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Un vacío en el corazón persiguió a Ukyo durante todo el trayecto hasta Deneb, haciéndolo sentir infinitamente solo a pesar de la nueva esencia que lo acompañaba.

A pesar del alfa que caminó a su lado.

Hyoga no le parecía un partido terrible, de hecho, le sorprendió que con lo callado que aparentaba ser tuviera la iniciativa de acercársele y proponer marcarlo en el instante en que se vieron. Tal vez porque le pareció tierno lo aceptó; o en contraste, formar parte de un harem le parecía más aterrador que quedarse sin pareja... Fuera cual fuera el motivo de mayor peso, lo cierto era que se desilusionó ante las palabras de Gen respecto a los destinados y eso lo orilló a tomar una decisión apresurada.

Si bien no conocía completamente los detalles de su historia ya que en sí mismo Asagiri era un tabú en la ciudad, entendía los motivos por los que pensaba de esa forma y desdeñaba todo cuanto tuviera que ver con el romanticismo entre alfas y omegas. Estaba de acuerdo en varias cuestiones y aun así no pudo evitar culparse por escucharlo, puesto que si hubiese esperado un poco más antes de ir a Hyoga y aceptar su propuesta, quizás estaría andando al lado de ese alfa con aroma a madera y cítricos.

Fue una experiencia dolorosa. No tenía punto de comparación al no haber sido marcado antes, sin embargo, casi podía asegurar que ningún omega sintió el mismo dolor en el pecho que él cuando fue mordido por Hyoga, instante en que cruzó miradas con ese alfa que era... O, mejor dicho, fue su otra mitad. Al menos se alegraba que estuviera al lado de Amaryllis, una linda omega dominante y el epítome de lo que todos en Vega debieron convertirse.

Sí... Quizás el universo tuvo piedad al responder su duda y para mantener el equilibrio se volvió hostil al separar sus caminos.

Porque destinados a conocerse no significa destinados a estar juntos.

⁘ ⁘ ⁘

— E-esto... Ha... Esto es absurdo al diez mil millones por ciento —se quejó el alfa entre jadeos—. ¿Por qué mierda nos hacen caminar por un puente de cinco kilómetros? ¡La teleportación* lleva siglos existiendo!

— ¡No hables y concéntrate! ¡¿No se supone que eres un alfa?! —reprendió el omega apretando la mandíbula.

A un tercio del recorrido, Gen prescindió de las sandalias y prefirió andar descalzo dada la negativa de Senku por cargarlo en su espalda. A los dos tercios, Senku hizo lo mismo con las suyas ya que comenzó a formarse ampollas debido a la fricción de los calcetines tabi; finalmente, en los diez minutos que restaban para llegar a la frontera de Deneb, Senku consideraba seriamente pedirle a su omega ser él quien lo cargara, pero gracias a su orgullo lo más lejos que llegó fue aceptar apoyarse en sus hombros.

— Los dominantes son quienes presentan una buena condición física innata, nosotros necesitamos ejercitarnos para igualarlos, cosa que no me interesa ni un milímetro —respondió entre dientes.

— Pues deberías empezar a considerarlo, Senku-chan. ¿Cómo es posible que en una hora estés al borde de la muerte?

— No he dormido en los últimos tres días, es algo esperable.

Gen volteó a verlo y comprobó que debajo de sus ojos dos medias lunas se asomaban. Examinando su rostro a detalle sí resaltaba que el alfa no tuvo un buen descanso últimamente, pues además de que su piel no presentaba buena coloración, después de la charla inicial sus respuestas fueron monosílabos, no por desinterés, sino por fatiga.

— Eeeh~, ahora que te veo de cerca debo decir que los años no te sentaron nada mal. Dime, antes de encontrarte conmigo ¿cuántos omegas se te insinuaron? —preguntó haciendo puchero.

Al cruzar la Vía Láctea/SenGen AU Omegaverse Donde viven las historias. Descúbrelo ahora