Parte 2

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Soulmate no destined - Almas gemelas no destinadas

Encontrar a tu otra mitad, lo que para algunos era su salvación, lo mejor que les podía pasar en la vida, mientras que para otros era una tortura, casi una condena. Draco no estaba seguro si lo suyo podría llegar a definirse como una condena, pero no se le podía decir salvación, solo, era algo horriblemente bello.

Harry Potter, el mismísimo Harry Potter era su alma gemela, nadie se lo esperaba, bueno, nadie que no fuera ellos, porque sí, ellos ya sabían que era muy probable que eso pasara, al fin y al cabo, un año de relación no era en vano, pero, de repente, todo pareció acabar.

Las salidas secretas para verse en la torre de astronomía comenzaron a ser cada vez menos, las notas entre clases desaparecieron, esas sonrisas discretas que se dedicaban en todo momento fueron desapareciendo, hasta que simplemente, dejaron de existir.

Draco no estaba seguro de en que momento se volvieron como dos perfectos desconocidos, los silencios incómodos reinaban los momentos en los que antes había risas, ahora solo estaban juntos porque parecía que eso era lo correcto.

Los sentimientos desaparecieron, pero no de ambas partes, Malfoy seguía con sus sentimientos intactos, cada vez que veía a Potter podía sentir ese revuelo de emociones dentro de él, pero una relación no puede continuar si una de las partes ha dejado de intentarlo, al fin y al cabo una relación se conforma mínimo de dos personas, no de una.

Aunque Draco pudo notar algo raro, los ojos de Harry perdieron ese brillo que los caracterizaba, ahora parecían simplemente dos pozos sin fondo, sin sentimientos. Pero nadie más parecía percatarse de ello.

La relación de Malfoy y Potter se fue deteriorando hasta el punto de quiebre, eso ya no parecía más una relación; todo eran peleas, hasta por las cosas más absurdas.

Cuando terminaron más de una persona se alegró, eso fue claro ante los ojos de Draco, pero una más que todas, Ginevra Weasley.

Poco tiempo después de esa ruptura se dio a conocer la nueva relación del héroe del mundo mágico, Ginevra y Harry, la pareja del año, la pareja perfecta según muchos.

Draco creía que era únicamente obra de los celos, pero estaba más que seguro que algo andaba mal ahí, le dijo infinidad de veces esas inquietudes a sus amigos, pero estos solo decían que superara esa relación, de amor no se muere, aunque el rubio no estaba tan seguro de eso.

A pesar de la sonrisa que Harry tenía todo el tiempo en el rostro, y de lo feliz que decía que se encontraba, esa felicidad no le llegaba a los ojos, seguían pareciendo vacíos, aunque, cuando veía a Malfoy, estos se seguían iluminando un poco, recobraban un poco de ese brillo perdido, pero nadie prestaba la suficiente atención como para percatarse de esto.

Malfoy con el tiempo se dio por vencido, todos los planes que tenía a futuro con Harry, el escapar juntos, para que solo fueran ellos dos contra el mundo, tener una casa a la que pudieran llamar hogar, todo eso había desaparecido en lo que parecía haber sido un abrir y cerrar de ojos, ahora solo quedaba el vago recuerdo de aquello.

Después llegaron las responsabilidades, Draco necesitaba una esposa y heredero para poder continuar con el legado de los Malfoy; y a decir verdad a él no le importaba nada ahora, había perdido todo lo que alguna vez llegó a considerar importante en la vida, así que seguiría con las tradiciones ¿qué mas le quedaba?

La mirada esmeralda y plata en algún momento dejó de juntarse, y en ese mismo instante perdieron el brillo que las llegó a caracterizar en algún momento, siguieron sus vidas por separado, eran almas gemelas no destinadas como dirían muchos, eran para estar juntos, pero al parecer el destino no lo había querido así.

O bueno, no fue el destino el que eligió, fueron otras personas lo suficientemente egoístas como para separarlos.

Porque el destino no le dio amortentia a Harry para separarlo de Draco, el destino no hizo un trato con Ginevra Weasley para que separara a la pareja, el destino no había querido separar a una pareja solo para poder seguir con un legado sangre pura absurdo.

El destino no se llamaba Lucius Malfoy.

La amortentia podía llegar a falsificar el amor, pero nada podía ser perfecto, porque no importara que hechizo o poción usaran, el brillo en la mirada que una persona tiene al ver a alguien que ama no puede ser falsificado.

Angstruary - DrarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora