca en la calle. 

Me apresuro a subir a mi departamento y lo primero que hago es darme una buena ducha de agua caliente. Me siento mal por mentirle a Jun pero si todo termina saliendo bien después de hoy quizás se lo pueda contar luego. 

Me arreglo, me pongo ropa casual y por algún motivo no dejo de mirarme en el espejo y pensar si me veo bien. Ni que fuera una cita ¿qué me pasa? También le doy un buen sorbo a una botella de vodka que tengo guardada porque no sé si voy a poder hacer esto con mi ex sin un gramo de alcohol. 

No sé a qué hora vendrá Jungkook, no pusimos ningún horario en particular y literalmente los dos acabamos de salir del trabajo hace un rato. Seguro querrá cenar en su casa, estar con su novio, etcétera. Hasta quizás se le olvide que tiene que venir. ¿Por qué no? De repente me siento un estúpido esperándolo. 

A eso de las doce cuando estoy quedándome dormido en la sala con la tele encendida suena el timbre en mi apartamento. 

— ¿Uh? ¿Jungkook? — pregunto detrás de la puerta. 

— ¿Esperabas a alguien más a esta hora? — lo escucho reír. 

Le abro y está ahí con una bolsita de lo que creo que es comida en la mano. 

— Hola de nuevo — me saluda. 

— ¿Trajiste comida? — le pregunto directamente. 

— Es ramen y de tu marca favorita. Lo puedes guardar si quieres. No tienes que comerlo ahora porque me imagino que ya cenaste. Es una ofrenda de paz para no que me pelees nada más — me dice con una sonrisa. 

Este tonto. ¿Por qué tiene que ser tan lindo? 

— Uh, bueno, pasa — le digo. — ¿Cómo rayos entraste al edificio? 

— Puse el código — responde con obviedad. — Increíble que sigan teniendo el mismo después de tanto tiempo. No es muy seguro ¿sabes?

— Ah, sí, voy a pedir que lo cambien — comento. No puedo creer que hasta el código se acuerde. 

Me dije a mí mismo que iba a tratar de no ponerme nervioso pero al verlo todo lindo y amable en mi casa, me invaden los nervios de inmediato. Es más fuerte que yo. 

Dejo el ramen en la cocina y luego vamos a la sala. 

— Wow, se ve todo muy distinto a cómo lo recordaba la última vez — comenta mirando alrededor. 

— Sí, a veces me agarra la locura y cambio cosas de lugar o redecoro — le explico. 

— Me gusta.

Chico popular - KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora