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— ¡Espera! —miró a Amaryllis y ella le sonrió en el espejo—. Entonces ¡¿tú no estás verdaderamente emparejada con Ryusui?! ¡¿No se supone que eres la omega perfecta de Vega?

— Sí, soy la más bonita de todo el Instituto, pero extrañamente me siento ofendida por tu comentario.

La castaña cerró los ojos y emitió un suspiro dramático; para cuando los abrió de vuelta, Gen sintió un escalofrió recorrer toda su columna ante el cambio drástico de expresión. Que Amaryllis aceptara sin tapujos el título de la más hermosa de Vega no se trataba de narcisismo, sino de un hecho que unánimemente se aceptaba por sus rasgos físicos, comportamiento refinado y gracilidad innata. Por tal motivo, cuando su gesto fue de alegre y dulce a uno hostil lo sorprendió.

— Gen, tú más que nadie sabe el fastidio que es escuchar día y noche lo que esperan de nosotros por ser omegas —continuó prescindiendo de su habitual tonada empalagosa—. Cuando fui al Tanabata estaba decidida a no emparejarme con nadie, y por azares del destino encontré a Ryusui antes de que acabara la fiesta. Me ofreció la alternativa de dejar Vega sin tener que depender el resto de mi vida de un alfa que apenas conocería de nombre, ¿no lo habrías aceptado si estuvieras en mi lugar?

— ... Sí, tienes razón. Yo más que nadie lo habría aceptado —Senku desvió su vista a la ventana al escuchar su confirmación; Gen continuó con su rostro brillante—. Debo aplaudir tu actuación, Amaryllis-chan. Engañaste a todo el Instituto y evitaste problemas durante tu estadía~.

— Fue la mejor forma que encontré para sobrellevarlo, y sinceramente envidio tu convicción al enfrentarlos directamente, eso siempre me pareció impresionante. Yo nunca podría hacer lo que tú, ni siquiera algo tan simple como usar la ropa de los alfas; que, por cierto, me encantó como te veías —confesó acompañado de un guiño.

— Lo sé, la diseñadora que la confeccionó es estupenda~ —le sonrió—. Creo que nos llevaremos bastante bien, Amaryllis-chan.

— Lo mismo digo.

La apretada línea que mantuvo Amaryllis en sus labios se curvó en una sonrisa el escuchar su última frase. Lo admitió, esperaba la comprensión de Gen pese a no ser trascendental a esas alturas, pues su decisión ya había sido ejecutada. Sin embargo, al sentir una especie de fanatismo oculto por el chico, de quien se tomaban el derecho de murmurar a sus espaldas diciendo que estaba destinado a cargar la etiqueta del peor omega que pudo existir, lo requería para continuar.

Ambos estaban en cada extremo de la balanza que medía la perfección en Vega y acabaron por coincidir en el fondo del abismo, cada uno pagando precios diferentes por la inconformidad que sentían. Y después, cómo la cúspide de la ironía, encomendaron a dos alfas su última esperanza de ser liberados; el par de hombres quienes eran la contradicción de lo que su naturaleza dictaba ser les dieron la oportunidad de forjar una simbiosis.

— Ya que van a llevarse tan bien como dicen, podrías aprender de ella cómo aparentar mejor frente a otros, Gen —le sugirió Senku.

— ¿No la escuchaste? A Amaryllis-chan le gusta mi faceta rebelde, por lo tanto, la conservaré~.

— ¡Jaja! Estoy de acuerdo en que hay que ser fieles a nosotros mismos, pero esta vez coincido con Senku, no podemos arriesgarnos a ser descubiertos en Deneb —expuso Ryusui—. Para poder continuar con la investigación sin problema debemos mantener un perfil bajo, y esto implica hacer nada que llame la atención de los NIRA.

— ¿NIRA? —preguntaron los omega al unísono.

— Son robots que patrullan la ciudad.

— Los implementaron desde que la primera generación de castas se mudó —completó Ryusui a Senku—. Es el primer recurso de la policía y se encarga de contener disturbios, por ejemplo, si un omega presenta su celo inesperadamente en un lugar público lo aleja de los alfa, aunque también sirven a los betas.

Al cruzar la Vía Láctea/SenGen AU Omegaverse Donde viven las historias. Descúbrelo ahora